jueves, 27 de diciembre de 2007

París?


- Me encantaría estar uno o dos años en Paris.

- ¿Has pedido alguna universidad de allí?

- Sí, dos...

- Mmm! Un atico en Paris.

- Un ático? Vale, pero si te vienes tú. No puede ser pasar dos días calentitos porque estés tú de visita, y el resto del año pasando yo solo frío.

- ...

- Vente a Paris conmigo. Aprenderías francés y mejorarías el inglés...

- ...

- Podemos probar una temporada cortita... O sino... Yo puedo pedir uno o dos meses en Granada, si te vienes conmigo podríamos probar... Estaría genial poder estar juntos.

- Sí, sería estupendo. En París o en cualquier sitio en el que estés...

- En cualquier lugar sería genial estar contigo... Me hace ilusión pensar en cuando podamos estar así...


Y, a pesar de estar en una cafetería llena de gente y tener la mesa en medio de ambos, no podía dejar de besarle y acariciarle. Y dejar que me clavase esa mirada que me desarma, que me vuelve idiota, que me deja sin palabras, que me corta la respiración...


Y aún sigo sin reaccionar. Nosotros nunca hablabamos de futuro juntos. Nunca. Me ha pillado por sorpresa. Y la conversación siguió, y se vieron algunas posibilidades, intentando poner facilidades. Y también me contó su negativa a irse a EEUU aunque su jefa le había insistido en que podía ser una oportunidad. El comentario de ella sospechando que algo había para que descartase esa posibilidad... Y, sobre todo, pensar en tenerlo todas las noches, todas las mañanas, todas las tardes. Y saber que él también quiere eso, necesita eso igual que yo.


Al final se impondrá la cordura y la cobardía, y esperaremos a hacer las cosas sobre seguro, pero anoche me hubiera ido a cualquier lugar que me pidiera, a buscarme la vida como pudiera.


(Un ático en París, en el barrio latino, con vistas a Notre Dame y al Sena...)


miércoles, 26 de diciembre de 2007

Navidad.


Llevo eludiendo unos días escribir esta entrada porque no sé que decir en ella, pero se me está haciendo tarde así que lo que salga, salió.


Para mi la Navidad siempre ha sido una época estupenda. Me gustan las cenas alrededor de una mesa bien preparada, con mis tios y mis primos, mis padres, mis hermanas... Eso sí, se echa mucho de menos a la abuela, aunque ya haga 8 años que murió. Llenaba cualquier habitación.

Pero no importa, siguen siendo buenas fechas. Nos reimos mucho juntos. La familia se ha ampliado. Una prima segoviana con su familia que lleva ya 2 años en el sur y que pasa las fiestas con nosotros. Algunos novios que cenan con nosotros... A cambio, alguna noche alguno de mis primos cenan en casa de sus novios con lo cual perdemos comensales. Pero siempre nos reimos muchiiisimo.


Luego está la magia que rodea estos días. Me resulta más facil soñar, volver a ser niña. Aunque este espiritu navideño no hace que me gusten los adornos navideños, que salvo alguno discretito, suelo odiarlos. Y más cuando ahora les ha dado a la gente de mi pueblo por decorar sus puertas como si fueran arboles de navidad. Todo luces de colores y papá noeles por todos lados... Da miedo.


Y los Reyes... Adoro esa noche. Adoro la parafernalia que nos montamos en casa para dar los regalos y me encanta cuando consigo comprar o hacer ese regalo que nadie esperaba y que sé que querían y se les ilumina la cara... No siempre es fácil, pero hay veces que se consigue. Y eso sí que es magia. La última vez fue en el cumpleaños de mi hermana. Cumplía 30 añazos y le hice una postal de felicitación tamaño cartulina con algunas de sus fotos preferidas y con la canción de Amparanoia


A los 30, la mujer, es una flor preciosa que fue tomando color y su brillo te ahoga. Madre, amante, amiga, trabajadora quiere un mundo mejor, y lo quiere ahora...

Fue una tontería que se me ocurrió y que me dió mucho corte darle por ser una ñoñería, pero cuando ví que se le caían dos lagrimones y como me abrazaba... Fue genial.


Así que sí, me encantan la Navidad. Estas dos semanas no me la consiguen estropear ni el consumismo ni la invasión yanki... Y más ahora cuando, después del mes de agosto, es la temporada más larga que tengo para estar con mi EL. Las navidades pasadas fueron sorprendentes para mi, nunca había celebrado así las fiestas. Y estas, siguen siendo tan o más sorprendentes, porque aunque se repita la imagen del año pasado, me sorprendo de que sea aún mejor de lo que recuerdo del anterior.


Así y sin más divagaciones... Felices Fiestas a todos. Sacadle partido, que siempre hay alguna forma. Algo bueno a lo que agarrarse.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Una entradilla con dedicatoria.

Pasando de preludios, mi jefe (compañer-amigo) se ha ido. Ha dejado la empresa. Ahora tiene un curro mucho mejor, menos estresante, más interesante y con mucho prestigio. Y es que el niño es un coquito (no hay que olvidar que tiene 25 años, y por su propio esfuerzo, sin enchufes ni padrinos, ha pasado a ser Director de la delegación sur (Andalucía, Extremadura y Ceuta y Melilla) de un Instituto importante en el sector de la construccióna nivel nacional) Ahora se codea con los profesores universitarios que lo puteaban en la carrera, con el consejero de industria, etc etc etc. Y no os creais que se lo tiene creído. Que va! Es uno de los tíos más humildes que conozco.




Me alegro mucho por él, sobre todo porque ahora tiene más tiempo libre para dedicarse a hacer lo que le gusta, y porque está estudiando el doctorado que era lo que quería. Pero a mi me ha dejado un poco sola. Hablamos de vez en cuando por teléfono y nos mandamos emails, pero no es lo mismo. Suele ser todo mucho más frío.




Ayer cuando llegué a casa y lo vi conectado en el messenger me alegré. Estuvimos hablando cerca de una hora. Al principio banalidades y bromas, pero después se puso serio y dijo que me echaba mucho de menos. Y yo a él, claro. Era mi confesor. (ERAMOS nuestros confesores) Y sé que es eso lo que más echa de menos, tener a alguien a quien contarle todas sus paranoias mentales. Alguien con quien desahogarse. Y es que él siempre está cuidando de todo el mundo. Todo el mundo necesita su ayuda, y que él solucione los problemas. Y de vez en cuando necesita a alguien que le descargue de ese peso.




Tiene novia, y es una chica estupenda. Pero hay algo que me fastidia de ella, y es que no sabe ver la necesidad de que lo cuiden a él. Es inteligente, guapa, divertida, pero es egoísta. O a lo mejor es que no sabe ver esa necesidad de él porque él no se abre del todo. No sé que será pero me da rabia ver que se siente desamparado. Quizás por eso le tomé más cariño. Yo y mi familia, que siempre me preguntaban mucho por él. Creo que despertaba algo así como un instinto maternal. Suena a coña, lo sé, pero no es la primera vez que me pasa. Hay personas a las que dan ganas de proteger, y él es una de ellas.




También hablamos de eso que seguro que más de uno está pensando al leerme. También hablamos de que más de uno, al vernos tanto tiempo juntos y con tanta confianza (casi tanta como con mi EL o mi mejor amiga) seguro que pensaban que andabamos liados. Lo dijo él, supongo que porque la novia se puso un poco celosa por una nota de despedida que le escribí y que ella leyó. Yo soy así. Si siento que voy a echar de menos a alguien porque es una persona especial lo digo. Porque es importante hacer saber a la gente que no te deja indiferente. Y siento mucho haber provocado celos, aunque sean mínimos. Estoy enamorada, y mucho, de mi EL, y quizás por eso de estar tan segura de lo que siento, me da igual lo que piensen los demás. Así que si alguno ve algo más que amistad en este post, que no se preocupe, hay más que amistad, cierto. Forma parte de ese pequeño grupo de amigos (2,3 incluso 4 personas) con las que formas una familia. Pero no estoy, ni me voy, a enamorar de él, porque ya lo estoy de otra persona que es tan o más especial que él. Ese que llena cada día todo lo que hago y que consigue que me guste a mi misma un poquito más cada día.


Y lo único que siento de esta posible erronea impresión, es que mi EL o su chica se preocupen sin motivo.


A todo esto, esta Navidad, pasaré un diita por Sevilla (ya sabes, Mara, avisaré) para que quedemos los 4. Mi jefe y mi EL se conocen y se caen muy bien. Y a mi su chica, salvo porque me gustaría que lo cuidase un poco más, también me encanta. Así que a patinar en Nervión y a dar una vueltecita en Kayak por Sevilla. Si no me ahogo, os contaré que tal ha ido el día.


Ah! por cierto. Solo 4 personas de mi ambito saben que tengo un blog: mis dos hermanas, EL y mi jefe. No imaginais la que me dio ayer por no darle la dirección para entrar. Menudo plasta!! jeje Quizás por eso decidí hacerle la entrada. En realidad nunca le había dedicado una sólo para él.


Besos a todos, espero que no os hayais aburrido mucho leyendo mis divagaciones.






martes, 18 de diciembre de 2007

Vayamos por partes...

Estaba yo blogueando tan tranquila (y escaqueandome momentaneamente del curro, no sólo de pan vive el hombre-ni la mujer) Pues eso que estando yo blogueando llego al blog de Angel y que me encuentro? Pues que al muchacho le ha dado por hablar de culos, tetas y partes favoritas del cuerpo. Y considerando que venía de leer a yaves que hablaba de mentes sucias, de su chico y de la lactancia... Pues nada, que mejor que seguir trabajando escribo un poco que así no hay quien se concentre.

Y estaba yo planteándome mis partes favoritas del cuerpo, y me he dado cuenta que tengo que hacer una distinción. Por un lado está las partes favoritas del cuerpo masculino en general y por otro las de mi ÉL en concreto, porque no coinciden. Y es que no puede ser, toda tu vida teniendo un ideal de tío, trabajandotelo y demás, para acabar contradiciendote a los 23.

Pero bueno, a lo que ibamos. Siempre me han gustado los ojos. Era lo primero en lo que me fijaba, siempre. A los quince pensé que me pirraban los ojos azules y verdes (por lo llamativos) Pero claro, luego creces y te das cuenta que ni ojos verdes ni azules, que lo que te gusta es que los ojos sean expresivos, vivos... Y sobre todo, que tengan esa capacidad de clavarte la mirada y desnudarte por dentro. Y no, no me refiero a babosos con mirada de rayos x, que hay algunos que parecen que la tienen y que te están haciendo un escaner, los hijos de su madre. Sino esos ojos que te dejan indefensa y te vuelven tartamuda.

Las manos. Me encantan las manos de los tíos. Manos grandes, curradas. Muy masculinas. Esas que con sólo rozarte la espalda te cortan la respiración. Cuando un tío sabe agarrar se nota. He bailado algo, me gusta la salsa y estuve en clases años ha. Y ahí se notaba el tío que lo hacía con seguridad, firme pero suave... El que te destrozaba con sus manazas o le gustaba pasarse siempre más abajo de lo debido... Como el capullo de G que me dijo en su primera clase, no es que a mi me gusta más agarrar por aquí (ya, claro y a mí que me toque bailar con Fran y no contigo, que se le va a hacer, sube la manita medio metro para arriba si no quieres que te la corte). Pero eso, unas manos fuerte me dan confianza y me excitan un montón. Por eso cuando veo unas manos grandes, con una pulsera de cuero o de hilo y un anillo en el dedo gordo... Ay! Se me va la vista detrás.

El culo. Me encantan. Y desde hace un tiempecito, me gusta más tocarlos que mirarlos. Bueno, tocar uno en concreto... que no veas que culito tiene el niño, será que monta en bici...

La actitud. Y aquí se complica la cosa. Son muchas cosas las que me gustan, pero hablando de la primera impresión... No sé, me gustan esos tíos que parecen muy interesantes, muy seriecitos y profundos. Quizás, también, me suele gustar (y esto porque me enternece) el aire tímido.

Uy! se me olvidaba. También me gustan las mandibulas. Esto es algo más del subconsciente. Porque no es que me gusten las mandíbulas anchas, bien marcadas, en sí, pero es verdad que casi todos los tíos en los que me he fijado la tienen así. Huesos bien marcados. Muy masculino también... Si al final voy a resultar toda una retrógrada en busca del hombre de las cavernas!!! Me estoy dando miedo.

Y ahora en concreto de mi ÉL. Mis partes favoritas, lo que más me ha gustado.

Su voz. Eso seguro en primer lugar. Es curioso porque nunca me había fijado en las voces de los tíos. Ni siquiera en la suya. Y es que, de hecho, la voz le cambia cuando estamos con los colegas todos juntos, a cuando hablamos los dos solos. Cuando estamos solos y comienza a contarme alguna anecdota, o intenta explicarme alguna teoría, o simplemente intenta abrirse un poquito para mi... Entonces se le vuelve la voz más profunda y más suave, y me relaja un montón escucharle. Es como llegar a casa y encontrarse la chimenea encendida y liarse en una manta. Puede tronar fuera, diluviar, lo que sea, que tu te sientes protegida contra todo. Cuando me habla así, ya sea de monjes budistas o de lo que comió ayer, siento que todo va ir bien. A veces consigue que tenga esa sensación hasta por teléfono.

Joder, que me ensimismo! volvamos a la realidad, otra parte (Dios me siento Jack El Destripador, diseccionando tíos en vez de putas)

Sus manos. Aquí si coincide con mis gustos generales. Y es que tiene las manos grandes y fuertes. Y tiene bastante fuerza. Me gusta cuando me levanta con tanta facilidad y me coloca donde él quiere. Y me gusta cuando me da masajes en las manos (es una caricia muy curiosa) o me da pellizquillos en el reverso de las manos. No sé, son dos caricias muy personales. Y sí, Angel, también me encanta cuando me coge el culo ;).

Su boca... Jejeje, Vaaale esta es trampa. Creo que esta no se puede contar.

Su espalda. Tiene unos hombros increíbles, y no es de gimnasio, es estructura osea natural. Nunca me han gustado los tipicos musculitos de gimnasio, no sé, me parecen artificiales. El, sin embargo, tiene la espalda ancha pero muy natural y desde siempre me ha gustado eso de él. Perderse, recorriendosela a besos es un lujazo...

(No sé para que me he planteado escribir este post, si es que me pierdo, Dios mío, me pierdo...)

Su actitud. Y no es ni tímido, ni le gusta parecer chico interesante y seriecito. Al contrario. Le encantan las bromas, no para quieto y es capaz de entablar cualquier conversación con cualquier persona que le presente. Tiene mucho mundo, y eso sí me gusta de él. Y es de fiar. En todos los sentidos. Es un buenazo, aunque cuando quiere le echa una cara dura... Y eso también me gusta. Le gustan las cosas muy claras, no es nada zalamero. Antes se calla que decir algo en lo que realmente no cree. Y bueno... esto es demasiado amplio, y no corresponde a una parte sino a un todo, así que mejor no sigo por aquí. Ya está siendo excesivamente largo este post.

Y bueno, también me gustan su culo, sus brazos, sus ojos (su mirada concretamente, pero por su ternura, ojos claros como dijo una vez yaves), su flequillo...

Demasiadas cosas...

Y ahora, os toca a ustedes. Que partes os gustan de los tíos/tías??

viernes, 14 de diciembre de 2007

Tengo un ala de hada.



Era el ala de un hada. Estaba segura. Es cierto que esta afirmación puede resultar dudosa considerando que nunca he visto una. Y aún más para todas aquellas personas adultas y racionales que niegan la existencia de todo aquello que no han visto con los ojos. Incluso puede haber algún "in-sensato" que, riendose de mi inocencia- ingenuidad o estupidez, que lo llamen como quieran- diga muy convencido que tan sólo es una hoja seca.

Bah! Tonterías! Es el ala de un hada. Lo supe en cuanto la vi.

Tiene forma de hoja de árbol. Es alargada y una fina redecilla de fibra vegetal, casi transparente, la recubre. Está claro que perteneció a un hada de bosque. No hace falta ser una experta para saberlo.

Se ve extremadamente frágil. Casi da miedo tocarla. Parece que se te va a deshacer en las manos.

Recuerdo bien la primera vez que la vi. Cuando la encontré entre las hojas de un libro prestado, quise robarla... Pero me pudo la conciencia (maldita traidora!)

La noche que devolví el libro, lo hice con ella entre sus páginas. Sin embargo, en mi cabeza la imagen seguía bien fija, rebotando, exigiendo atención.


- Chicos... ¿de quién es la hoja seca?


Pregunté prudente. Una no puede ir diciendo a un grupo de adultos racionales que dentro de un libro hay un trocito de hada. Son demasiados "serios" e inteligentes para creer en la magia, los cuentos y todas esas cosas que no pueden demostrar con su querida ciencia. ¡Menuda tontería querer entenderlo todo!


Tras mi pregunta los ojos de mis amigos me miraron sin entender.


- ¿Hoja? ¿Qué hoja?- Preguntaron las dos chicas.


El chico no dijo nada, sólo me miraba. Sonrió.


- Es mía.


Y en su sonrisa había algo más. Sus ojos decían "No disimules. Sé que tú también te has dado cuenta de que no es una simple hoja"

Y aún así me regaló ese pequeño tesoro. Y como tal lo guardo.

Sólo hay una cosa que me inquieta. ¿Puede vivir un hada sin una de sus 4 alillas?

jueves, 29 de noviembre de 2007

Mujer Puzzle

Mujer Puzzle, de Atenea Crisoelefantina. Gracias por el préstamo.

"Sonrisa puesta y ojos risueños. Risilla intercalada cada dos frases
y siempre dispuesta a regalar una carcajada. Cualquier pique
recibe como respuesta una imagen, bien clarita, de una lengua.
O un mohín airado, demasiado exagerado para ser creíble.

Cabezota. Para lo bueno y para lo malo. Algunas
discusiones se eternizan. Si se decide que se va
a conseguir algo, no importa lo que se tarde,
a por ello hay que ir. Ceño fruncido ante problemas
sin resolver. Mirada obcecada a la pantalla del
ordenador cuando el p... descuadre señala 0.01.

Indecisa. Insegura. Los nervios a flor de piel siempre. SIEMPRE.
El estómago y el sueño se resienten. Días sin comer y noches de
mil vueltas en la cama. Los engranajes del cerebro siempre
crujiendo. Ideas rebotando constantemente en la cabeza.

Serena. El control de la situación siempre en
las manos. Con una "aparente" capacidad
para la calma. Nadie adivina el nerviosismo.
Siempre saliendo de la boca la palabra precisa.
(Aunque por dentro, y esto es un secreto, mil
demonios trastoquen tu funcionamiento)

Decidida. Valiente. Tomar decisiones y saber que se
llevarán a cabo. Contra vientos y mareas. Aunque
por dentro se tiemble, se dude y el germen del
arrepentimiento intente hacer mella.

Capaz de decir lo siento. Diciéndolo sincera, con la mirada fija y el corazón abierto. A veces la decisión y la cabezonería nublan la visión. Pero siempre hay alguien que ayuda a abrir los ojos. Nunca negarse a decir lo siento.


Llorica. Esa lágrima fácil mojando la almohada,
mientras los brazos abrazan a las rodillas o a ese
peluche tan acostumbrado a la salobridad del llanto.

Fuerza. Genio. Nunca aceptar que algo duele. Ironía
ante los envites. Reirse de todos, de todo y de ti.
Mirada alta y paso firme.

Responsable, seria. Siempre saber que palabra está
de más y cual está de menos. Compostura perfecta.
Saber estar, saber hablar. Casi elegancia.

Rídicula. Con esa capacidad sorprendente para meter la pata.
Boca grande. Torpeza continúa. Tropezones, caídas. Manos
de trapo.

Activa. Con mil cosas proyectadas. Aficiones de todas clases.
Un día pintar. Otro, escribir. Al siguiente, clases de baile.
Hacer aerobic. Salir a andar al monte
.

Pereza absoluta. Diez minutos después de sonar
el despertador, seguir envuelta en las sábanas.
Sábados de apuntes sobre la mesa y tirarse en el
sofá. Cualquier actividad es excesiva si supone algo
más que cambiar de canal. Tres dibujos a óleo sin
acabar. Eludiendo amigos que proponen noches
de marcha.


Marchosa sin remedio. Loca por un lugar con amigos
y música. No parar de moverse en toda la noche. Pies
destrozados, caras desencajadas de las risas. Ignorando
el sueño y las punzadas de las piernas.


Loca. Infantil. Corriendo, dando vueltas, riendo.

Al lado de cualquier niño, ser más niña aún.

Dislocar a todos y acabar con el corazón a mil.

Mareada de tanto saltar, gritar y dar vueltas.


Soñadora. Con ganas de creerse todo. Creyendo en la magia
(y en las hadas, ;) ). Dejando volar la imaginación hasta límites
insospechados, hasta que "la realista", esa otra pieza del puzzle,
obliga a ser consecuente con la edad. Y entonces se acaba la
diversión.


Dulce y tierna. Con esa capacidad para acurrucarse en los brazos de él. Perdiendose en un beso, en un abrazo. Inventando mil caricias nuevas. Siempre soñando con sus manos y su boca. Con su cuerpo entero. Suspirando enamorada."
Éstas y muchas más soy. Un montón de piezas de puzzle contradictorias. Un puzzle que parece imposible ver completo. ¿Mil caras para una sola moneda? Algo así. Quizás solo una palabra pueda resumirme: Contradicción.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Silencios.

Primero de todo, dar las gracias a Nicolás, por prestarme esta entrada. No lo he escrito yo, lo escribió él hace mucho, pero la casualidad ha hecho que precisamente hoy lo haya encontrado. Otro día, quizás no hubiese significado tanto para mi. Pero hoy me siento un poco como esa chica, esa mujer que necesita el afecto y la pasión. Y hoy me ha dado por pensar que quizás yo también un día pase a ser un silencio, una pregunta sin respuesta, una llamada perdida.
Me gustó mucho Nicolás y gracias por darme tan rápido tu permiso para robartela.


"Sonó la cerradura de la puerta, un giro a la izquierda, dos a la derecha, y esta cedió al empuje. Pasos, pesados y cansinos. “Hola Buenas noches”.- Alberto se te acercó y dejó un suave roce en tus labios. “¿Qué tal el día?, ¿que hay para cenar?”. Cuando te quisiste dar la vuelta para verle solo distinguiste su espalda camino del dormitorio, “Judias verdes, ¿te apetecen?” “Si, claro está bien”. Pusiste la mesa la garrafita del vino, dos platos, dos tenedores, dos cuchillos, dos servilletas. Alberto sonrió, “Tiene buena pinta y bien ¿tu día?” Más tu cabeza pensaba.. “ mi día, mi día, cuatro paredes, tres electrodomésticos y tú, ese es mi día esos son mis días.” La cena acabó como todas las noches, él se fue a encender la televisión, mientras tú recogías los platos, oíste el rutinario sonido del presentador del telediario, él en su sofá y tu en el tuyo. Tic, tac, tic, tac... Hora de irse a la cama, un beso, un buenas noches, tú te acercas esperando una ración de amor, algo que al menos te hiciera sentir, pero sólo dos palabras de él: “Estoy cansado”, se levantan como un muro infranqueable, y te das la vuelta para sumergirte en un sueño húmedo donde otras manos y otro cuerpo te hagan vibrar, recordarte que aún no estas muerta, que vives y gozas.

Sonó la cerradura de la puerta, un giro a la izquierda, dos a la derecha, y esta cedió al empuje. Pasos, pesados y cansinos. “Hola dijiste” y él respondió con un seco “¿Qué tal?”, “¿Un mal día?”, “Si creo que no cenaré”. A la mierda 3 largas horas, tu trabajo, tus ánimos y tu sudor. Te acercaste e intentaste besarle, un poco de calor, de apoyo, “Déjame, no estoy de humor, creo que me ducharé y me iré a la cama”. Te miraste en el espejo, las arrugas empezaban a cruzar tu frente y el cansancio hacía mella en la textura de tu piel. Recordaste aquellos días en los que no notabas que abría la puerta y de pronto algo caliente y húmedo recorría tu nuca sus manos abarcaban tus pechos, su cuerpo se pegaba al tuyo y la cena, la cena.... podía esperar, sentada en la encimera te hacía el amor como si fuera la primera vez, como si fuera la última vez que te lo haría.

Sonó la cerradura de la puerta, un giro a la izquierda, dos a la derecha, y esta cedió al empuje. Pasos, pesados y cansinos. “Hola... ¿Hola?... ¿Hay alguien en casa?...”Sólo quedó el eco de la puerta al cerrarse."

viernes, 23 de noviembre de 2007

Hay que ser realmente idiota...


"Hace años que me doy cuenta y no me importa, pero nunca se me ocurrió escribirlo porque la idiotez me parece un tema muy desagradable, especialmente si es el idiota quien lo expone.Puede que la palabra idiota sea demasiado rotunda, pero prefiero ponerla de entrada y calentita sobre el plato aunque los amigos la crean exagerada, en vez de emplear cualquier otra como tonto, lelo o retardado y que después los mismos amigos opinen que uno se ha quedado corto. En realidad no pasa nada grave pero ser idiota lo pone a uno completamente aparte, y aunque tiene sus cosas buenas es evidente que de a ratos hay como una nostalgia, un deseo de cruzar a la vereda de enfrente donde amigos y parientes están reunidos en una misma inteligencia y comprensión, y frotarse un poco contra ellos para sentir que no hay diferencia apreciable y que todo va benissimo.


Lo triste es que todo va malissimo cuando uno es idiota, por ejemplo en el teatro, yo voy al teatro con mi mujer y algún amigo, hay un espectáculo de mimos checos o de bailarines tailandeses y es seguro que apenas empiece la función voy a encontrar que todo es una maravilla. Me divierto o me conmuevo enormemente, los diálogos o los gestos o las danzas me llegan como visiones sobrenaturales, aplaudo hasta romperme las manos y a veces me lloran los ojos o me río hasta el borde del pis, y en todo caso me alegro de vivir y de haber tenido la suerte de ir esa noche al teatro o al cine o a una exposición de cuadros, a cualquier sitio donde gentes extraordinarias están haciendo o mostrando cosas que jamás se habían imaginado antes, inventando un lugar de revelación y de encuentro, algo que lava de los momentos en que no ocurre nada más que lo que ocurre todo el tiempo.Y así estoy deslumbrado y tan contento que cuando llega el intervalo me levanto entusiasmado y sigo aplaudiendo a los actores, y le digo a mi mujer que los mimos checos son una maravilla y que la escena en que el pescador echa el anzuelo y se ve avanzar un pez fosforecente a media altura es absolutamente inaudita. Mi mujer también se ha divertido y ha aplaudido, pero de pronto me doy cuenta (ese instante tiene algo de herida, de agujero ronco y húmedo) que su diversión y sus aplausos no han sido como los míos, y además casi siempre hay con nosotros algún amigo que también se ha divertido y ha aplaudido pero nunca como yo, y también me doy cuenta de que está diciendo con suma sensatez e inteligencia que el espectáculo es bonito y que los actores no son malos, pero que desde luego no hay gran originalidad en las ideas, sin contar que los colores de los trajes son mediocres y la puesta en escena bastante adocenada y cosas y cosas.


Cuando mi mujer o mi amigo dicen eso --lo dicen amablemente, sin ninguna agresividad-- yo comprendo que soy idiota, pero lo malo es que uno se ha olvidado cada vez que lo maravilla algo que pasa, de modo que la caída repentina en la idiotez le llega como al corcho que se ha pasado años en el sótano acompañando al vino de la botella y de golpe plop y un tirón y no es mas que corcho. Me gustaría defender a los mimos checos o a los bailarines tailandeses, porque me han parecido admirables y he sido tan feliz con ellos que las palabrasnteligentes y sensatas de mis amigos o de mi mujer me duelen como por debajo de las uñas, y eso que comprendo perfectamente cuánta razón tienen y cómo el espectáculo no ha de ser tan bueno como a mí me parecía (pero en realidad a mí no me parecía que fuese bueno ni malo ni nada, sencillamente estaba transportado por lo que ocurría como idiota que soy, y me bastaba para salirme y andar por ahí donde me gusta andar cada vez que puedo, y puedo tan poco). Y jamás se me ocurriría discutir con mi mujer o con mis amigos porque sé que tienen razón y que en realidad han hechomuy bien en no dejarse ganar por el entusiasmo, puesto que los placeres de la inteligencia y la sensibilidad deben nacer de un juicio ponderado y sobre todo de una actitud comparativa, basarse como dijo Epicteto en lo que ya se conoce para juzgar lo que se acaba de conocer, pues eso y no otra cosa es la cultura y la sofrosine.


De ninguna manera pretendo discutir con ellos y a lo sumo me limito a alejarme unos metros para no escuchar el resto de las comparaciones y los juicios, mientras trato de retener todavía las últimas imágenes del pez fosforecente que flotaba en mitad del escenario, aunque ahora mi recuerdo se ve inevitablemente modificado por las críticas inteligentísimas que acabo de escuchar y no me queda más remedio que admitir la mediocridad de lo que he visto y que sólo me ha entusiasmado porque acepto cualquier cosa que tenga colores y formas un poco diferentes. Recaigo en la conciencia de que soy idiota, de que cualquier cosa basta para alegrarme de la cuadriculada vida, yentonces el recuerdo de lo que he amado y gozado esa noche se enturbia y se vuelve cómplice, la obra de otros idiotas que han estado pescando o bailando mal, con trajes y coreografías mediocres, y casi es un consuelo pero un consuelo siniestro el que seamos tantos los idiotas que esa noche se han dado cita en esa sala para bailar y pescar y aplaudir. Lo peor es que a los dos días abro el diario y leo la crítica del espectáculo, y la crítica coincide casi siempre y hasta con las mismas palabras cono que tan sensata e inteligentemente han visto y dicho mi mujer o mis amigos.


Ahora estoy seguro de que no ser idiota es una de las cosas más importantes para la vida de un hombre, hasta que poco a poco me vaya olvidando, porque lo peor es que al final me olvido, por ejemplo acabo de ver un pato que nadaba en uno de los lagos del Bois de Boulogne, y era de una hermosura tan maravillosa que no pude menos que ponerme en cuclillas junto al lago y quedarme no sé cuánto tiempo mirando su hermosura, la alegría petulante de sus ojos, esa doble línea delicada que corta su pecho en el agua del lago y que se va abriendo hasta perderseen la distancia. Mi entusiasmo no nace solamente del pato, es algo que el pato cuaja de golpe, porque a veces puede ser una hoja seca que se balancea en el borde de un banco, o una grúa anaranjada, enormísima y delicada contra el cielo azul de la tarde, o el olor de un vagón de tren cuando uno entra y se tiene un billete para un viaje de tantas horas y todo va a ir sucediendo prodigiosamente, el sándwich de jamón, los botones para encender o apagar la luz (una blanca y otra violeta), la ventilación regulable, todo eso me parece tan hermoso y casi tan imposible que tenerlo ahí a mi alcance me llena de una especie de sauce interior, de una verde lluvia de delicia que no debería terminar más.


Pero muchos me han dicho que mi entusiasmo es una prueba de inmadurez (quieren decir que soy idiota, pero eligen las palabras) y que no es posible entusiasmarse así por una tela de araña que brilla al sol, puesto que si uno incurre en semejantes excesos por una tela de araña llena de rocío, ¿qué va a dejar para la noche en que den King Lear? A mí eso me sorprende un poco, porque en realidad el entusiasmo no es una cosa que se gaste cuando uno es realmente idiota, se gasta cuando uno es inteligente y tiene sentido de los valores y de la historicidad de las cosas, y por eso aunque yo corra de un lado a otro del Bois de Boulogne para ver mejor el pato, eso no me impedirá esamisma noche dar enormes saltos de entusiasmo si me gusta como canta Fischer Dieskau.


Ahora que lo pienso la idiotez debe ser eso: poder entusiasmarse todo el tiempo por cualquier cosa que a uno le guste, sin que un dibujito en una pared tenga que verse menoscabado por el recuerdo de los frescos de Giotto en Padua. La idiotez debe ser una especie de presencia y recomienzo constante: ahora me gusta esta piedrita amarilla, ahora me gusta "L'année dernière à Marienbad", ahora me gustas tú, ratita, ahora me gusta esa increíble locomotora bufando en la Gare de Lyon, ahora me gusta ese cartel arrancado y sucio. Ahora me gusta, me gusta tanto, ahora soy yo, reincidentemente yo, el idiota perfecto en su idiotez que no sabe que es idiota y goza perdido en su goce, hasta que la primera frase inteligente lo devuelva a la conciencia de su idiotez y lo haga buscar presuroso un cigarrillo con manos torpes, mirando al suelo, comprendiendo y a veces aceptando porque también un idiota tiene que vivir, claro que hasta otro pato u otro cartel, y así siempre."


Julio Cortázar.


PD: Cada uno que saque sus propias conclusiones. A mi me encanta ser una idiota. Me siento orgullosa de ello. Y me encanta estar cerca de esa gente que te ayuda y anima a serlo. Que me entiende y con la que puedo compartir esas sensaciones, sin ruborizarme por ser tan idiota o simple.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Gotas.


Hace frío, y está cayendo con ganas. Pienso mientras me coloco el abrigo y miro por la ventana las gotas de agua salpicar en la chapa del coche que está aparcado justo delante. A casa hay unos 10 minutos, 5 si voy deprisa, pero me voy a empapar. No tengo aquí ni el coche ni el paraguas. Descarto la idea de pedirle a mi compañero que me lleve. Está en algo parecido a una reunión. Otra idea cruza mi cabeza. Cojo el móvil y marco. En la pantalla aparece el nombre de mi hermana pero antes del primer tono cuelgo. Vuelvo a mirar la lluvia, esta vez de pie, con el abrigo puesto y junto a la puerta abierta.


Es de los primeros días de agua del año. Con el abrigo el frío se me ha pasado. ¿Cuánto hace que no me doy el gustazo de caminar bajo la lluvia?

Comienzo a comportarme como una persona sensata y eso a veces me molesta. Corriendo llegaré en unos 5 minutos, la idea se me acaba de pasar por la cabeza. Salgo con intenciones de correr hacia casa. A cada paso, mi ritmo se ralentiza. Sonrío al darme cuenta. Del trotecillo cutre pasó a caminar precipitado y de ahí a un andar sosegado, tipo paseo. La gente en sus coches o embutidos en abrigos o paraguas me mira curiosa. Y no solo es por mi lento caminar, sino por mi sonrisa.

Respiro hondo disfrutando de la sensación, es casi un suspiro. Me concentro en las sensaciones. Las gotas de agua fresquitas salpicando en el rostro. Dejando un rastro a su paso. Es el sentido del tacto desarrollado. Un ligero golpe, un punto de frialdad sobre la piel y el surco del agua corriendo de la frente hacia la nariz, de la nariz a la boca, de la mejilla a la barbilla. Esa sensación multiplicada por cientos de gotas que hacen el mismo recorrido. El pelo empapado ya, con esa humedad pesada que hace que se pegue más al rostro.

El viento ayuda a acrecentar sensaciones. Una racha un poco más fuerte hace que las gotas jueguen con mi visión. Parpadeo un poco, divertida. El clima me regala unos minutos de juego. La perspectiva posterior hace más agradable el peculiar paseo. Llegar a la casa vacía e ir directa hacia la ducha. Despojarme de las ropas mojadas y hacer que el agua, esta vez muy caliente, calme el frío de mis manos y de mis pies empapados.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Sin sentido.

Gota tras gota. Escasa luz, día gris. Y esa personita con la que hablo a veces sonríe. El día es gris, deberías quitarte la sonrisa. Lo siento, me dice, pero hoy no. No estás siendo natural, le insisto. Me da igual hoy no me da la gana, anoche te dejaron dormir poco, y eso es suficiente.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Jardines.

Alfonso Ocon, El retiro. http://www.navedelarte.com/artistas/Alfonso_ocon.htm


Me encantan los jardines. Parques, bosques, montes... Esos lugares en los que la vegetación crea rinconcitos en los que perderse y soñar. Lugares en los que es fácil ver figuras diminutas que juegan al escondite con tu imaginación. Y aunque hoy necesite bosques completos o parques inmensos como el retiro, antes, cuando era una niña, en la jardinera de mi abuela vivían leones diminutos, jugaba con duendecillos y hablaba con mariquitas y cochinitas. Será cuestión de tamaño.

Y no sé como ha venido a mi recuerdo ese lugar mientras que caminaba al trabajo, pero he recordado sueños e ilusiones. Y he recordado la tranquilidad de saber que cualquier problema se esfumaba con un abrazo y un beso. Y como los miedos que me asaltaban en la oscuridad de la habitación, se alejaban escondiendome bajo las sábanas.


Se ve que hoy me he levantado nostalgica. Y no de personas, ni siquiera de lugares, quizás sólo de inocencia.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Porque voy a poder.

A punto de caer de nuevo. Sobrepasada por todo. Con esa sensación de que algo se va a estropear. Esperando antes de tiempo, como siempre, ese jarro de agua fría que enturbie tu vida. Sin ánimos, sin ilusión.

Mañana es un día señalado. Todos los años, desde niña, me ha encantado que llegue mi cumpleaños. Por un día todo el mundo (mi mundo) piensa en mi, todo el mundo me regala un ratito y una sonrisa. Este año empezaba distinto. Una víspera sin nervios por los regalos, sin expectativas. Una víspera viendo el jarro sobre mi, a punto de caer. Una víspera con lluvia en mis ojos.

Pero no. No pienso consentirlo. Sé que me he saturado. Que en este comienzo de semana he tomado conciencia de todo lo que estoy intentando abarcar, y la presión de saber que puedo no llegar ha hecho que el resto de cosas que me rodean se empañen. Pero no voy a consentirlo. Voy a recuperar esa capacidad de trabajo, esa rabia que siempre me ha hecho seguir cuando ya todos creían que no podía. Mucho trabajo, sí. Pero no importa, puedo con ello. Sólo tengo que sentarme y comenzar. Como una hormiguita, poco a poco. Y no parar. No dejar que la presión haga de las suyas. Como cuando era camarera y cada domingo a las 3 de la tarde sentías que era imposible atender a todos los que esperaban, cuando todas las mesas me llamaban a la vez. Y entonces, cuando estaba apunto de derrumbarme e irme al almacén a llorar, entraba en la cocina, respiraba hondo, y aclaraba ideas. Sistematizar tareas y apretar los dientes.

Eso es lo que voy a hacer. Sé que puedo. Siempre he podido. Mientras más presión, mejor me funciona la cabeza. Y mañana sonreiré cuando, de nuevo, haga que mi pequeño mundo vaya girando a mi ritmo.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Escapada.


La palabra escapada aquí no significa sólo un viaje cortito. Un fin de semana de vacaciones improvisadas. Mi escapada fue además de la realidad. Una tregua que me daba el tiempo. Un fin de semana para poder seguir soñando. Y es que ha estado aquí.


Intento hacerme la promesa interna de no escribir sobre él, al menos no tan seguido. Escribir entradas sobre otros temas que no me hagan tan aburrida o tan simple. Enseñar mis otras facetas (que tengo muchas aunque aquí no se note) y no ser sólo la enamorada (como piensa Angel ;) ) Pero hoy no puedo. Hoy necesito arrancarme un poco este echarlo de menos cuando se acaba de ir.


Hace unas horas estaba con él, en la oscuridad del coche, abrazada a él, intentando alargar los minutos que faltaban para que se bajara del coche y tocara despedirse de nuevo. Hablando en susurros. Cada vez se hace más duro, duele más la distancia y el tiempo. Queda un mes y 20 días más o menos, para volver a tenerlo completo, no sólo su voz a través del teléfono. Y no sé como voy a aguantar. Quiero tener todos los días lo que he tenido este fin de semana. Despertarme de madrugada y sentir su cuerpo cerca del mío. Notar como se mueve medio dormido buscandome bajo las sábanas y abrazandose a mi. Comenzar con besos somnolientos a las 4 de la mañana y no volverte a dormir hasta las 7.30. Reir a carcajadas, luchar rebujada en las sábanas, hacernos cosquillas, probar quien puede con quien. Que se me corte la respiración. Notar su peso sobre mi cuerpo. Acostarme a lo largo de su cuerpo, mientras me abraza entera con brazos y piernas, y me acaricia suave, despacio. Y muchas más cosas. Caminar a su lado buscando los lugares que a los dos nos gusta ver. Picarnos con bromas mientras yo (siempre soy yo) me hago la falsa ofendida, y adopto una actitud digna y orgullosa, y él me tienta picándome aún más, muerto de risa. Aprovecharme de él cuando está indefenso o cuando es un momento poco adecuado, y consigo su mirada sorprendida ante mi descaro.


Y quiero más cosas que aún no he tenido. Quiero preparar cenas juntos. Quiero verlo currar, con su cara de concentración y susurrarle al oido que si quiere una infusión. Quiero que se acueste en mis piernas a descansar un día malo. Hacer las compras juntos. Quiero verlo dormir cada noche. Quiero saber que está bien cada día.


Y quiero ver esos ojos dulces que me miran atravesandome, haciendome sentir una niña de nuevo. Cuando me mira así, me hace sentir bien conmigo, consigue que me guste más a mi misma. Me encantaría reflejarme en sus ojos todos los días.


Y ha sido un fin de semana estupendo, me he reido, me he superado un poquito (siempre consigue que me esfuerce, sin ni siquiera pretenderlo- 22km en bici en 2 horas y media, y eso que no montaba desde los 10 años, hoy me duele todo), he disfrutado, me he sentido blandita por dentro como decían en "Cachito". Pero me divido entre sonreir al acordarme de cada momento y la tristeza que me invade al pensar en que hoy no puedo abrazarlo. Vi sus ojos antes de marcharnos y no puedo quitarmelo de la cabeza, esa mirada triste...

*La foto es de la vía verde por donde estuvimos en bici, pero no es mía

viernes, 26 de octubre de 2007


Mirando por la ventana veo el mundo moverse. Gente arriba y abajo que caminan buscando su sitio. Y mientras, yo estoy sentada. Permanezco inmóvil. En mi cabeza resuenen palabras exhortándome a que me mueva. A que camine. A que busque mi lugar.


Yo sigo quieta. Algo me paraliza. Me gustaría poder deshacerme de esas cuerdas invisibles que me mantienen en esta silla.


Pasando por mi lado parezco muerta. Pero si te tomas la molestia de mirar a mis ojos, los verás brillar. Descubrirás que vivo. Descubrirás mi fuerza. Si te acercas lo suficiente no te cabrá duda. Romperé las cuerdas y caminaré. Correré.


Pero si pudieras hacerme un favor... Uno sólo. Acércame un espejo. Yo también quiero asegurarme.


jueves, 25 de octubre de 2007

Su mirada.


Ese día comencé a creermelo. Esa mañana de martes, llegué a la oficina como siempre, a las 9.05. Me senté frente a mi ordenador y comencé con la rutina. Encender el ordenador, comprobar el fax, revisar las cosas pendientes... Aún no había llegado el jefe, así que me dije que podría sacar la camara y pasar las fotos del día antes. El lunes me lo había tomado libre. Era su último día en Castellar y decidimos irnos juntos a ver unas ruinas romanas, a la playa y a lo que se terciara.


Saqué la camara del bolso, preparé el cable y comenzaron a bajarse. Eran muy poquitas fotos, cuando estaba con él siempre olvidaba utilizar la cámara. En casi todas salía él sólo. Sonreí al recordar como se picaba porque yo no paraba de acercarme con la cámara y luego nunca le dejaba tomarse la revancha. Esta vez no se podía quejar, le había dejado sacarme cuatro fotos. Todo un record.


Una vez grabadas en el ordenador, me puse a verlas una a una. Detenidamente. Disfrutando. Desde siempre, la primera vez que me dispongo a ver fotos nuevas- recien pasadas al ordenador o recien reveladas- tengo la sensación de estar abriendo una caja sorpresa. Fotos que no recuerdas que hiciste, detalles que desde el visor no habías notado, etc. Soy muy mala sacando fotos, y mi cámara ya está en las últimas a cuenta de los golpes, así que el valor de éstas sólo se deben a lo sentimentaloide que soy.


Fui pasando imagenes hasta que me encontré con sus ojos. Rectifico, no con sus ojos sino con su mirada. Esa foto fue un capricho mío. Estabamos tumbados en la arena, yo con su camiseta puesta y él tenía su cabeza sobre mi costado, haciendo angulo recto con mi cuerpo. Le miré desde mi posición y quise tener esa imagen grabada. En ese momento no sabía, exactamente, de donde nacía esa necesidad, pero al ver la foto sí.


Busqué la cámara y le "ordené" que se colocara igual. Me miraba mitad sorprendido mitad divertido pero, obediente, se colocó de nuevo y suspiró.


Esa mañana cuando me encontré de nuevo con sus ojos entendí la necesidad de mi impulso. De sus ojos se desprendía una dulzura infinita. Es de esas miradas que no se pueden preparar, que de repente te aparecen en la cara y dejan ver mucho más de tu interior de lo que normalmente estás dispuesto a enseñar. Esa mirada era más importante que ninguna declaración de amor. Me había dicho muchas palabras dulces. Me había dicho que me quería. Que me necesitaba. Me había dicho muchas más cosas y sin embargo hasta que me encontré con sus ojos en la fotografía no conseguí creerme mi suerte.

martes, 23 de octubre de 2007

Una vez más.

No sé si estoy de bajón, si estoy cabreada o si sólo estoy reclamando atención. Ha vuelto a suceder. De nuevo ha desaparecido. Esta vez han sido dos veces en la misma semana.

La primera, me enfadé mucho al ver que volvía a no coger el telefono. Salió a flote mi amigo Sarcasmo pero en cuanto le oí, en cuanto me contó que estaba agobiado, harto... La comprensión ocupó el lugar de Sarcasmo y sólo quise cuidarle. Sólo quería sentirle sonreir sincero.

Este domingo volvía de Sevilla con muchísimas cosas que contarle. El concierto, el italiano San Marcos, el periodista tímido, la chica con la que ligué en el Utopía (nunca me habían cogido el culo así, al menos no con ropa...jeje), Kike y su conversación pausada que siempre aporta cosas nuevas, la caminata increíble que me pegué... Y mil anecdotas más. Y sobre todo, que me hubiese encantado tenerlo allí para saltar y gritar en el concierto a su lado.

Y cuando veo que no llama, intento llamarlo y no responde. Solo lo intenté dos veces porque deduje lo que pasaba. Y sin embargo esta vez quise entenderle y no impacientarme. A la mañana siguiente volví a intentarlo, tras una noche de sueño intermitente, y volví a encontrar el mismo silencio. Y pasé el día dividida entre las ganas de cuidarle y el orgullo que me come por dentro cada vez que siento que me aparta.

Y pasé el día dandole vueltas a como afrontarlo esta vez. Las palabras ya están gastadas de tanto usarlas, no hay ninguna que no haya dicho nada para que intente entender que cada vez que hace eso me hundo un poquito. Y a medida que pasa el tiempo, voy bajando más, y más, y más. Y aunque estaba en un estado de nerviosismo "in crescendo" pensaba con claridad. Tocaba ser firme, clara pero sin agobiarlo más. Sabía que tenía que decirle.

Anoche, cuando por fin llamó y oí su voz... las palabras se diluyeron y volvió a ganarme las ganas de pasar de largo, hablarle con cariño e intentar que olvidase sus problemas. Un aquí no ha pasado nada... Pero cuando me di cuenta que de nuevo volvíamos a lo mismo, a que seguiriamos así siempre, perdí las ganas de hablar. Le dije que estaba cansada, que había sido un día largo y que ya hablaríamos otro día. Y colgué. Sólo se oyó un hasta luego al otro lado de la línea que se quedó sin respuesta por mi parte.

Y hoy me he levantado decidida a no llamarlo. A esperar a que él me llame, y si lo hace, ya veré como tengo el cuerpo... Pero me puede el saber que está mal y que no puedo ser un apoyo... Pero aún más me puede el sentirme tonta, el sentir que hace de mí lo que quiere, y que él lo sabe... Me jode que yo siempre quiera cuidarlo y que a él se le olvide siempre que yo necesito que me cuide.

Y no sé cuando soy injusta y cuando estoy comiendome el orgullo. Y...

Demasiados Y para una mañana.

domingo, 21 de octubre de 2007

Heroes!!


Otra mini actualización. Sólo para decir PEAZO CONCIERTAZO!! Estabamos en el quinto carajo, los veía pequeñitos pequeñitos (sino fuera por las pantallas gigantes...) pero, en definitiva, lo pasé genial. Me harté de gritar, saltar, bailar (para que luego digan que la música de heroes no se baila...) Y lo mejor? Ver la euforia de mi hermana, que lo pasó increíble... y que nos contagió a todos.


Mereció la pena las palizas de andar, el cansancio, los nervios y el remordimiento por el fin de semana perdido de estudio.


Pues bueno, con cansancio y todo, pero hay que volver a estudiar... Besos.


Lastima que no nos hayamos podido encontrar, Mara, pero habrá próxima...

jueves, 18 de octubre de 2007

Información a los consumidores.

Pues nada, que como algunos me han preguntado, pues lo vuelvo a decir. Ando un poco liada (curro, oposiciones y clases de inglés) y no me queda mucho tiempo para escribir en el blog.

Me doy mis pasaditas por vuestros blogs, pero casi nunca comento para no entretenerme y poder visitarlos todos. De todos modos tengo una entrada en mente (mientras conducía el lunes, iba dandole vueltas a la cabeza) pero hoy no estoy de humor para entradas positivas, así que la dejo para otro día que ande más inspirada.

No es que esté muy mal, pero ayer me desestabilicé de nuevo y aún colean las consecuencias. Con el subidón que tenía el lunes y como me he venido abajo... Pero bueno, todo lo que sube tiene que bajar (y espero que al revés se dé también...).

Con un poco de suerte, mañana me encuentro mejor ya. Un beso a todos.

jueves, 4 de octubre de 2007

Arco iris


Hoy mi cuerpo no acompañaba a mis buenas intenciones. Esta mañana me he levantado sabiendo el día que me esperaba. Necesitaba aprovecharlo bien, hay muchas cosas que hacer, y tenía que estar al 100%. Sin embargo me he levantado mal. La cabeza mareada, la garganta me duele y no paro de estornudar. Ante tal panorama mi estado anímico se vino abajo. Pensé, a la mierda los propósitos.

Abrí la puerta de casa, tras una ducha que no ha sido nada reparadora, y me encontré con el cielo gris y un airecillo frío colandose por mi ropa. Mierda de día. Cerré la puerta, y me volví a girar hacia el cielo. Ahí estaba. Un arcoiris. Hacía año que no veía uno. Supongo que siempre ando con demasiadas cosas en la cabeza y he perdido la costumbre de ir buscandolos tras las lluvias. Siempre me han encantado. Estoy segura de que suena cursi, pero siempre los he visto como un símbolo de esperanza. Promesa de sol. Y yo necesito el sol. Así que me he quedado mirandolo unos segundos mientras me colocaba la sonrisa. Sonrisa que me ha acompañado todo el camino. Junto con el arcoiris que iba a mi espalda y un cielo bastante despejado que me esperaba. Allí, delante mía, comenzaba el sol a aparecer y las nubes ya eran blancas. Dejé los nubarrones atrás y con ellos dejé mi malhumor. No mi resfriado, pero no se puede tener todo. Quizás suene muy preparado, muy rebuscado el ambiente "climático" pero juro que ha sido así. Que esta mañana el tiempo se ha puesto de mi parte para hacerme sonreir.

Puede que no sea tan mal día después de todo.

lunes, 1 de octubre de 2007

Dudas.


Escribir. Dejar que mis dedos se muevan sobre el teclado uniendo letras. O dejar que el bolígrafo fluya sobre el papel, manchando de tinta ese lienzo en blanco. Hacer que las ideas amontonadas en la cabeza salgan dando vida a historias. Eso es todo lo que me apetece hoy. Sentir que puedo expresar, que puedo plasmar mis sueños en el papel.

No me apetece moverme entre números que no tienen ningún sentido para mí. No me apetece pasar datos de unos archivos a otros. Tengo la sensación de ser un autómata, un ser programado para meter datos en un ordenador. Siento que se me atrofian mis capacidades. Como, cada mes que paso olvidandome de mis sueños, voy perdiendo un poquito de mí. Voy desapareciendo. Cada vez más pequeñita, cada vez más insignificante.

Luchar por esas oposiciones que me lleven a trabajar con chicos debería ser mi meta. Que mi trabajo se convierta en comunicación pura. Transmisión de conocimientos y superar cada día el reto de hacerles entender, hacerles apasionarse. Pero la rotundidad de saber que significa pasar todos los años de mi vida haciendo lo mismo me aterra. Me asusta no saber que dejo en el camino. Que puertas estoy cerrando. Y sin embargo debo visualizar la meta si quiero tener oportunidades de llegar. Olvidarme por un tiempo de otras posibilidades. Seguir adelante a pesar de las dudas.

Tras un fin de semana de relajación absoluta, la realidad llama a mi puerta.

¿Que estoy haciendo con mi vida?

lunes, 24 de septiembre de 2007

Volver a estudiar.


Llevo toda la semana intentando escribir para contar la novedad pero la cosa es cada vez más complicada. Este blog nunca ha tenido la pretensión, como el de fanático, de ser un blog diario o llegar a las 1000 entradas. Pero es que ahora se vuelve cada vez más dificil poder dedicarle tiempo. Y esto es debido a la novedad.

La novedad es que me he inscrito en una academia para prepararme las oposiciones de secundaria. Como ya os dije hace tiempo, me encanta dar clase. Me encantaría darlas en la universidad, por el ambiente y por las posibilidades que abre de investigación. Y, por supuesto, por el nivel del alumnado a la hora de impartir una materia. Como la universidad es inestable y hacerse un hueco requiere una paciencia infinita, una suerte que te cagas, o un enchufazo (o estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado) pues decidí que daría clase en Secundaria de Formación y Orientación Laboral (el Derecho del Trabajo me apasiona). Y cuando tuviese mi plaza, hacer el doctorado e intentar abrirme paso muy poco a poco en la universidad (si es que se terciaba la oportunidad).


Así que haciendo caso, por fin, a mis llamados vocacionales, en vez de entrar en un convento he decidido prepararme este año las oposiciones. Con el panorama que tengo ahora mismo la cosa está muy pero que muy complicada. Trabajo hasta las 7 de la tarde y cuando llego a casa de lo que menos ganas tengo es de seguir sentada y encerrada. Pero el que algo quiere algo le cuesta y me he decidido a sacar mínimo 2 horas seguidas sin que nada me interrumpa y estudiar unos 4 temas semanales. Además los lunes voy a la academia para que me orienten lo que supone pedir las tardes de los lunes en el curro (he dicho alguna vez que mi jefe es un solete?) y salir de casa a las 8 de la mañana para ir a currar y volver a las 11.30 de la noche de la academia. Con solo media hora para comer y 15 min para un café a las 6.30 de la tarde. El resto de días será menos catastrófico, pero también los voy a tener saturadillos para estar mis 2-3 horas estudiando, cenar y echar mi horita de charla con mi chico. Pero no importa. Si consigo organizarme, no es tan grave.(Mi hermana, la mayor, terminaba de currar a las 9 de la noche y se sacó las de primaria. Pero ella es caso a parte, tiene una fuerza de voluntad increíble y un aguante... Los viernes, quemada de todo el estrés de la semana, enfermaba. Le daban mareos, vomitaba y, a veces, hasta le subía fiebre. Y el sábado volvía a estudiar y por la noche, si no seguía con fiebre, se largaba de marcha... Es mi Diosa.)


Pues nada, todo este rollazo sólo para contaros que probablemente sólo escriba una vez en semana o incluso menos. Y aunque sigo leyendo todos los días mis 8 blogs favoritos, a los que estoy enganchadísima, a partir de ahora comentaré mucho menos. Voy a tener que desintoxicarme del mundo blogger. Espero que los ataques de mono no sean muy fuertes...

Un beso para todos y deseadme suerte, no para aprobar, sino para mantener mi buena voluntad actual.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Es la primera vez.

Es la primera vez que lloro por echarlo de menos. Sólo por echarlo de menos. Es cierto que el día que le toca irse después de estar unos días conmigo me pongo triste, pero nunca llego a desbordarme. La rememoración de los últimos momentos juntos consigue evitar que me hunda demasiado. Eso, y el que no quiera que él me vea triste por la partida. Intento hablar de lo bien que lo hemos pasado y de lo bien que lo pasaremos la siguiente vez. Cualquier cosa con tal de que lo que se lleve de mi sea una sonrisa, un beso largo y el calor de mis abrazos.
Otras veces he llorado por él. No es la primera vez que lloro, así, a secas. Es la primera vez que lloro por la falta que me hace. Otras veces me pongo mal porque siento que se aleja, porque me entra el miedo a que la historia se enfríe, porque me aterra que se harte de mi. Pero anoche no. Anoche no era miedo. Ni rabia. Anoche empecé a pensar en él, con la luz apagada y Fito sonando en el mp3. Empecé a pensar en la falta que me hacía su abrazo. Recordé la vez que hablando a través de internet, él me dijo "ven". Y yo no sabía a que se refería, y cuando le pregunté, sólo me dijo "nada, que me apetecía decirlo. Te echo de menos" Y pensé que yo quería decirle que me abrazara, sólo para oirle decir "no notas mis brazos? Ya te estoy abrazando." Y me eché a llorar. Lágrimas silenciosas al principio y sollozos ahogados después. Mi hermana duerme a mi lado, así que decidí salirme de la habitación para no despertarla (y que no hiciera preguntas). Lloré un rato en el baño, con la luz apagada. Cuando conseguí medio parar el río, con la angustia aún en el pecho, decidí llamarlo. Ya habíamos hablado y eran las 12.35 de un Domingo. Al tercer tono me cogió el telefono.

-¿Te he despertado?
-Que va, sigo trabajando, como siempre. Estoy intentando acabar una cosilla. ¿Estás bien?
-No
Y empezamos a hablar. Empezó a contarme cosas hasta que la angustia me desapareció. A los 20min de estar hablando le dije que ya se me había pasado. Que lo dejaba que terminase que se le hacía muy tarde. "Que importa media hora más que menos, si es lo mismo, mi niña" Y me dijo que me quería mucho. Y él no se puede imaginar lo que lo quiero yo a él.


viernes, 14 de septiembre de 2007

De madrugada.


Estoy aquí, alumbrandome con la luz del móvil y con mi cabeza llena de ideas. Mi cabeza llena de Ana, de su historia, pero sobre todo, de sus imágenes. Y como contraste, también, llena de ti. Necesito contarte lo que he visto, lo que me ha hecho sentir. Me encantaría que la vieses, me encantaría verte de verla. Ver lo que sientes y que me cuentes tus sensaciones.


No sé el porqué de esta necesidad de analizarla, analizarme y analizarte. Juntos. Quizás sea que me gustaría verte por dentro. Y que me veas por dentro. Quizás lo que quiero es viajar a tu subconsciente y al mío. Como el viaje de Ana. Puede que quiera abrir esa puerta dentro de mi cabeza y dentro de la tuya. O puede que lo que ocurra es que ya se haya entreabierto.
(El cuadro es de Ana Medem, es el único que he encontrado)

lunes, 10 de septiembre de 2007

Dulzura?


Al autor de un blog amigo (no sé como llamar a mis habituales) le ha sorprendido que considere dulces sus despertares. Y a sus despertares me refiero a la forma en que se despierta pensando en besar, abrazar y acariciar un cuerpo femenino. Ninguno en concreto o el de la chica con la que sueña ahora. No soy la única que lo considera así, hay otras habituales que han coincidido en que les gusta los deseos con los que se despierta. Y es normal, porque despertar con ese deseo de contacto físico, de sentir la suavidad del otro, es la parte más tierna de la pareja. Tambien puede ser la más salvaje o la más divertida, depende del animo con el que te despiertes, y cuando se mezclan las tres (ternura, salvajismo y diversión) puede convertirse en la mejor mañana de tu vida.

Personalmente me encanta esa sensación, cuando a pesar de la distancia lo siento cerca, y me encuentro medio dormida, rebujada entre las sábanas deseando tenerlo cerca. Y divagar en despertares pasados o imaginar despertares futuros, en los que recorrerle con la mirada y con las manos. Besarle ese trocito de piel suave y calida a mitad de camino entre la base del hombro y el lobulo de la oreja. Esconder mi cara en su cuello mientras el me besa y me acaricia, susurrandome los buenos días al oído. Y ¿porque no? hacer el amor, practicar sexo o follar, como querais llamarlo.

Mi despertar favorito no ha sido un desayuno en la cama, o una flor al lado de la almohada. Mi despertar favorito fue una madrugada que yo me levanté a beber agua y me volví a dormir. Al moverme en la cama, él pensó que yo estaba despierta, y medio dormido, se me abrazó por la espalda y empezó a acariciarme hasta que me arrancó de los brazos de morfeo. Despertarme con la certeza de que era todo para mi, eso sí es un buen despertar. Y si Angel se extraña de que nos parezca dulce, no lo entiendo. No creo ser tan rara.

A ver quien sigue con el día después de traer a mi memoria esos despertares.

Besos.

Sueño.

La pantalla del ordenador comienza a jugar conmigo. Está ahí. Nítida, con sus letrillas y sus imagenes. En un segundo se desdibuja. Parpadeo intentando romper el hechizo de este aparato. Tras abrir los párpados la silueta del ordenador vuelve a tomar su consistencia habitual. Unos segundos más tarde me la vuelve a jugar. Las mañanas que se pone así es imposible trabajar.
Venga. Volvamos a intentarlo. Dos minutos de semitranquilidad y... ¿Ahora desaparece? En su lugar, un agujero negro. Sólo oscuridad. Esta vez cuesta más volver a traerlo a mi vista.

Aquí está. De nuevo las letras y las imagenes. A ver cuanto se quedan sin hacerme ninguna trastada. ¡Qué dificil se hace trabajar con este sueño!

viernes, 7 de septiembre de 2007

Paseando.


Comenzamos a caminar. Desde el principio solos. Y era un paseo bonito, se estaba bien. A veces algún bache en el camino nos hacía tropezar, pero nada grave. Un día, casi sin darnos cuenta, nos encontramos otro par caminando a nuestro lado. Tras los primeros pasos pareció más fácil sobrellevar los tropezones siendo cuatro. Eran tan parecidos a nosotros, pero, a la vez, tan distintos. Y nos dimos cuenta. Eran unos pies a los que acompañar, unos pies hechos para acompañarnos. Unos pies en los que descansar.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Pesadillas.


De pequeña me decían que los sueños no se podían contar si querías que se cumplieran. Por extensión, decíamos que las pesadillas había que contarlas para que no se hicieran realidad. Y eso es lo que me trae aquí. En lo que va de semana he tenido tres pesadillas relacionadas con lo mismo. Podéis tachadme de supersticiosa, pero creer en la magia tiene estas consecuencias, así que me dispongo a contarlas para que se alejen de mi estos malos augurios. Todas tienen relación con ÉL.


La primera pesadilla la tuve el lunes por la noche. Para que entendais ésta tengo que poneros en antecedentes. Él y yo tenemos una amiga común, a la que debemos sino la presentación, si el habernos hecho más amigos. Él pasó su adolescencia colado por sus huesos (según él no fue para tanto, y como dice siempre, de eso hace mucho) y a ella también le ha gustado él bastante. En su día ella lo rechazó pero siguieron siendo buenos amigos. Después ella se echó novio, con el que sigue desde hace 6 años y él se pilló por otras. Pero el problema está que en que ella siempre le ha gustado considerarlo a él como suyo. Siempre le ha llamado su "preten" (su pretendiente, una horterada, lo sé) y nunca ha dejado de pensar que cuando quisiera lo podría volver a tener. Esto ha hecho que yo, enamorada de él desde el principio, siempre compaginase mi amistad con esta chica con unos increibles celos.


Después de que ella supiese que nosotros estabamos juntos, le dio un ataque de celos a ella. Y empezó a molestarse con facilidad y a comportarse como si yo le hubiese quitado algo. No era tan descarada, pero se enfadaba por tonterías. Mis celos con ella fueron un problema al principio pero a él le conté (solo parte, no quise que supiese como se dirigía ella a él) lo que me pasaba y él me tranquilizó muchísimo.


Se me pasaron los celos. Pero el lunes, después de pasar todo el día juntos lejos de casa y los conocidos (fue estupendo) quedamos con ella y con dos amigos de él para que se despidiesen. Pero era muy tarde y yo quería estar un poco en casa, así que le dije que fuera él que yo no me quería acostar de madrugada. Lo dije sincera, pero cuando llegué a casa y me duché, comencé a querer estar allí, no quería darle ese triunfo a ella. Sé que es una estupidez y de hecho me controlé y no los llamé para irme con ellos. Esa noche tuve mi primera pesadilla. Estabamos los tres (creo que había más gente pero no recuerdo bien) y él le prestaba más atención a ella. Y él se mostraba cansado de mi. Hastiado.


Anoche fue la segunda pesadilla. Se volvió a repetir la situación anterior. Quizás las circunstancias fueran distintas pero la esencia la misma. El harto de mi y ella en medio de los dos. Me desperté de ambas pesadillas sobresaltada y triste. Pero se me pasó enseguida. En cuanto me paré a repasar la realidad y vi que no tenía derecho a sentir celos. Cogí a mi brujita de peluche (me la regaló él) y me volví a dormir abrazada a ella.


Sorpresa. En cuanto cerré los ojos, una nueva pesadilla. Esta vez no aparecía la chica. Esta vez simplemente yo no lo encontraba a él. Habíamos quedado y él no llegaba. Y en mi pecho la misma sensación, el alejamiento de él.


Me levanté pensando lo retorcida que puedo ser. Estamos mejor que nunca. Me ha dicho y me ha demostrado que me quiere. Se ha marcado un detallazo regalandome un libro por el que estoy loca desde hace años pero que nunca había conseguido animarme a comprar porque era caro. Además que estas vacaciones casi no hemos salido con ella y las veces que hemos quedado han sido todas iniciativa mía (me pone celosa, vale, pero en realidad es muy buena chica. Sé que soy contradictoria, pero es mi amiga y la quiero. Eso no quita que tengamos un poco de competencia por él). Y ahora, ya sentada delante del ordenador, he hecho un repaso por las dos semanas juntos. Por cada momento, por cada una de sus caricias, de sus susurros y de sus miradas y he llegado a la conclusión de que soy tonta. Tontísima, por sentirme así. Y he pensado que quizás el motivo de las pesadillas no sean los celos sino una forma de exteriorizar la forma en que su alejamiento físico(el martes volvió a irse a su casa, de nuevo 3000Km entre nosotros) me afecta. Supongo que es una forma más de echarlo de menos.


Pues nada, roto el maleficio de las pesadillas no contadas, puedo seguir con mi vida normal. Si hay algún interprete de sueños, que avise, que le doy más detalles para que me psicoanalice.


Besos para mis confidentes.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Desconectada.


Pues eso, que llevo una semana que paso poco por el mundo bloguero. Lo justo para hacer unas visitillas a los habituales y poco más. Y no. Al contrario del resto de blogs cerrados por vacaciones, yo sigo en el curro. Pero bueno, el que sí está de vacaciones es ÉL, y eso significa que mi tiempo libre se lo dedico. E incluso el tiempo que no es libre,cuando puedo,también.

No es que esté haciendo grandes cosas. Hasta ahora salvo alguna cena en algún pueblo cercano, un concierto y alguna feria, no hemos hecho más. Pero salimos todas las noches, y algún día ha caido una tarde de playita.

Los mejores planes han sido una noche que estuvimos viendo Chocolat y poniendonos púos de chocolate de todas clases, la noche del concierto y el sabado por la noche, que le preparé una cena-picnic en las ruinas de una fortaleza árabe que hay a 20 km de mi casa. Esos son los planes que oficialmente llaman más la atención. Pero en realidad, yo me quedo con cualquier noche de las que hemos pasado juntos, dando paseos o sentados en cualquier lugar, dejando que el tiempo cambie de consistencia. Dejando que pasen horas en minutos. Definitivamente ese ha sido mi peor aliado de estos días. Como pueden haber pasado tan rápido los días y dentro de los días las horas. Un buen ejemplo, el domingo noche. Pasé todo el día sin verlo y por la noche me acerqué 10 min por su zona para hacerle una mini-visita, sólo unos minutos y dejarlo que trabajase. Llegué a las 10.45 y nuestros minutos volvieron a tomar su propia consistencia. La primera vez que miramos el reloj eran las 12.35. Ups, me voy a tener que ir... La segunda la 1.45... Ahora sí me voy... Toca despedirse... 2.10. Es así, con él es inevitable pasar del reloj, porque éste me juega malas pasadas.

Así que eso es lo que me ha pasado estos días. Que entre ratitos robados a una cosa y ratitos robados a otras, no he pasado por aquí. Como decía un amigo, "Probablemente me encuentre demasiado ocupado en vivir". Supongo que esta semana ya me tendréis de habitual de nuevo porque esta tarde lo llevo al aeropuerto. No os sorprendais si después de uno o dos post cargados de optimismo por los recuerdos, vengan los post depresivos... Se me va a hacer muy largo este tiempo sin él. Es demasiado fácil acostumbrarse a pasar todos los días viendolo y oyendo sus susurros en mi oido. Pero no hay más remedio. Intentaré ocupar mi tiempo los suficiente para intentar que el reloj corra rápido.

Un saludo a todos.

viernes, 24 de agosto de 2007

Dhira.


Iba a volver a escribir sobre él. Pero me niego. En lo que va de mañana ya he escrito dos entradas que he desechado por ser sobre él. Por muy contenta que esté no puedo ser tan monotemática. Hay 20.000 temas sobre los que hablar y solo me salen cosas relacionadas con él. Pero me voy a rebelar contra mi subconsciente.


Así que os voy a hablar de Dhira (significa coherencia). Es lo que está ahora mismo sonando en mi oficina. Es un grupo que mezcla desde hip-hop a toques hindúes. Suenan muy bien. Los ví hará un mes en concierto. Antes no los había escuchado en la vida. Me dijeron que tocaba Dhira en un festival de música y les dije que ni idea quienes eran pero que probaríamos (me encantan los festivales).

Por curiosidad busqué en internet y la descripción del grupo me gustó. Soy de música mestiza (Macaco, Eskorzo, Hechos contra el Decoro, Amparanoia, Sargento...) Me encanta bailar y pegar saltos. Así que tenía curiosidad, pero tampoco esperaba demasiado.


Llegamos tardísimo y pensé que me había perdido el concierto. Pero no, hay cosas que son el destino. El concierto se retrasó unas 2 horas, así que cuando menos me lo esperaba empiezan a colocarse en el escenario. Abajo, expectación. Empiezan a sonar y mi cara de flipe. Sonaban de puta madre. Y empezaron ellos a saltar en el escenario, y mi hermana y yo a seguirlos abajo.


Acabé reventá. Pero me gustaron mucho. Los busqué para comprarme el CD pero no les quedaban, así que hasta ayer no lo conseguí. Es cierto que en concierton son mejores, con la chica hindú bailando y ellos saltando alrededor. Pero también es cierto que a mi la música no me suele gustar a la primera, yo le cojo cariño a las canciones. Y para coger cariño hay que conocer. Y en ello estoy.


Mañana concierto en la playa de Macaco (y gratis!!!) A preparar esas piernas para botar!


Como es eso que decís ustedes? Ah! Sí. Besos malditos...

miércoles, 22 de agosto de 2007

En la oficina.


Lo tengo justo enfrente. Hoy se ha venido a la oficina a trabajar un poco. La idea era desayunar juntos, pero se ha traído también el portátil y se queda aquí. Como mi jefe-compañero-amigo sigue de vacaciones y en la oficina estoy yo sola, pues se puede venir sin problemas.

Está ocupando la mesa de mi jefe. Al levantar la vista de la pantalla del ordenador me encuentro con su cara. Le he prometido portarme bien. Le prometí que si venía a trabajar aquí no lo iba a distraer. Y me estoy portando… No me queda más remedio si quiero que repita la experiencia.

Me gusta levantar la mirada y verlo tan concentrado. Yo, sin embargo soy incapaz de concentrarme y soy incapaz de dejar de sonreir. Me parapeto en la pantalla del ordenador porque quiero que piense que estoy concentrada en el trabajo. Si ve que con él aquí yo me despisto, no va a querer venir otro día.

Vaya! Me ha pillado mirándolo. Y con la cara de lela que se me queda… Quizás no disimule tan bien mi concentración. Y eso que tengo práctica.

Va teniendo muy buena pinta la mañana…

lunes, 20 de agosto de 2007

Estoy reventá.


Me duelen las piernas. Los brazos los tengo cansados. La espalda entumecida. Hasta teclear me cuesta trabajo. Pero lo peor (o lo mejor) no son los sintomas físicos sino que mi cabeza no quiere pensar, sólo rememorar. Así no hay quien trabaje!


Y es que ha sido un fin de semana muy bueno. Buenísimo. El viernes nos fuimos a la playa. Ibamos a ir con una amiga en común que tenemos pero acabamos los dos solos. La frase resumen de la tarde la puso él "el año pasado no estaba tan bien la playa, no?" y su mirada. Esa que se me clava. Por la noche, dimos una vueltecita por el pueblo, tomamos algo con mi hermana y las amigas y después... Mi jefe-compañero-amigo, que es un solete, se ha ido de vacaciones y me ha dejado su casa...


A la mañana siguiente tocaba limpieza general en mi casa. Me había acostado a las 5 y a las 10 tocaba estar limpiando. Cuando acabé a las 5 de la tarde, caí en la cama rendida. Nunca me echo siesta, pero si quería salir esa noche o dormía o no llegaba al lunes. Así que decidí echarme una horita. Y un carajo, hasta las 8 durmiendo. Por la noche quedamos, nosotros dos y tres amigas (una de ellas la que se iba a venir a la playa el día anterior).


Estuvimos en la feria de un pueblo cercano, nos hartamos de bailar música horrible (reggaeton, todo el tiempo) y de reirnos. Nos tomamos un chocolatito con churros como fin indispensable de la noche y luego llevé a cada uno a su casa. Por supuesto mi niño el último. Nos quedamos un rato más en el coche. Me encanta quedarme abrazada a él, tranquila, relajada, en esa línea entre el sueño y la realidad... Una pena tener que despedirse, pero ya eran las 7.


Al día siguiente en casa todos se fueron a la playa salvo yo que iba a ir después de comer con él y con la amiga en común. Al final hubo un cambio de planes y decidimos volver a ir solos. Que conste que ambos cambios de planes se debían más a la chica que a nosotros. Total que cuando me llamó él a las 2 de la tarde estabamos los dos solos y ninguno había almorzado. Le dije que viniera a casa y que preparabamos algo. Vino. Preparamos algo de comer con lo que había en la nevera. Me hacía ilusión estar de cocinitas con él. A él le gusta cocinar y a mi me gusta verlo moverse. Comimos. Me levanté a por algo de postre y me lo encontré a él. Empezamos a pasarnos un poco. Luego un poco más, y un mucho al final. Me miró y me dijo, pasamos de la playa?. Y eso es lo que hicimos.


Resultado: A pesar de mi sonrisa, hoy estoy muerta.

jueves, 16 de agosto de 2007

Labios compartidos. Maná

AMOR MIO
SI ESTOY DEBAJO DEL VAIVEN DE TUS PIERNAS
SI ESTOY HUNDIDO EN UN VAIVEN DE CADERAS,
ESTO ES EL CIELO, ES MI CIELO.
AMOR FUGADO,
ME TOMAS, ME DEJAS, ME EXPRIMES Y ME TIRAS A UN LADO ,
TE VAS A OTROS CIELOS Y REGRESAS COMO LOS COLIBRIS
ME TIENES COMO UN PERRO A TUS PIES
OTRA VEZ MI BOCA INSENSATA,
VUELVE A CAER EN TU PIEL
VUELVE A MI TU BOCA Y PROVOCA,
VUELVO A CAER,
DE TUS PECHOS EN TU PAR DE PIES.
LABIOS COMPARTIDOS,
LABIOS DIVIDIDOS,
MI AMOR,
YO NO PUEDO COMPARTIR TUS LABIOS.
QUE COMPARTO EL ENGAÑO,
Y COMPARTO MIS DIAS,
Y EL DOLOR,
YA NO PUEDO COMPARTIR TUS LABIOS,
OOOH AMOR, OOOH AMOR..COMPARTIDO
AMOR MUTANTE AMIGOS CON DERECHO
Y SIN DERECHO DE TENERTE SIEMPRE ,
Y SIEMPRE TENGO QUE ESPERAR PACIENTE,
EL PEDAZO QUE ME TOCA DE TI,
RELAMPAGOS DE ALCOHOL
LAS VOCES SOLAS LLORAN EN EL SOL
EN MI BOCA EN LLAMAS TORTURADA TE DESNUDAS
ANGEL HADA LUEGO TE VAS...

...Y SIGUES TU CON EL CONTROL.

lunes, 13 de agosto de 2007

Soy así.


Si no hay cambios, si nada se tuerce, si todo va bien, mañana nos vemos. Por fin. Y tengo unas ganas increíbles. Y vuelvo a quererlo como nunca, a verme a mi misma como la egoísta. A pensar que no soy capaz de entenderle. Y no ha pasado nada que haga pensar que la situación va a cambiar. Pero lo quiero. Hoy lo necesito como nunca. Hoy sonrío porque algo me dice que sí lo tengo. Hoy han vuelto a mi el sabor dulce de sus labios. Hoy mi piel recupera la memoria de su tacto. Hoy puede mi oído deleitarse de nuevo con su susurro y con sus risas. Hoy siento en mis ojos, clavados los suyos de nuevo, con esa mezcla de complicidad y ternura que hace que me olvide de cualquier cosa que no sea él. Hoy vuelve a estar todo presente, sus manos, sus abrazos, su latido…

No tengo arreglo, verdad?


(La pintura se llama "Descanso" es de Juan M. Valcarcel Obelleiro.)

miércoles, 8 de agosto de 2007

El mar.


Ya he hablado alguna vez del mar aquí, pero mi especial relación con él hace inevitable nuevas menciones. Y más ahora, en la estación del año que más lo disfruto.


Me encanta la playa. Supongo que no es algo demasiado raro. Quizás lo raro sea la forma en que la disfruto. Me gusta la orilla y la forma en que las olas se deslizan por ella, acariciando la tierra. Me gusta cerrar los ojos y oir el sonido de las olas rompiendo, y si a eso le acompañamos el olor que el levante atrae hasta mi, la sensación es inigualable. Y la calidez de la arena, cuando ya el sol comienza a aflojar, pero ésta aún guarda todo su calor. El tacto de esa arena caliente que al primer contacto quema la piel, pero tras esos primeros segundos, deja una marca de agradable calidez en mi espalda, mis brazos, mis piernas...


Lucía Etxebarría ha escrito sobre el mar como si de un amante se tratara. En su libro Nosotras que no somos como las demás, tiene un relato increíble sobre él. Y hasta hace poco no me di cuenta de cuanta razón encerraban sus palabras. Está claro que es por culpa de ese relato por el que asocio una de las sensaciones más intensas que me provoca el mar con el orgasmo. Ya me veo a más de uno/a dandose un chapuzón para comprobar, pero diganme si no tengo razón.


Son esas veces en que el calor fuera se hace insoportable, pero el agua del mar está helada. Esos días de poniente calmado, son cuando más recuerdo ese relato. Esos días al llegar a la orilla, cuando la ola golpea suave los tobillos, un escalofrío recorre la piel. Si en ese momento, en vez de titubear, y pasar un rato subiendo poco a poco el agua de nivel en tus piernas, decides hundirte de golpe en el mar, la presión del cambio de temperatura en la sien hace que todo quede en blanco. Ya lo unico que importa es el mar, y su caricia en la piel. Sacas la cabeza y sin darle tiempo a tu cuerpo reaccionar, nadas hacia adentro, cansando los músculos. Todo el cuerpo está tenso y es una lucha entre la resistencia del mar y la de tu cuerpo. Cuando a la vuelta llegas a la orilla, y por fin colocas tus pies en el suelo, tu cuerpo tiembla. Entonces te tiras en la toalla y vuelves a prestar atención a tu cuerpo y sus reacciones. El corazón se bate imponente en el pecho, haciendo que cada latido estalle en todo el cuerpo. Tienes la respiración más que entrecortada, se te hace dificil tomar aire. Notas el cansancio en los músculos y, sin apenas darte cuenta, una sonrisa amplia invade tu cara. Tragas saliva, a la vez que tu piel helada comienza a sentir el calor del sol, haciendote volver a una temperatura humana (hay que recuperar los 36º, no?). En ese momento, cualquier problema se ha diluido en el agua y se ha dejado atrás. O al menos todo está lo suficientemente lejos como para no molestarnos. Todo se aplaza. Y la felicidad vuelve a ser algo alcanzable.


Como ya he dicho mi relación con el mar es algo especial. Lleva conmigo desde la niñez y, aún así, es enorme el temor que me provoca. Sin embargo mi fascinación por él es mayor. En cada epoca del año tiene su encanto especial. Siempre lo envuelve algo parecido a la magia. Supongo que, en cierta forma, estoy enamorada de él.