viernes, 3 de agosto de 2007

Un poco sobre mi. Dedicado a la curiosidad de Mara.


Por sugerencia de la curiosidad de Mara os voy a contar algunas cosillas sobre mi. En realidad tenía pensado hablar de mi tatuaje, y de lo que me costó tomar la decisión definitiva de que me estuviesen clavando una aguja durante 45 minutos (es pequeñito). De que para mi es una seña de identidad y de decisión, etc etc etc. Pero cuando vi el comentario de Mara, pues pensé que tenía una buena excusa para hablar otro poco de él, que al fin y al cabo, y como habéis podido comprobar los habituales (yaves, mara, kafrune, bastian y lenita) es mi hobby favorito.

Primero voy a comenzar por mi. Me preguntaste donde trabajaba. Pues soy administrativa en el ramo de la construcción. Llevo año y medio en el puesto de trabajo, es el tiempo que lleva la empresa haciendo una obra en mi pueblo. No estudié administración, ni empresariales, ni económicas... Eran carreras que me parecían frías. Además mis profesores de economía del instituto (soy de la ESO) consiguieron que le cogiera cierta alergia a la materia, y todo lo relacionado con ella. Creo que nunca me ha gustado mucho estudiar el dinero (que sí gastarlo, en viajes, libros, conciertos, ropa, regalos varios...) y siempre he tenido una conciencia proletaria muy acentuada por mis padres, lo que hacía que chocase constantemente con los principios que me intentaban inculcar mis profesores.

Por circunstancias de la vida, económicas y de falta de redaños, fundamentalmente, no estudié lo que quería. Me hubiese encantado estudiar Historia, Periodismo, Filología (hispánica o incluso inglesa)... Siempre he querido ser escritora, y consideraba que eran carreras que me podían enseñar algunos trucos, y a moverme por los círculos adecuados. Sé que para escribir hace falta mucho más que una carrera, y que realmente lo de menos es la carrera... En fin, que de escritora nada, no tengo el talento, imaginación, constancia, etc, necesarios para escribir, así que dejo de irme por las ramas y sigo con lo que os contaba.

Pues eso, que me vi estudiando Derecho. Una carrera que nunca me había llamado la atención. Ha habido cosas que me han encantado (Historia del Derecho, Laboral y Penal) y otras que he odiado (Civiles varios, Administrativo, Financiero...) Y sé que ello no se debe a la materia en sí sino a los profesores. Soy así. Con un poquito de esfuerzo puedes conseguir que me ilusione cualquier cosa. Con 16 años estuve apunto de desafiar todos mis años de letras a las espaldas, años de odiar todo lo que oliese a ciencias y cambiarme de bachillerato para estudiar Matematicas (pero si siempre las había odiado!) porque tuve una profesora que disfrutaba tanto con las matematicas, que me contagió su entusiasmo.

Y eso, resumiendo, que para llevar la contra a mis sueños de pequeña, he acabado estudiando Derecho y trabajando de Administrativa. Ahora, y viendo que la obra se acaba, estoy empezando a buscar trabajo de nuevo. Fundamentalmente y por lógica de curriculum, estoy buscando trabajo de administrativa, abogada junior y un poco en la banca... Todo eso para no perder la costumbre de contradecir a mis sueños, claro. Pero son trabajos a corto plazo y por curiosidad, ver hasta donde puedo llegar. Dentro de poco, probablemente, (un año, dos o tres, más o menos), me deje de pamplinas y me ponga a estudiar en serio las oposiciones de secundaria. Dar clase me fascina. He hecho algunas charlas en la universidad, como colaboradora de una ex-profesora, y fue alucinante. Si alguien conoce algún rector dispuesto a contratar a alguien sin experiencia, llamadme inmediatamente... jeje ;)

Creo que sobre mi ya he hablado bastante. Ahora voy a hacerlo sobre él. Me preguntabas como lo conocí, si fué un amor de verano. Pues casi. Ha sido un amor de veranos, navidades y semanas santas.

Aunque su familia era de mi pueblo, ellos, sus padres y él, vivían bastante lejos. Eso no les impedía venir todos los años de vacaciones. Todos los veranos, en Navidad y para Semana Santa. Al principio solo lo conocía de vista, y nada, nunca me llamó demasiado la atención. Las niñas (tendríamos 10 o 12 años) estaban todas locas con él. Era la novedad. Pero yo andaba loca por un alemán que venía, también, a pasar las vacaciones. Mi pueblo es como el de verano azul, pueblos de pandillas que solo se reúnen en verano.

Pasaron algunos años, y como solo nos llevabamos dos, empezamos a coincidir en algunos amigos. Es lo que tiene vivir en un pueblo pequeñito. Desde la primera vez que me lo presentaron me quedé un poco pillada. Me encantó. Y eso que llevaba años viendolo pasar y nada. Pero aquel día fue distinto. Ambos estaríamos en el instituto. Yo tendría unos 14-15 años, más o menos. Era un encanto. Distinto a los brutazos que conocía de mi pueblo. Un tío inteligente, nada prepotente, sensible y que no le importaba demostrarlo. Me gustaba muchísimo, pero casi no nos concíamos. Además en poco tiempo, se colgó de una de nuestras amigas en común, y me dejó a mi suspirando por él.

Soy una tía muy discreta, así que pasaron unos 8-9 años, sin que él se enterase de nada. Hace unos tres años o así, empezamos a llevarnos mucho mejor. Siempre había habido una simpatía mutua importante (eso se notaba) pero nunca quedabamos entre nosotros, sólo coincidíamos. Yo seguía suspirando por él. Durante el curso me encandilaba con cualquiera, en las vacaciones me colgaba de él hasta las cachas. El caso que en los últimos años cogimos mucha confianza, charlabamos mucho entre nosotros, había cierta complicidad especial.

El verano pasado fue alucinante. Saliamos juntos casi todas las noches. Le presenté a mi grupo de amigos, y se llevaban genial. Nos divertíamos un montón. Yo que ese invierno creí que lo había olvidado por completo, me di cuenta que siempre volvía el cab... a mi cabeza con más fuerza. De repente el acercamiento fue un poco más allá, y comenzaron los gestos dudosos, los comentarios especiales, algunas miradas, un roce de la mano, un abrazo para quitar el frío...

A nuestro alrededor todos bromeaban y nosotros lo negabamos en rotundo. Anda ya! si es un colega... Pero tanto fue el cantaro a la fuente...

Una noche, la última noche en España, lo fui a llevar a casa, y nos dejaron solos. Con una vil excusa, conseguí que se quedara un rato en un banco en su puerta. Y a las 6 de la mañana estabamos los dos sentados, comiendo una manzana, callados y mirando al suelo. Como quinceañeros. Soy cobarde. Muy cobarde. Pero si seguía callada sabía que me iba a arrepentir toda la vida. Así que tome aire, y le solté todo. Bueno, todo no, que me daba miedo asustarle (años loca por sus huesos) pero si que llevaba tiempo dandole vueltas a la cabeza, que me gustaba. y para mi sorpresa él dijo que también. Y empezó a soltar un montón de cosas que no me esperaba... Y ha sido una de las noches más bonitas de mi vida. No voy a olvidar nunca todo lo que sentí. Como me temblaban las piernas mientras hablabamos, como estuve en mi cama desde las 7.30 de la mañana hasta las 11.30 que me avisaron mis padres para la playa, sin pegar ojo y con el corazón a 1000. La sonrisa que no se me caía de la boca a pesar que sabía que no lo vería hasta pasados unos meses... Los primeros meses no me lo creía del todo (casi sigo sin creermelo) Y lo único que quería era que le durase lo suficiente ese cariño imprevisto para poder disfrutarlo de cerca y no a través del ordenador.

Con altibajos y todo, sigo viviendo en las nubes. Sigue sorprendiendome todo lo que estoy descubriendo de él y de mi. Ha sido el único que ha conseguido hacerme llorar con un beso. Ni de pena ni de alegría, de sentimiento. Es una sensación que no puedo explicar, pero juro que fue alucinante. Supongo que fue una momentanea toma de conciencia, a través de sus labios y su lengua, de lo que suponía tenerlo. Tenerlo de verdad. Saber que no era un capricho de un rato.

Así que, como finalización de esta pedazo de entrada que vais a tener que leer en fascículos, os pongo una cita de uno de mis libros favoritos, Atlas de geografía humana. Se ha convertido en el mejor resumen de mi vida, alguien describió la cita como la frase de una mujer que no se cree su suerte.

<<...A veces las cosas cambian. Parece imposible, es increíble, pero, a veces, pasa.>>

(Que pastelera me ha quedado la segunda parte de la entrada. Espero que ninguno sea diabetico)

4 comentarios:

Mara dijo...

Pekeña, me ha encantado la entrada. Es bonito saber que existen historias tan lindas. Espero que os vaya muy bien, de verdad y que paseis un verano fantástico juntos y que cuando el llegue, los posts sean sobre lo bien que estás con él!
Yo tb he llorado con un beso...así que sé lo que quieres decir.
Un beso muy grande, y mña nos cuentas lo del tatuaje! Muak!

Anónimo dijo...

wee, que bonito, me ha encantado que después de tantos años acabárais juntos, tamb yo quiero que sigas contando cuando os encontréis..yo tamb lloré con un beso, varias veces a demás, menos mal que no soy diabética jeje.
si quieres dar clase, no te rindas, seguir intentando perseguir nuestros sueños es de lo poco que nos queda y define nuestra identidad.
bessos

Anónimo dijo...

Pues, nada, encantada de "conocerte" algo mejor (aunque fuera para menguar la curiosidad de Mara, como ves: hay muchos "curiosos").
Buen libro Atlas de Geografía Humana: te has leído Castillos de Cartón? A mí me encantó (también es de A. Grandes).

En fin... bonita historia de amor aunque parece que ahora se tambalea un poco ¿no?

kafrune dijo...

NIña:
Tierna historia, aunque algo de ello habia en tu blog anterior, es hermoso el amor, saber que uno vive para otro.
No dejes nunca de hacer lo que te gusta, frustrate por intentarlo, no por dejarlo pasar.
besos y que estes bien.
Yo tambien he llorado con un beso, solo que el mio se debia a una despedida.