miércoles, 9 de noviembre de 2011

Anoche hablé con él a través de facebook. Y me dormí sonriendo mientras imaginaba que me abrazaba por la espalda. Y tengo más ganas que nunca de caer en la tentación y olvidarme de lo que será y lo que dolerá después. De olvidarme de que no busca una relación y de que la distancia de su casa a la mía se mide en aeropuertos. De vivir el presente aún conociendome. Aún sabiendo que esto me va a bloquear. Me "inhabilitará" por un tiempo para pensar en pegar los trocitos de mi vida que siguen teniendo huecos. Y pienso, ¡qué más da! Llevo un mes con menos energía, en parte, por la decisión de no volver a verlo. Además, sigo pensando, no me voy a enamorar de él. Sé que no es el candidato a convertirse en mi EL. O creo saber, que eso nunca se sabe. Y me acuerdo de la frase de Amelie "usted no tiene los huesos de cristal". Y es verdad. Puedo soportar los golpes de la vida. Este tipo de golpes, al menos. Y en ese momento de convencimiento puro, me sale una sonrisa. La tentación me vence... ...durante unos segundos...

jueves, 13 de octubre de 2011

Corteo, nostalgia y otras malas pasadas.

http://www.youtube.com/watch?v=z0a4M4cKjIk

Llevo un par de semanas con sentimientos confusos. Confusos en general. Echo de menos. Y lo digo así, en general, porque últimamente echo de menos muchas cosas, algunas de esas "cosas" son incluso contradictorias:

- Para empezar, echo de menos este blog. Muchísimo. Desahogarme como lo hacía aquí, sintiendo que me escuchaban de verdad. Sin sentirme juzgada. Compartiendo mi vida y la de otros. Aprendiendo de las experiencias de los demás. Supongo que era como asistir a terapia de grupo. Y no sólo echo de menos la terapia. También echo de menos leer los post de muchos de ustedes. A algunos os sigo la pista a través de facebook y sé como estáis. Pero siempre tengo la tentación de volver a escribir aquí. Muchas veces he escrito y no he llegado a publicar porque no quiero estancarme, porque debo continuar. Pero estoy cansada de comerme las ganas de tantas cosas. Estoy cansada de ser siempre increíblemente racional con cada uno de mis impulsos.

- Por otro lado, y supongo que alguna relación tiene con lo anterior, echo de menos al chico que llenaba estas paginas. Siempre me convenzo de que echo de menos tener una relación y no a él en concreto. Pero esta semana me he dado cuenta que no puedo mentirme. Lo echo de menos a él, y no como pareja (o al menos no sólo como pareja) sino como amigo. Fui a ver el Circo del Sol esta semana. Me encantó. Estaba tan cerquita que podía tocar el escenario. La sensibilidad del espectaculo, el cuidado, la magia... Y me sorprendí pensando en lo agradable que sería tenerlo al lado para disfrutarlo con alguien como él. Con sus ojos de "niño", mirandolo todo.
Y quise mandarle un mensaje, decirle que estaba allí y me estaba encantando. Que era mágico. No lo hice. No hemos conseguido recuperar la amistad, no por falta de simpatía (cada vez que nos encontramos siento la corriente de simpatía mutua, de cariño, que no creo que se vaya jamás) pero aún todo es confuso y raro. Así que tengo que aprender a vivir sabiendo que he perdido un amigo, uno de los mejores que he tenido.

- Y aunque pueda parecer contradictorio con la añoranza anterior. Estoy echando de menos a alguien que ha formado parte de mi vida durante unos pocos meses. Hace unos meses conocí a un chico. Por primera vez tras año y medio me sentí cómoda con alguien y me gustó la sensación. Así que me dije, pues vamos a intentar volver a verlo. No pensé que llegara a gustarme de verdad, sólo quería volver a sentir esa calidez de la compañía que había sentido cuando lo conocí. Y resultó que quiso quedar a solas, y comenzamos a quedar todas las semanas. Ninguno de los dos quería nada "serio", además, sabíamos que se iría en un par de meses a vivir a su ciudad natal (de nuevo 1000Km de distancia).
Y se fue y no ibamos a volvernos a ver. Pero las casualidades de la vida me hicieron verlo de nuevo un par de veces más. La última hace un mes. Le dije que no quería volver a hablar de quedar. Me estaba enganchando y me daba miedo volver a estar pendiente de los emails, del telefono y de encajar días libres y billetes de avión... No sé que buscaba él. No sé siquiera si sólo era una más entre muchas o si yo le estaba gustando como él a mi. Así que ahí quedó la cosa. Alguna vez hemos hablado después de "despedirnos" y cada vez más tengo la tentación de saltarme a la torera mi autolimitación y pasar un fin de semana más juntos. Pero cuando lo pienso, me doy cuenta que no tiene sentido. Que es pan para hoy y hambre para mañana. No sólo por la distancia (otra vez) sino por los sentimientos de él. Y por los míos. De hecho, ni siquiera estoy segura de lo que siento yo.

- Y por último, y para acabar de rematarla, mi exjefe-compañero-amigo, después de mil tumbos y de unirnos más que nunca cuando ambos estuvimos sin pareja, ha cambiado mucho. En lo esencial sigue siendo el mismo. Pero anda muy desequilibrado en sus decisiones, sin saber muy bien porqué hace las cosas. Y los últimos meses me cansaron muchísimo. Porque no puedo evitar preocuparme cada vez que hace algo que para mi es una locura. Y ahora que parece que se equilibra, que ha encontrado una chica, siento que lo pierdo. Lleva 6 meses con una chica, y van a ser padres. Supongo que no soy la única que piensa que es una locura... Y aunque me alegro lo bien que se lo ha tomado, ahora que dice que está contento (nunca se le puede creer mucho porque se miente mucho a si mismo desde siempre), sé que independientemente de cómo vaya todo, lo he perdido. Que como es lógico, sus prioridades van a cambiar (deben cambiar). Y sé que es mi lado egoísta. Que es ley de vida. Pero no lo puedo evitar.

Así que aquí me tenéis. Intentando deshacerme de la nostalgia, aunque sea sólo de una de ellas. Y he pensado que, hasta nuevo aviso, y aunque en cierta forma me parezca retroceder, voy a volver por aquí cada vez que me apetezca. Escribiré lo que quiera y como quiera. Y si en algún momento siento que es una manera de estancarme en el pasado, pues cerraré las puertas definitivamente.

jueves, 21 de octubre de 2010

Breve visita

Hoy estoy triste y no puedo quitarme esta pesadez de espíritu de encima. Y no es por mi. Las cosas me van bastante bien y no tengo quejas. En mi casa todos bien y buen ambiente general. En el piso hay una cordialidad y una alegría general estupenda, desde que "acogimos" a las dos erasmus italianas. En el trabajo, valorada, que es mucho más de lo que los demás tienen. Con los amigos, bastante bien, siempre con planes y con algún que otro grupo que me acoge al más puro estilo de familia. Y sin embargo no hay forma de sonreir hoy. Hay algo que me pesa por dentro, que no me deja concentrarme en el trabajo y que me hace asomar aguilla a los ojos. Y debo suponer que, al mensual ataque de hormonas lacrimógenas, se suman los problemas de la gente a mi alrededor, la empatía por un lado y el miedo egoísta a que puede tocarnos a nosotros. La deseperanza de saber lo inalcanzable de la felicidad como estado, o ese lado más tenúe pero igualmente deseable e inalcanzable que es la tranquilidad. Y sé que mañana todo volverá a compensar, y esta perra vida volverá a tener sentido y habrá más de cien mentiras que valgan la pena. Y la sonrisa volverá a escapárseme de la boca y la carcajada sincera estará a punto, lista como siempre a explotar. Pero ahora mañana está tan lejos que me cuesta agarrarme a nada. Y pienso en mi estupidez, en no apreciar lo que tengo, en preocuparme por la felicidad futura cuando tengo el presente completo para comerme.
Y en estos momentos echo de menos el blog. Ese lugar frío para algunos y acogedor para mi, donde había hecho una pequeña familia que entendía mis palabras y con quien sincerarme hasta el punto de sentir que me derramo sobre el teclado. Sin miedo, sin pretenciones, sin nada. Supongo que es esto lo que hace que hoy vuelva a escribir aquí, a pesar de haber cerrado estas puertas, al menos yo lo creí así, para siempre.
Esto no es una vuelta, sólo es una breve visita.

martes, 11 de mayo de 2010

Nuevo blog

Pues ya me he animado. Ahora sí, ésta será mi última entrada. Aquí tenéis mi nueva dirección. Algunos ya estáis agregados a mi listado, el resto iré pasandolo poco a poco. Aunque por lo que veo, no hay mucho movimiento.

http://rinconesdemireino.blogspot.com/

Echaba yo de menos el gusanillo del blog. A ver como va éste, que ya es mi tercero.

Un besazo!

jueves, 25 de febrero de 2010

Despedida.

Hace más de cuatro meses que esté blog se cerró. De manera implícita, pero se cerró. Desde que supe que no volvería a escribir en él, me plantee muchas veces el post despedida que después de casi tres años esto merecía. Al principio no quise hacerlo y después fue dejando de tener sentido. Ahora, sin embargo, echando un vistazo a los antiguos blogs que leía, he visto tantos blogs "inacabados" que me ha dado pena dejar éste así. Sin despedida. Estoy segura que ya nadie pasa por aquí, pero por si alguien vuelve (o entra por primera vez) y se pregunta que pasó con pequeña, pues aquí va mi despedida.

Este blog nació con la intención de escribir pequeños relatos, practicar una de las cosas que más me gustan que es escribir. Nació por las ganas de comunicar lo que sentía a través de palabras... Al final se convirtió en un diario donde dejaba plasmado la parte de mi vida que absorbía el resto. Todo era EL y entre medias pues contaba otras cosas. Después de tres años EL dejó de tener sus mayúsculas y ha pasado a ser él en minúsculas... Y en el intento de alejarme de todo lo que dolía, lo primero que supe era que para cortar por lo sano también tenía que olvidarme de este blog donde está relatada toda nuestra historia. Me ha dado pena cerrarlo del todo, porque, con el tiempo, seguro que quiero recuperar algunas de las historias que escribí, pero tenía claro que ya no volvería a escribir aquí.

Así que me despido. Ya sabéis porque nunca volví. Si alguno de los que llegue a considerar amigo se pregunta como estoy... Pues estoy bien. Sigo con mi vida, a mi manera. Estas navidades, cuando le di las gracias a un amigo por como me ha ayudado en este final de año, me dijo... "Gracias a ti por la alegría que derrochas". Para mi es lo más importante. Seguir disfrutando con las cosas que merecen la pena. Seguir caminando, aunque ahora lo haga sola.

Un beso a todos los que me habéis hecho compañía durante estos tres años de blog. Y quien sabe, quizás vuelva con un nuevo blog sinónimo de nueva vida, a martirizaros con mi día a día...

lunes, 12 de octubre de 2009

Miedo, impotencia y otras preocupaciones.

No sé que hacer. Supongo que esperar es lo único que puedo hacer, pero me siento impotente y además tengo miedo. Miedo a que todo se haya acabado y yo no me haya enterado. Miedo a que detrás del resto de problemas esté escondiendo la necesidad de alejarse de mi.

EL está agobiado, preocupado o desilusionado. No sé si es una de las tres cosas, si son las tres o si incluso hay más. Hay cosas que explican ese bajón, que explican su estado de ánimo. Pero a veces tengo la sensación de que yo me incluyo en el lote.

Me prometí a mi misma que no iba a dejar que la mala racha pudiera con nosotros y no pienso rendirme. Me prometí que intentaría dejarle espacio para que se encontrara a sí mismo y que volviera a ilusionarse. Que no le iba a presionar, que no iba a ser una carga más. Todo eso me prometí porque he visto como buenas relaciones se han venido a bajo por no entender que el otro no necesita o no puede dar en ese momento lo mismo que tú. Yo puedo seguir necesitando el lado "romántico" de la relación y ÉL ahora mismo tiene otras cosas que le preocupan más en la cabeza como para andar en "te echo de menos" o "te quiero mucho".

Y aunque como he dicho, no pienso rendirme, a veces el miedo me puede y me vengo a bajo. Sólo es un ratito pero no lo puedo evitar (como ahora). Me da pánico que ya no le ilusione estar conmigo, que ya no tenga ganas de mi y que tras unas semanas más así, me diga que se acabó.

No soy tonta, así que tras los primeros días de tener esa sensación, decidí preguntarselo directamente. Porque lo único que tengo claro es que si no quiere estar conmigo prefiero que me lo diga directamente y lo antes posible. Así que tres veces se lo he preguntado (de distintas maneras) en las últimas tres semanas. La última le pregunté directamente que si estaba seguro de querer seguir estando conmigo (más directa imposible). Me dijo que sí. Me hubiera gustado rotundidad, un por supuesto te quiero muchísimo y no puedo vivir sin ti, pero sé de sobra que no siempre salen esas palabras, que a veces todo pesa demasiado para poder sentir así. Así que confié en su sí, y me sigo aferrando a él, cada vez que noto su apatía, su dejadez o su tristeza.

El miedo, por un lado, y por otro la impotencia. Olvidandome de mi, y de mi lado puramente egoísta, estoy preocupada por EL. Nunca lo había visto así. Sabía que había estado así antes, pero nunca lo había visto así porque cuando estaba conmigo se le pasaba en un rato. En un día a lo sumo. Enseguida volvía a sonreir y se relajaba, o al menos eso notaba yo. Ahora, sin embargo, no he conseguido tener ese efecto sobre él. Ni hay nada que consiga ilusionarlo un poco. El monociclo, quizás. Creo que es lo único que lo relaja. Pero no es suficiente. Necesita ilusionarse con su futuro, verlo claro, pero por ahora no lo consigue.

A veces desearía poder llevarmelo lejos de todo lo que le duele. Me gustaría poder protegerlo contra todo y verlo reir. Es inquieto y le gustan los retos y verlo ahora así... Aburrido creo que es la palabra. Y no poder hacer nada, absolutamente nada para ayudarlo. Alguna vez he pensado que si hicieramos planes a corto plazo, que EL viera que las cosas van saliendo (ir buscando ya trabajo en Madrid-Barcelona) comenzar a acercarnos... Pero otras pienso que para EL hay muchas cosas que debe solucionar antes que eso y puede que sea más presión que ilusión para EL.

Así que no sé. No sé cómo puedo ayudarlo. Yo por mi parte y para poder ser suficientemente fuerte para intentar aguantar por los dos, he empezado a buscar cosillas en Madrid y Barcelona. Ya sabéis, cambiar las preferencias en infojobs, y dar alguna vueltecilla por ahí mirando opciones. Ahorrar para poder afrontar dificultades económicas que pueden venir al irnos sin que alguno de los dos tengamos trabajo y cosas así. Algo que me haga ilusionarme a mi, para poder tirar con fuerza para adelante.

Sé que suena a cursilería barata pero es cierto. Si sé que me quiere, que quiere estar conmigo, teniendo esa certeza, puedo aguantar la racha que venga. Pero me hace falta a mi lado.

Así que ya sabéis cual ha sido la parte triste del Camino. Lo que ha empañado mi viaje. En próximos días iré contando algunas cosas más, espero que más alegres que tristes, para poder hacer justicia a la experiencia.

Un beso para todos.

viernes, 9 de octubre de 2009

Caminando

Es tarde, tengo sueño y mañana tengo que madrugar que hay que currar, pero no he podido resistirme a escribiros un poco.

Mi nueva ausencia se ha debido a que por fin me fui a hacer mi pedacito de Camino. Y me gustaría poder hacer un balance global, pero sería injusta con la experiencia. He pasado la mayoría de los días arrepintiendome de haber empezado (y nada tienen que ver ampollas, lesiones o cansancio, que por esa parte no me puedo quejar). Sin embargo, cuando hoy, unos días después de regresar, miro hacia atrás, recuerdo mejor los buenos momentos que las tristezas. Y en el fondo, he SENTIDO más el viaje que si lo hubiera hecho todo el día sonriendo. Con esto quiero decir que tengo dos balances a hacer, uno puramente anímico del que supongo que hablaré largo y tendido en futuros posts y otro más "racional" o "histórico" en el que se mezclan los paisajes, el reto físico, la desconexión de casi todo mi mundo, la gente...

Me gustaría hablar sólo de este segundo balance que es el positivo, pero si os uso como desahogo, no queda más remedio que me oigais el balance "negativo" o anímico.

Pero para suerte vuestra, es demasiado tarde, yo me caigo de sueño, y sólo he pasado para dar señales de vida. Así que mis penas y alegrías, se quedan para próximas visitas.

Un beso a todos.