jueves, 28 de junio de 2007

Un regalillo para Kafrune


Que conste que no lo conocía, pero me dio curiosidad ;)

miércoles, 27 de junio de 2007

Axolotl


...El horror venía -lo supe en ese momento- de creerme prisionero en un cuerpo de axolotl, transmigrado a él con mi pensamiento de hombre, enterrado vivo en un axolotl, condenado a moverme lúcidamente entre criaturas insensibles. Pero aquello cesó cuando una pata vino a rozarme la cara, cuando moviéndome apenas a un lado vi a un axolotl junto a mí que me miraba, y supe que también él sabía, sin comunicación posible pero tan claramente. O yo estaba también en él, o todos nosotros pensábamos como un hombre, incapaces de expresión, limitados al resplandor dorado de nuestros ojos que miraban la cara del hombre pegada al acuario...

Axolotl, Cortázar.

martes, 26 de junio de 2007

Por culpa de lenita.


De esta entrada tiene la culpa lenita. Acabo de llegar por casualidad a su blog y me he encontrado con su entrada "primera vez" y no he podido reprimir las ganas de escribir sobre la mía.

Fue hace bastante poquito, sólo unos meses. Llevo poco con mi chico, van a hacer 10 meses, pero lo conozco desde hace muchos años. Y desde que lo conozco me ha traído loca. Me han gustado otros chicos, incluso he creído estar enamorada, pero siempre acababa volviendo a colgarme por él... Hasta que este verano nuestra amistad empezó a hacerse sospechosa, y la chica tímida que soy, acabó declarandosele. Horas antes de coger él su avión de vuelta a casa, de madrugada solos en un banco, el tiempo se paró.

Total, que me voy por las ramas, al asunto...

El caso es que hace unos meses fui a visitarlo unos días. Vive sólo, y claro, pues había bastantes expectativas de acostarnos juntos. Ya habíamos hablado de sexo, pero él no quería que me sintiese presionada y yo no sabía como hacerle ver que, a pesar de todas mis inseguridades, yo tenía tantas ganas como él.

Yo era muy poco versada en todas estas lides. Mis escarceos no pasaban de unos cuantos besos y sobadas por encima de la ropa. No soy una mojigata, pero nunca había estado con un chico lo suficiente como para pasar de ahí. Y la primera vez necesitas más confianza de la que te proporcionan un chico al que conoces de haber quedado tres veces. Al menos yo. Por eso de mis escasos conocimientos, mi timidez no daba para más que dejarle hacer y seguirle en lo que pudiese. Pero con poca iniciativa propia. Así pasaron dos noches en las que me hizo disfrutar muchísimo. La segunda noche fue increíble, me enseñó un montón de cosas de mi misma que no sabía.
Fue a la tercera noche cuando lo intentamos. Dolía. Dolía un montón. Me dijo suave en el oido, relajate, duele por los nervios. Pero un carajo me iba a relajar. Estaba siendo todo lo dulce del mundo pero era imposible. Él decidió dejarlo, siguió con los besos y las caricias pero dejó que me tranquilizara. A la mañana siguiente cuando nos despertamos, empezamos a jugar un poco. La cosa fue a más, y a más y a más. Y esta vez si que pudimos acabar lo empezado. Dolió un poquito, pero todo fue mucho mejor. No me llevó al orgasmo, pero me divertí. No sé, me gustó. Lo suficiente para que me pasase todo el día pensando en volver a quedarnos solos.

Así que discrepo con lenita, porque este chico, al menos éste, se preocupó por hacerme sentir bien. Y sigue haciendolo cada vez que podemos estar juntos. Y me ha demostrado que busca con más ahínco mi placer que él suyo. Pero ahí se esconde una parte de su egoísmo (lo he descubierto porque es el mío propio). Porque cuando más placer consigo, es cuando lo veo a él disfrutar. Cuando hago que él pierda el control. Eso mismo le ocurre a él. Por eso uno de nuestros juegos favoritos es intentar mantener una conversación e ir pasandonos un poco con las caricias y demás, hasta que uno de los dos tiene que dejar de hablar.

lunes, 25 de junio de 2007

Con más sentido del que aparenta.


A pesar de tener 23 años, una carrera, un curro, mi propio dinero... Por qué sigue empeñandose en que soy una niña?

Supongo que la diferencia está en que ahora no puede encerrarme en la habitación para impedirme las cosas.

Venecia


Llevo varios días que no me puedo quitar el viaje a Venecia de la cabeza. Yo soy así, me obsesiono con una facilidad impresionante. Y esta mañana, como todos los lunes, me he pasado por Icorso para leer el artículo que Pérez Reverte publicará en El semanal el domingo que viene y me he encontrado con esto...
"Y me digo que los libros sirven, entre otras cosas, para amueblar paisajes. Llegas a tal o cual sitio, aunque nunca antes hayas estado allí, y las páginas leídas permiten ver cosas que otros, menos afortunados o previsores, no son capaces de advertir. Un islote despoblado y rocoso del Mediterráneo, por ejemplo, es sólo un pedrusco seco cuando quien lo contempla desconoce las peripecias de Ulises y sus compañeros. Sin Lampedusa y su Gatopardo, Palermo no sería más que una calurosa e incómoda ciudad siciliana. Quien viaja a México ignorando los textos de Bernal Díaz del Castillo o de Juan Rulfo, no sabe lo mucho que se pierde. Y no es lo mismo pasear por Oviedo, o por Buenos Aires, con o sin La regenta, Roberto Arlt y Borges en el currículum. "

Y es un poco lo que me pasa a mi mientras preparo el viaje. Primero fue el deseo de ir a Verona, evidentemente por Shakespeare. Todo hay que decirlo, deseo aumentado por ser una de las historias de amor por antonomasia, así se vuelve un lugar muy romántico para ir con mi chico. Después ir a la Galeria de la Academia, concretamente a ver "La tempestad" de Giorgione. De eso tiene la culpa Juan Manuel de Prada. Y ahora me voy a releer (por tercera o cuarta vez) un trozo en el que el Conde de Montecristo pasa por venecia (aunque lo tengo mezclado con Roma y tengo que hacer comprobaciones).

Y es que es algo especial pasear por esos lugares que por culpa de un buen libro, o de una película, se han convertido en un poco tuyos. Imaginas los pasos de los personajes, recorres el plano de la ciudad intentando encontrar las ubicaciones reales de los sitios que ya están en tu imaginación. El paisaje se llena de historias y ajenos a guías y visitas obligadamente turísticas, buscamos nuestros edificios, esas fachadas o esos callejones en los que se materializan sueños. Paisajes que sólo tus ojos pueden ver y que hacen a una ciudad diferente.

Espero que las expectativas se cumplan, porque quiero disfrutar como una niña.

Mara, si te quieres venir, con eso me acompañas, que el viaje lo hago desde malaga hasta venecia solita. ;)

jueves, 21 de junio de 2007

Estabilizandome.


Pues sí. Parece que ya voy mucho mejor. Después de semejante entrada tan derrotista me debía a mi misma escribir con un poco más de optimismo.


Hoy estoy tranquila, incluso contenta. Sé que aún es fácil volver a estar triste. Ahora mismo me siento flotando entre la línea que divide la alegría estridente y el pesimismo desperanzador. Como un nenúfar...


Ya tengo los billetes para Venecia. Ya di el paso definitivo. A él lo he notado algo mejor. No mucho, pero supongo que está como yo, buscando el equilibrio. Esta noche hablaremos más, espero volver a oirle esa risa sincera que consigue sacarme de cualquier mal momento. Lo necesito por él, y por mi.


En casa las cosas siguen mal. Y van a seguir así una temporada. Pero toca ir sobrellevando. Hoy tengo más energía para poder enfrentar lo que se viene encima.


El trabajo y el futuro, son cosas que hoy no me preocupan. Estoy bien donde estoy, y ya habrá tiempo de hacer cosas que gusten más. No es algo que tengo que decidir aún. Al menos hasta después de verano tengo tiempo para ir pensandolo.


Hoy la vida es un poco más amable. Supongo que sólo es cuestión de dominar los nervios... Difícil tarea no?

lunes, 18 de junio de 2007

Hoy todo está oscuro. Y no, no es climatológicamente hablando. No hay nada a lo que mirar para sonreir. Nada. Y aunque intento echarle la culpa a cosas concretas, no sé si es en general que las circunstancias se han puesto en mi contra, si soy yo la que me he puesto en contra mía o si de verdad hay algo que hace que todo se empañe.

Junto con las ganas de llorar, tengo la necesidad de tomar una decisión drástica. De dejarme de lloriqueos y enseñar que tengo carácter suficiente. Mandar a todos a la mierda. Hacerme la fuerte. La que no necesita de nada ni de nadie. Eso me haría tener un momentanéo momento de respiro. Sonreiría prepotente... Para luego arrepentirme, porque hay gestos irreversibles.

Un amigo me ha dicho, sin ni siquiera saber porque estoy así, que no tome ninguna decisión importante. Que todo el mundo tiene esas temporadas malas y que cualquier decisión es mejor tomarla con la cabeza fría. Ha habido algo en su tono de voz que me ha hecho calmarme un poco, aunque solo por unos segundos.

Aplazaré las decisiones que tengan efectos irreversibles en la medida que pueda.

domingo, 17 de junio de 2007

Incapaz


Siento que mi cabeza es un gran baúl desordenado. Es como si en ella estuviesen todos los pensamientos enmarañados. Y cuando intentas buscar uno, para sacarlo fuera, se pierde entre mil ideas distintas. Tengo la misma sensación que cuando intentas coger algo concreto de un montón, y al tacto de los dedos se hunde más, perdiendose de la vista.

Eso es lo que he sentido hoy, y muchas otras veces, cuando me pongo a escribir. Tengo una idea sobre lo que escribir. Algo que ha aparecido en mi cabeza. Primero es algo vago que casi no puedo identificar, pero empieza a retumbar en mi cabeza tomando consistencia. De golpe, las frases aparecen como si las estuviese leyendo. Es extraño, al menos para mi. Entonces intento conseguir papel y un bolígrafo donde sea, para poder plasmarlo. Sé que si no lo hago, serán palabras que he perdido.

Al poco tiempo de estar escribiendo hay una idea que no consigo desarrollar bien. Comienza la historia a bifurcarse y no sé cual de las ideas seguir. Otras veces me bloqueo. Estoy escribiendo y ocurre algo a mi alrededor que me impulsa a escribir sobre otra cosa totalmente distinta haciendo borrarse del disco duro de mi cabeza la idea que estaba desarrollando. Y así sucesivamente. Hoy, mientras intentaba hacer germinar una semilla de relato, han sido tres las ideas que peleaban por salir, sin que ninguna de ella dejase paso a las demás. Y entonces, cuando comprobé que la lucha era inútil, decidí que sobre lo único que podría escribir era sobre mi incapacidad para hacerlo.

Así que aquí tenéis, una entrada escrita no por inspiración sino por su antónimo.

viernes, 15 de junio de 2007

La sonrisa



Como lo prometido es deuda, aquí va la sonrisa.
Y para acompañar, una de las frases celebres de una de las colegas de Mafalda, Libertad. "Comienza tu día con una sonrisa y verás lo divertido que es ir por ahí desentonando con todo el mundo"

miércoles, 13 de junio de 2007

Algo cansada.

Se acabó mi racha de optimismo. No estoy especialmente abajo, pero se me ha caído la sonrisa constante de los labios. Mis manos se cansaron de hacerle cosquillitas a la vida. Tampoco es para asustarse. Mañana, cuando mis dedos hayan descansado un poco, volveré a hacer que la vida me sonría. Pero por hoy no hay ganas. Por hoy sólo cerraré los ojos para que la realidad no se me acerque demasiado.

Y ahora una pregunta al aire... ¿¿qué carajos pasa con Egocracia?? Llevo unos días que me da error la página.

Se busca información... La recompensa, una sonrisa... (la economía está muy mala, que queréis que haga)

lunes, 11 de junio de 2007

Ya era hora de escribir.

Vaya semanita he tenido. Ésta al menos no parece empezar tan mal.

Animicamente estoy bien. La semana pasada comencé, de nuevo a venirme un poco abajo, pero, de repente el martes decidí que no iba a dejar que nada cambiese mi habitual estado de ánimo. Los que conoceis el blog pensareis que mi habitual estado de ánimo es depresivo, pero no es así. Siempre he sido muy alegre y he sabido ver el lado bueno de las cosas. He tenido mis momentos bajos, mis pequeños complejos y mis traumas, pero me ha gustado sacar fuerzas para superarlos.

El martes decidí que iba a hacerle cosquillitas a la vida, ...si la vida no me sonríe, le hago cosquillitas... dice la Mala. Y yo quise comprobar si funcionaba. Y funcionó, comencé a sentirme algo mejor. Y el viernes, apoteosis final. Hubo un gesto en una pareja amiga que me hizo darme cuenta de muchas cosas. A través de ellos, pude ver, por fin, con los ojos de él, y me di cuenta de lo mucho que yo le importaba. Me hizo sentirme bien. Bien conmigo, con él, con nuestra relación.

Y esa noche, después de mucho tiempo, lo di todo mientras hablabamos. Y él también. Después de mucho tiempo, volví a sentir que casi lo tocaba de lo tangible que se volvía su recuerdo a través de su voz.

Anoche, cuando comenzaba a difuminarse esa sensación de cercanía, él volvió a mostrar su lado protector conmigo. Me hizo acordarme de nuevo de lo que mi momento de lucidez del viernes me había mostrado. Y no tuve más remedio que quererlo aún más. No tuve más remedio que necesitar protegerlo, de olvidarme un poco de mi y concentrarme en él. Y me hubiera encantado estar allí para poder abrazarlo y que se durmiera en mis brazos, intentando darle la tranquilidad y la fuerza para afrontar todo lo que se le venga encima. Poder ser su apoyo.

Y a ver, que alguien me explique a que viene esta entrada, porque yo iba a excusarme por no haber escrito en tanto tiempo. Yo iba a contar el mucho trabajo que he tenido (y sigo teniendo). De la situación de stress que tuve la semana pasada, que cuando llegaba a casa no podía ni escribir. Ni siquiera leer. Que tan solo me apetecía dormir. Que estaba cansadísima... Y que me sale? Pues sin darme cuenta, acabo volviendo a hablar de él. Si es que no tengo remedio... y como diría Bunbury, ni lo quiero tener.

lunes, 4 de junio de 2007

Gritar


Estoy en la oficina, mi jefe (del cual sólo me separa una mampara) está teniendo una reunión que ha acabado a gritos. No es la primera, suele ocurrir algunas veces con algunas subcontratas, pero yo no consigo acostumbrarme. Soy incapaz de trabajar así. Necesito gritarles que se callen, que así no es forma de llegar a ningún acuerdo. Pero claro, probablemente, no se lo tome muy bien mi jefe. Y gritarle para que dejen de gritar... Tampoco es muy lógico.


Total que lo único que se me ha ocurrido, a parte de salir corriendo de la oficina, cosa que no podía hacer, ha sido evadirme aquí. No puedo dejar de oir sus gritos, pero al menos consigo concentrarme en algo. O descentrarme al menos.


Y es que no os imagináis en que clase de estado nervioso me pone estar en medio (o al lado) de una discusión de esta magnitud. La última vez, llegué a casa 3 horas después de que acabase la discusión, y aún seguía temblando por dentro. Por fuera aguanto lo que sea. De cara al exterior soy fuerte, pero por dentro los nervios me saltan a la mínima.
Parece que vuelve algo la calma... No lo entiendo, ahora ya están tan tranquilos, hablando de sus respectivas vidas. Y al final soy yo la que se queda nerviosa y de mal rollo. Que se le va a hacer! Volveremos al curro.
Que empiecen mejor que yo la semana.

sábado, 2 de junio de 2007

Recuperar.




Acabo de llegar de la playa. Hoy me apetecía pasar una tarde tranquila, así que he cogido mi libro, la toalla, el inevitable cuaderno por si me daba por escribir y la crema protectora. Si hay algo por lo que me gusta ir a la playa sola es por evitar el engorro que supone llevar TOOOODO, lo que mi familia considera imprescindible para pasar un rato en la playa. Y es que somos la típica familia playera, aunque me duela reconocerlo.

Así que con esa escasez de equipaje, me he dispuesto a hacer mi camino hacia la playa, y allí he pasado la tarde en total tranquilidad.

Ha sido estupendo pasar ese rato sola. He conseguido relajarme por completo, cosa que me hacía falta después del trabajo de esta semana. Tenía algo molesto en la espalda, los ojos y la nuca. Una suerte de presión que hacía parecer lo que me rodeaba, gris y oscuro. Después de respirar el olor tan característico de la sal en el aire, oyendo las olas de fondo, me he sentido algo mejor. Y cuando he hecho desaparecer mi cabeza entre las olas, todo se ha esfumado por completo. Durante unos segundo solo existía yo y el mar, golpeando mi rostro, acariciándome la piel. Cuando he salido de la playa directa a la toalla, he sentido como todo el stress y la presión de estos días se han diluido en el agua, quedándose allí, dejándome a mi libre. Tranquila. Nueva.

Y después el sol, a ver si yo también me pongo muyyy morena como mara, y la soledad, que cuando es elegida, tan bien me sienta.

Y ahora ya estoy lista para largarme a una barbacoa, donde la soledad será imposible por ser casi multitudinaria, pero donde las risas están aseguradas...




Que pasen un buen fin de semana...