viernes, 26 de octubre de 2007


Mirando por la ventana veo el mundo moverse. Gente arriba y abajo que caminan buscando su sitio. Y mientras, yo estoy sentada. Permanezco inmóvil. En mi cabeza resuenen palabras exhortándome a que me mueva. A que camine. A que busque mi lugar.


Yo sigo quieta. Algo me paraliza. Me gustaría poder deshacerme de esas cuerdas invisibles que me mantienen en esta silla.


Pasando por mi lado parezco muerta. Pero si te tomas la molestia de mirar a mis ojos, los verás brillar. Descubrirás que vivo. Descubrirás mi fuerza. Si te acercas lo suficiente no te cabrá duda. Romperé las cuerdas y caminaré. Correré.


Pero si pudieras hacerme un favor... Uno sólo. Acércame un espejo. Yo también quiero asegurarme.


jueves, 25 de octubre de 2007

Su mirada.


Ese día comencé a creermelo. Esa mañana de martes, llegué a la oficina como siempre, a las 9.05. Me senté frente a mi ordenador y comencé con la rutina. Encender el ordenador, comprobar el fax, revisar las cosas pendientes... Aún no había llegado el jefe, así que me dije que podría sacar la camara y pasar las fotos del día antes. El lunes me lo había tomado libre. Era su último día en Castellar y decidimos irnos juntos a ver unas ruinas romanas, a la playa y a lo que se terciara.


Saqué la camara del bolso, preparé el cable y comenzaron a bajarse. Eran muy poquitas fotos, cuando estaba con él siempre olvidaba utilizar la cámara. En casi todas salía él sólo. Sonreí al recordar como se picaba porque yo no paraba de acercarme con la cámara y luego nunca le dejaba tomarse la revancha. Esta vez no se podía quejar, le había dejado sacarme cuatro fotos. Todo un record.


Una vez grabadas en el ordenador, me puse a verlas una a una. Detenidamente. Disfrutando. Desde siempre, la primera vez que me dispongo a ver fotos nuevas- recien pasadas al ordenador o recien reveladas- tengo la sensación de estar abriendo una caja sorpresa. Fotos que no recuerdas que hiciste, detalles que desde el visor no habías notado, etc. Soy muy mala sacando fotos, y mi cámara ya está en las últimas a cuenta de los golpes, así que el valor de éstas sólo se deben a lo sentimentaloide que soy.


Fui pasando imagenes hasta que me encontré con sus ojos. Rectifico, no con sus ojos sino con su mirada. Esa foto fue un capricho mío. Estabamos tumbados en la arena, yo con su camiseta puesta y él tenía su cabeza sobre mi costado, haciendo angulo recto con mi cuerpo. Le miré desde mi posición y quise tener esa imagen grabada. En ese momento no sabía, exactamente, de donde nacía esa necesidad, pero al ver la foto sí.


Busqué la cámara y le "ordené" que se colocara igual. Me miraba mitad sorprendido mitad divertido pero, obediente, se colocó de nuevo y suspiró.


Esa mañana cuando me encontré de nuevo con sus ojos entendí la necesidad de mi impulso. De sus ojos se desprendía una dulzura infinita. Es de esas miradas que no se pueden preparar, que de repente te aparecen en la cara y dejan ver mucho más de tu interior de lo que normalmente estás dispuesto a enseñar. Esa mirada era más importante que ninguna declaración de amor. Me había dicho muchas palabras dulces. Me había dicho que me quería. Que me necesitaba. Me había dicho muchas más cosas y sin embargo hasta que me encontré con sus ojos en la fotografía no conseguí creerme mi suerte.

martes, 23 de octubre de 2007

Una vez más.

No sé si estoy de bajón, si estoy cabreada o si sólo estoy reclamando atención. Ha vuelto a suceder. De nuevo ha desaparecido. Esta vez han sido dos veces en la misma semana.

La primera, me enfadé mucho al ver que volvía a no coger el telefono. Salió a flote mi amigo Sarcasmo pero en cuanto le oí, en cuanto me contó que estaba agobiado, harto... La comprensión ocupó el lugar de Sarcasmo y sólo quise cuidarle. Sólo quería sentirle sonreir sincero.

Este domingo volvía de Sevilla con muchísimas cosas que contarle. El concierto, el italiano San Marcos, el periodista tímido, la chica con la que ligué en el Utopía (nunca me habían cogido el culo así, al menos no con ropa...jeje), Kike y su conversación pausada que siempre aporta cosas nuevas, la caminata increíble que me pegué... Y mil anecdotas más. Y sobre todo, que me hubiese encantado tenerlo allí para saltar y gritar en el concierto a su lado.

Y cuando veo que no llama, intento llamarlo y no responde. Solo lo intenté dos veces porque deduje lo que pasaba. Y sin embargo esta vez quise entenderle y no impacientarme. A la mañana siguiente volví a intentarlo, tras una noche de sueño intermitente, y volví a encontrar el mismo silencio. Y pasé el día dividida entre las ganas de cuidarle y el orgullo que me come por dentro cada vez que siento que me aparta.

Y pasé el día dandole vueltas a como afrontarlo esta vez. Las palabras ya están gastadas de tanto usarlas, no hay ninguna que no haya dicho nada para que intente entender que cada vez que hace eso me hundo un poquito. Y a medida que pasa el tiempo, voy bajando más, y más, y más. Y aunque estaba en un estado de nerviosismo "in crescendo" pensaba con claridad. Tocaba ser firme, clara pero sin agobiarlo más. Sabía que tenía que decirle.

Anoche, cuando por fin llamó y oí su voz... las palabras se diluyeron y volvió a ganarme las ganas de pasar de largo, hablarle con cariño e intentar que olvidase sus problemas. Un aquí no ha pasado nada... Pero cuando me di cuenta que de nuevo volvíamos a lo mismo, a que seguiriamos así siempre, perdí las ganas de hablar. Le dije que estaba cansada, que había sido un día largo y que ya hablaríamos otro día. Y colgué. Sólo se oyó un hasta luego al otro lado de la línea que se quedó sin respuesta por mi parte.

Y hoy me he levantado decidida a no llamarlo. A esperar a que él me llame, y si lo hace, ya veré como tengo el cuerpo... Pero me puede el saber que está mal y que no puedo ser un apoyo... Pero aún más me puede el sentirme tonta, el sentir que hace de mí lo que quiere, y que él lo sabe... Me jode que yo siempre quiera cuidarlo y que a él se le olvide siempre que yo necesito que me cuide.

Y no sé cuando soy injusta y cuando estoy comiendome el orgullo. Y...

Demasiados Y para una mañana.

domingo, 21 de octubre de 2007

Heroes!!


Otra mini actualización. Sólo para decir PEAZO CONCIERTAZO!! Estabamos en el quinto carajo, los veía pequeñitos pequeñitos (sino fuera por las pantallas gigantes...) pero, en definitiva, lo pasé genial. Me harté de gritar, saltar, bailar (para que luego digan que la música de heroes no se baila...) Y lo mejor? Ver la euforia de mi hermana, que lo pasó increíble... y que nos contagió a todos.


Mereció la pena las palizas de andar, el cansancio, los nervios y el remordimiento por el fin de semana perdido de estudio.


Pues bueno, con cansancio y todo, pero hay que volver a estudiar... Besos.


Lastima que no nos hayamos podido encontrar, Mara, pero habrá próxima...

jueves, 18 de octubre de 2007

Información a los consumidores.

Pues nada, que como algunos me han preguntado, pues lo vuelvo a decir. Ando un poco liada (curro, oposiciones y clases de inglés) y no me queda mucho tiempo para escribir en el blog.

Me doy mis pasaditas por vuestros blogs, pero casi nunca comento para no entretenerme y poder visitarlos todos. De todos modos tengo una entrada en mente (mientras conducía el lunes, iba dandole vueltas a la cabeza) pero hoy no estoy de humor para entradas positivas, así que la dejo para otro día que ande más inspirada.

No es que esté muy mal, pero ayer me desestabilicé de nuevo y aún colean las consecuencias. Con el subidón que tenía el lunes y como me he venido abajo... Pero bueno, todo lo que sube tiene que bajar (y espero que al revés se dé también...).

Con un poco de suerte, mañana me encuentro mejor ya. Un beso a todos.

jueves, 4 de octubre de 2007

Arco iris


Hoy mi cuerpo no acompañaba a mis buenas intenciones. Esta mañana me he levantado sabiendo el día que me esperaba. Necesitaba aprovecharlo bien, hay muchas cosas que hacer, y tenía que estar al 100%. Sin embargo me he levantado mal. La cabeza mareada, la garganta me duele y no paro de estornudar. Ante tal panorama mi estado anímico se vino abajo. Pensé, a la mierda los propósitos.

Abrí la puerta de casa, tras una ducha que no ha sido nada reparadora, y me encontré con el cielo gris y un airecillo frío colandose por mi ropa. Mierda de día. Cerré la puerta, y me volví a girar hacia el cielo. Ahí estaba. Un arcoiris. Hacía año que no veía uno. Supongo que siempre ando con demasiadas cosas en la cabeza y he perdido la costumbre de ir buscandolos tras las lluvias. Siempre me han encantado. Estoy segura de que suena cursi, pero siempre los he visto como un símbolo de esperanza. Promesa de sol. Y yo necesito el sol. Así que me he quedado mirandolo unos segundos mientras me colocaba la sonrisa. Sonrisa que me ha acompañado todo el camino. Junto con el arcoiris que iba a mi espalda y un cielo bastante despejado que me esperaba. Allí, delante mía, comenzaba el sol a aparecer y las nubes ya eran blancas. Dejé los nubarrones atrás y con ellos dejé mi malhumor. No mi resfriado, pero no se puede tener todo. Quizás suene muy preparado, muy rebuscado el ambiente "climático" pero juro que ha sido así. Que esta mañana el tiempo se ha puesto de mi parte para hacerme sonreir.

Puede que no sea tan mal día después de todo.

lunes, 1 de octubre de 2007

Dudas.


Escribir. Dejar que mis dedos se muevan sobre el teclado uniendo letras. O dejar que el bolígrafo fluya sobre el papel, manchando de tinta ese lienzo en blanco. Hacer que las ideas amontonadas en la cabeza salgan dando vida a historias. Eso es todo lo que me apetece hoy. Sentir que puedo expresar, que puedo plasmar mis sueños en el papel.

No me apetece moverme entre números que no tienen ningún sentido para mí. No me apetece pasar datos de unos archivos a otros. Tengo la sensación de ser un autómata, un ser programado para meter datos en un ordenador. Siento que se me atrofian mis capacidades. Como, cada mes que paso olvidandome de mis sueños, voy perdiendo un poquito de mí. Voy desapareciendo. Cada vez más pequeñita, cada vez más insignificante.

Luchar por esas oposiciones que me lleven a trabajar con chicos debería ser mi meta. Que mi trabajo se convierta en comunicación pura. Transmisión de conocimientos y superar cada día el reto de hacerles entender, hacerles apasionarse. Pero la rotundidad de saber que significa pasar todos los años de mi vida haciendo lo mismo me aterra. Me asusta no saber que dejo en el camino. Que puertas estoy cerrando. Y sin embargo debo visualizar la meta si quiero tener oportunidades de llegar. Olvidarme por un tiempo de otras posibilidades. Seguir adelante a pesar de las dudas.

Tras un fin de semana de relajación absoluta, la realidad llama a mi puerta.

¿Que estoy haciendo con mi vida?