jueves, 27 de diciembre de 2007

París?


- Me encantaría estar uno o dos años en Paris.

- ¿Has pedido alguna universidad de allí?

- Sí, dos...

- Mmm! Un atico en Paris.

- Un ático? Vale, pero si te vienes tú. No puede ser pasar dos días calentitos porque estés tú de visita, y el resto del año pasando yo solo frío.

- ...

- Vente a Paris conmigo. Aprenderías francés y mejorarías el inglés...

- ...

- Podemos probar una temporada cortita... O sino... Yo puedo pedir uno o dos meses en Granada, si te vienes conmigo podríamos probar... Estaría genial poder estar juntos.

- Sí, sería estupendo. En París o en cualquier sitio en el que estés...

- En cualquier lugar sería genial estar contigo... Me hace ilusión pensar en cuando podamos estar así...


Y, a pesar de estar en una cafetería llena de gente y tener la mesa en medio de ambos, no podía dejar de besarle y acariciarle. Y dejar que me clavase esa mirada que me desarma, que me vuelve idiota, que me deja sin palabras, que me corta la respiración...


Y aún sigo sin reaccionar. Nosotros nunca hablabamos de futuro juntos. Nunca. Me ha pillado por sorpresa. Y la conversación siguió, y se vieron algunas posibilidades, intentando poner facilidades. Y también me contó su negativa a irse a EEUU aunque su jefa le había insistido en que podía ser una oportunidad. El comentario de ella sospechando que algo había para que descartase esa posibilidad... Y, sobre todo, pensar en tenerlo todas las noches, todas las mañanas, todas las tardes. Y saber que él también quiere eso, necesita eso igual que yo.


Al final se impondrá la cordura y la cobardía, y esperaremos a hacer las cosas sobre seguro, pero anoche me hubiera ido a cualquier lugar que me pidiera, a buscarme la vida como pudiera.


(Un ático en París, en el barrio latino, con vistas a Notre Dame y al Sena...)


miércoles, 26 de diciembre de 2007

Navidad.


Llevo eludiendo unos días escribir esta entrada porque no sé que decir en ella, pero se me está haciendo tarde así que lo que salga, salió.


Para mi la Navidad siempre ha sido una época estupenda. Me gustan las cenas alrededor de una mesa bien preparada, con mis tios y mis primos, mis padres, mis hermanas... Eso sí, se echa mucho de menos a la abuela, aunque ya haga 8 años que murió. Llenaba cualquier habitación.

Pero no importa, siguen siendo buenas fechas. Nos reimos mucho juntos. La familia se ha ampliado. Una prima segoviana con su familia que lleva ya 2 años en el sur y que pasa las fiestas con nosotros. Algunos novios que cenan con nosotros... A cambio, alguna noche alguno de mis primos cenan en casa de sus novios con lo cual perdemos comensales. Pero siempre nos reimos muchiiisimo.


Luego está la magia que rodea estos días. Me resulta más facil soñar, volver a ser niña. Aunque este espiritu navideño no hace que me gusten los adornos navideños, que salvo alguno discretito, suelo odiarlos. Y más cuando ahora les ha dado a la gente de mi pueblo por decorar sus puertas como si fueran arboles de navidad. Todo luces de colores y papá noeles por todos lados... Da miedo.


Y los Reyes... Adoro esa noche. Adoro la parafernalia que nos montamos en casa para dar los regalos y me encanta cuando consigo comprar o hacer ese regalo que nadie esperaba y que sé que querían y se les ilumina la cara... No siempre es fácil, pero hay veces que se consigue. Y eso sí que es magia. La última vez fue en el cumpleaños de mi hermana. Cumplía 30 añazos y le hice una postal de felicitación tamaño cartulina con algunas de sus fotos preferidas y con la canción de Amparanoia


A los 30, la mujer, es una flor preciosa que fue tomando color y su brillo te ahoga. Madre, amante, amiga, trabajadora quiere un mundo mejor, y lo quiere ahora...

Fue una tontería que se me ocurrió y que me dió mucho corte darle por ser una ñoñería, pero cuando ví que se le caían dos lagrimones y como me abrazaba... Fue genial.


Así que sí, me encantan la Navidad. Estas dos semanas no me la consiguen estropear ni el consumismo ni la invasión yanki... Y más ahora cuando, después del mes de agosto, es la temporada más larga que tengo para estar con mi EL. Las navidades pasadas fueron sorprendentes para mi, nunca había celebrado así las fiestas. Y estas, siguen siendo tan o más sorprendentes, porque aunque se repita la imagen del año pasado, me sorprendo de que sea aún mejor de lo que recuerdo del anterior.


Así y sin más divagaciones... Felices Fiestas a todos. Sacadle partido, que siempre hay alguna forma. Algo bueno a lo que agarrarse.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Una entradilla con dedicatoria.

Pasando de preludios, mi jefe (compañer-amigo) se ha ido. Ha dejado la empresa. Ahora tiene un curro mucho mejor, menos estresante, más interesante y con mucho prestigio. Y es que el niño es un coquito (no hay que olvidar que tiene 25 años, y por su propio esfuerzo, sin enchufes ni padrinos, ha pasado a ser Director de la delegación sur (Andalucía, Extremadura y Ceuta y Melilla) de un Instituto importante en el sector de la construccióna nivel nacional) Ahora se codea con los profesores universitarios que lo puteaban en la carrera, con el consejero de industria, etc etc etc. Y no os creais que se lo tiene creído. Que va! Es uno de los tíos más humildes que conozco.




Me alegro mucho por él, sobre todo porque ahora tiene más tiempo libre para dedicarse a hacer lo que le gusta, y porque está estudiando el doctorado que era lo que quería. Pero a mi me ha dejado un poco sola. Hablamos de vez en cuando por teléfono y nos mandamos emails, pero no es lo mismo. Suele ser todo mucho más frío.




Ayer cuando llegué a casa y lo vi conectado en el messenger me alegré. Estuvimos hablando cerca de una hora. Al principio banalidades y bromas, pero después se puso serio y dijo que me echaba mucho de menos. Y yo a él, claro. Era mi confesor. (ERAMOS nuestros confesores) Y sé que es eso lo que más echa de menos, tener a alguien a quien contarle todas sus paranoias mentales. Alguien con quien desahogarse. Y es que él siempre está cuidando de todo el mundo. Todo el mundo necesita su ayuda, y que él solucione los problemas. Y de vez en cuando necesita a alguien que le descargue de ese peso.




Tiene novia, y es una chica estupenda. Pero hay algo que me fastidia de ella, y es que no sabe ver la necesidad de que lo cuiden a él. Es inteligente, guapa, divertida, pero es egoísta. O a lo mejor es que no sabe ver esa necesidad de él porque él no se abre del todo. No sé que será pero me da rabia ver que se siente desamparado. Quizás por eso le tomé más cariño. Yo y mi familia, que siempre me preguntaban mucho por él. Creo que despertaba algo así como un instinto maternal. Suena a coña, lo sé, pero no es la primera vez que me pasa. Hay personas a las que dan ganas de proteger, y él es una de ellas.




También hablamos de eso que seguro que más de uno está pensando al leerme. También hablamos de que más de uno, al vernos tanto tiempo juntos y con tanta confianza (casi tanta como con mi EL o mi mejor amiga) seguro que pensaban que andabamos liados. Lo dijo él, supongo que porque la novia se puso un poco celosa por una nota de despedida que le escribí y que ella leyó. Yo soy así. Si siento que voy a echar de menos a alguien porque es una persona especial lo digo. Porque es importante hacer saber a la gente que no te deja indiferente. Y siento mucho haber provocado celos, aunque sean mínimos. Estoy enamorada, y mucho, de mi EL, y quizás por eso de estar tan segura de lo que siento, me da igual lo que piensen los demás. Así que si alguno ve algo más que amistad en este post, que no se preocupe, hay más que amistad, cierto. Forma parte de ese pequeño grupo de amigos (2,3 incluso 4 personas) con las que formas una familia. Pero no estoy, ni me voy, a enamorar de él, porque ya lo estoy de otra persona que es tan o más especial que él. Ese que llena cada día todo lo que hago y que consigue que me guste a mi misma un poquito más cada día.


Y lo único que siento de esta posible erronea impresión, es que mi EL o su chica se preocupen sin motivo.


A todo esto, esta Navidad, pasaré un diita por Sevilla (ya sabes, Mara, avisaré) para que quedemos los 4. Mi jefe y mi EL se conocen y se caen muy bien. Y a mi su chica, salvo porque me gustaría que lo cuidase un poco más, también me encanta. Así que a patinar en Nervión y a dar una vueltecita en Kayak por Sevilla. Si no me ahogo, os contaré que tal ha ido el día.


Ah! por cierto. Solo 4 personas de mi ambito saben que tengo un blog: mis dos hermanas, EL y mi jefe. No imaginais la que me dio ayer por no darle la dirección para entrar. Menudo plasta!! jeje Quizás por eso decidí hacerle la entrada. En realidad nunca le había dedicado una sólo para él.


Besos a todos, espero que no os hayais aburrido mucho leyendo mis divagaciones.






martes, 18 de diciembre de 2007

Vayamos por partes...

Estaba yo blogueando tan tranquila (y escaqueandome momentaneamente del curro, no sólo de pan vive el hombre-ni la mujer) Pues eso que estando yo blogueando llego al blog de Angel y que me encuentro? Pues que al muchacho le ha dado por hablar de culos, tetas y partes favoritas del cuerpo. Y considerando que venía de leer a yaves que hablaba de mentes sucias, de su chico y de la lactancia... Pues nada, que mejor que seguir trabajando escribo un poco que así no hay quien se concentre.

Y estaba yo planteándome mis partes favoritas del cuerpo, y me he dado cuenta que tengo que hacer una distinción. Por un lado está las partes favoritas del cuerpo masculino en general y por otro las de mi ÉL en concreto, porque no coinciden. Y es que no puede ser, toda tu vida teniendo un ideal de tío, trabajandotelo y demás, para acabar contradiciendote a los 23.

Pero bueno, a lo que ibamos. Siempre me han gustado los ojos. Era lo primero en lo que me fijaba, siempre. A los quince pensé que me pirraban los ojos azules y verdes (por lo llamativos) Pero claro, luego creces y te das cuenta que ni ojos verdes ni azules, que lo que te gusta es que los ojos sean expresivos, vivos... Y sobre todo, que tengan esa capacidad de clavarte la mirada y desnudarte por dentro. Y no, no me refiero a babosos con mirada de rayos x, que hay algunos que parecen que la tienen y que te están haciendo un escaner, los hijos de su madre. Sino esos ojos que te dejan indefensa y te vuelven tartamuda.

Las manos. Me encantan las manos de los tíos. Manos grandes, curradas. Muy masculinas. Esas que con sólo rozarte la espalda te cortan la respiración. Cuando un tío sabe agarrar se nota. He bailado algo, me gusta la salsa y estuve en clases años ha. Y ahí se notaba el tío que lo hacía con seguridad, firme pero suave... El que te destrozaba con sus manazas o le gustaba pasarse siempre más abajo de lo debido... Como el capullo de G que me dijo en su primera clase, no es que a mi me gusta más agarrar por aquí (ya, claro y a mí que me toque bailar con Fran y no contigo, que se le va a hacer, sube la manita medio metro para arriba si no quieres que te la corte). Pero eso, unas manos fuerte me dan confianza y me excitan un montón. Por eso cuando veo unas manos grandes, con una pulsera de cuero o de hilo y un anillo en el dedo gordo... Ay! Se me va la vista detrás.

El culo. Me encantan. Y desde hace un tiempecito, me gusta más tocarlos que mirarlos. Bueno, tocar uno en concreto... que no veas que culito tiene el niño, será que monta en bici...

La actitud. Y aquí se complica la cosa. Son muchas cosas las que me gustan, pero hablando de la primera impresión... No sé, me gustan esos tíos que parecen muy interesantes, muy seriecitos y profundos. Quizás, también, me suele gustar (y esto porque me enternece) el aire tímido.

Uy! se me olvidaba. También me gustan las mandibulas. Esto es algo más del subconsciente. Porque no es que me gusten las mandíbulas anchas, bien marcadas, en sí, pero es verdad que casi todos los tíos en los que me he fijado la tienen así. Huesos bien marcados. Muy masculino también... Si al final voy a resultar toda una retrógrada en busca del hombre de las cavernas!!! Me estoy dando miedo.

Y ahora en concreto de mi ÉL. Mis partes favoritas, lo que más me ha gustado.

Su voz. Eso seguro en primer lugar. Es curioso porque nunca me había fijado en las voces de los tíos. Ni siquiera en la suya. Y es que, de hecho, la voz le cambia cuando estamos con los colegas todos juntos, a cuando hablamos los dos solos. Cuando estamos solos y comienza a contarme alguna anecdota, o intenta explicarme alguna teoría, o simplemente intenta abrirse un poquito para mi... Entonces se le vuelve la voz más profunda y más suave, y me relaja un montón escucharle. Es como llegar a casa y encontrarse la chimenea encendida y liarse en una manta. Puede tronar fuera, diluviar, lo que sea, que tu te sientes protegida contra todo. Cuando me habla así, ya sea de monjes budistas o de lo que comió ayer, siento que todo va ir bien. A veces consigue que tenga esa sensación hasta por teléfono.

Joder, que me ensimismo! volvamos a la realidad, otra parte (Dios me siento Jack El Destripador, diseccionando tíos en vez de putas)

Sus manos. Aquí si coincide con mis gustos generales. Y es que tiene las manos grandes y fuertes. Y tiene bastante fuerza. Me gusta cuando me levanta con tanta facilidad y me coloca donde él quiere. Y me gusta cuando me da masajes en las manos (es una caricia muy curiosa) o me da pellizquillos en el reverso de las manos. No sé, son dos caricias muy personales. Y sí, Angel, también me encanta cuando me coge el culo ;).

Su boca... Jejeje, Vaaale esta es trampa. Creo que esta no se puede contar.

Su espalda. Tiene unos hombros increíbles, y no es de gimnasio, es estructura osea natural. Nunca me han gustado los tipicos musculitos de gimnasio, no sé, me parecen artificiales. El, sin embargo, tiene la espalda ancha pero muy natural y desde siempre me ha gustado eso de él. Perderse, recorriendosela a besos es un lujazo...

(No sé para que me he planteado escribir este post, si es que me pierdo, Dios mío, me pierdo...)

Su actitud. Y no es ni tímido, ni le gusta parecer chico interesante y seriecito. Al contrario. Le encantan las bromas, no para quieto y es capaz de entablar cualquier conversación con cualquier persona que le presente. Tiene mucho mundo, y eso sí me gusta de él. Y es de fiar. En todos los sentidos. Es un buenazo, aunque cuando quiere le echa una cara dura... Y eso también me gusta. Le gustan las cosas muy claras, no es nada zalamero. Antes se calla que decir algo en lo que realmente no cree. Y bueno... esto es demasiado amplio, y no corresponde a una parte sino a un todo, así que mejor no sigo por aquí. Ya está siendo excesivamente largo este post.

Y bueno, también me gustan su culo, sus brazos, sus ojos (su mirada concretamente, pero por su ternura, ojos claros como dijo una vez yaves), su flequillo...

Demasiadas cosas...

Y ahora, os toca a ustedes. Que partes os gustan de los tíos/tías??

viernes, 14 de diciembre de 2007

Tengo un ala de hada.



Era el ala de un hada. Estaba segura. Es cierto que esta afirmación puede resultar dudosa considerando que nunca he visto una. Y aún más para todas aquellas personas adultas y racionales que niegan la existencia de todo aquello que no han visto con los ojos. Incluso puede haber algún "in-sensato" que, riendose de mi inocencia- ingenuidad o estupidez, que lo llamen como quieran- diga muy convencido que tan sólo es una hoja seca.

Bah! Tonterías! Es el ala de un hada. Lo supe en cuanto la vi.

Tiene forma de hoja de árbol. Es alargada y una fina redecilla de fibra vegetal, casi transparente, la recubre. Está claro que perteneció a un hada de bosque. No hace falta ser una experta para saberlo.

Se ve extremadamente frágil. Casi da miedo tocarla. Parece que se te va a deshacer en las manos.

Recuerdo bien la primera vez que la vi. Cuando la encontré entre las hojas de un libro prestado, quise robarla... Pero me pudo la conciencia (maldita traidora!)

La noche que devolví el libro, lo hice con ella entre sus páginas. Sin embargo, en mi cabeza la imagen seguía bien fija, rebotando, exigiendo atención.


- Chicos... ¿de quién es la hoja seca?


Pregunté prudente. Una no puede ir diciendo a un grupo de adultos racionales que dentro de un libro hay un trocito de hada. Son demasiados "serios" e inteligentes para creer en la magia, los cuentos y todas esas cosas que no pueden demostrar con su querida ciencia. ¡Menuda tontería querer entenderlo todo!


Tras mi pregunta los ojos de mis amigos me miraron sin entender.


- ¿Hoja? ¿Qué hoja?- Preguntaron las dos chicas.


El chico no dijo nada, sólo me miraba. Sonrió.


- Es mía.


Y en su sonrisa había algo más. Sus ojos decían "No disimules. Sé que tú también te has dado cuenta de que no es una simple hoja"

Y aún así me regaló ese pequeño tesoro. Y como tal lo guardo.

Sólo hay una cosa que me inquieta. ¿Puede vivir un hada sin una de sus 4 alillas?