jueves, 28 de febrero de 2008

A retazos.


Cuanto más he de esperar,

cuánto más he de buscar,

para poder encontrar

la luz que sé que hay en mí.

...


Cuando oigas a un niño preguntar

por qué el sol viene y se va,

dile que en esta vida no hay

luz sin oscuridad.

...


No eches raíces en un sitio, muévete

pues no eres un árbol, para eso tienes dos pies.

El hombre más sabio es el que sabe que su hogar

es tan grande como pueda imaginar.

...


El mejor día es en el que el alma tiene hambre y sed.


Danza del fuego. Mago de Oz.

jueves, 21 de febrero de 2008

De vuelta.


Estoy rara. Es lo que menos esperaba estar después del esperadísimo viaje, pero es como me siento. Incluso me sentí un poco así allí también. Creo que me falta ilusión y eso es rarísimo en mí.




El viaje fue muy bien, lo sé. Disfruté muchísimo y hubo momentos en los que hubiese parado el tiempo para siempre. Y eso es lo raro. Que a pesar de que todo fue genial, tuve uno o dos ratillos en los que no me sentía allí. Como si realmente no me importase tanto estar o no estar. Hubo dos momentos en los que me sentí defraudada (ninguno de los dos justificados) y aunque por un lado me puse triste, muy triste en uno de ellos, por otro me sentía más que triste, rara. Y siendo fiel a mi misma, comencé a comerme la moral con todo esto. Y quizás sigo con eso y es lo que hace que me falte un poquito de ilusión. No estoy mal, ni siquiera es un bajón, sólo es que me siento como si me faltara algo. Puede que sea lo lógico después de haber tenido las dos últimas semanas tan movidas y ahora me sienta estancada de nuevo. Quizás sea sólo que me canso de estar esperando por todo, por trabajo, por decisiones, por EL.




Y todo esto no es más que una tontería, porque hubo muchos ratos que me decían, me gritaban, que era EL el único capaz de hacerme sentir así, tranquila, feliz, completa. Como cuando preparamos la cena juntos, a ritmo de Compay Segundo y le enseñé como hacíamos en casa las "patatas rebujás con huevo". O cuando me senté en el sofá con él, en silencio, sólo sintiendonos. O cada madrugada, cuando se pegaba mucho a mi y me abrazaba a pesar de seguir dormido. Y las vueltas por la mañana, remoloneando antes de levantarnos. Las cosquillas. Los empujones para tirarme a la arena en la playa. O cuando volvíamos de noche de nuestra vuelta en bici, como tenía tantas ganas como yo de bajarnos de la bici y comprobar como de espeso era la capa de hielo de uno de los canales. (Estuvimos tirandole todo lo que pillabamos, jeje, como niños pequeños). O las dos horitas largas que estuvimos bailando salsa, bachata y merengue en un pub latino de su ciudad. Y verle disfrutar cada vez que intentaba hacerme algún pasito de los que se acordaba y nos salía bien (no eran muchas veces las que lo conseguíamos). O el masaje con sabor a chocolate.




No sé, no me entiendo. A pesar de todo esto y mucho más, solo estoy contenta a ratitos. Como ahora, que sonreía como una boba mientras me acordaba de esos ratillos. Quizás sea lo que dice Yaves, que la felicidad es una terrorista, y en cuanto quieres ver si te acompaña, se escapa corriendo la hijaputa. Escurridiza la tía, eh?




jueves, 14 de febrero de 2008

Me gustaría tener una imagen con la que ilustrar esta entrada

Nota: La foto es un regalo de Ñoco, me ha dado a elegir y yo he elegido esta. No quería que el post estuviera "huerfano" de foto, y ahí está. Una foto llena de esperanza. Porque la esperanza es roja, a que sí?

Semana de locos (o quizás sea año de locos, pero bueno). Llevo toda la semana pensando en escribir este post. Pero han sido muchas cosas las que he tenido que hacer esta semana y no he podido ponerme a escribirlo. De hecho no le puedo dedicar el tiempo que me gustaría pero no quería irme sin hacer, aunque solo sea, un adelanto. Mañana salgo de viaje, a ver a mi EL así que la semana que viene tendré mucho más sobre lo que escribir y no quiero que se acumulen las cosas.

Al grano. Este fin de semana, como ya os comenté, me fui a Madrid (en realidad a Segovia y después a Madrid, pero bueno). Ha sido un viaje genial. Me ha gustado muchísimo y ni siquiera sé porqué.

Comenzó con un viaje de 8 horas de autobús que esperaba que se me hicieran larguíiiisimas. Como compañero, Nelson, un chico de Paraguay que pasó el camino contandome cosas de su familia, de lo que echaba de menos aquello, de su vida aquí (lleva un año en España), de las dificultades. Historias de esas que te enternecen. Un chico tímido, de un pueblecito, que le asustaba un poco la vorágine de Madrid. Muy educado, muy cortés. Entre eso y los sueñecitos que me pegué, se me pasó el viaje rapidísimo.

A las 6.15 de la mañana llegué a Madrid. Me tomé un cola cao calentito para despejarme de tanto autobús y me dispuse a coger el metro. Si os acordais, dije que esta vez me atrevería a ir en metro sola (y no me perdí :p). Bajate en Principe Pío y de ahí para Segovia. De nuevo en bus. Mientras compraba el billete conocí a una señora, unos 50 años, que me contó como llevaba tres días de viaje en autobús desde su país, Rumanía. En ese momento pensé, vale, no me vuelvo a quejar de venir desde Cádiz en autobús. Quedaba hora y media de viaje hasta Segovia y a mi lado un señor de 70 años que hacía el camino Madrid-Segovia (ida y vuelta) todos los días.

El Sr. Trueba. Ganadero (creo), en su juventud mensajero-motorista (llevando telegramas) en el Palacio de Congresos y pastelero antes de eso. Tío los directores de cine David y Fernando Trueba. Y mil historias más que tenía guardadas en su memoria y que me iba regalando. ¿Ciertas? No lo sé. ¿Importa? A mi no. Me encantó escucharlas. Me contó historias de la ciudad, de la sublevación en 1808 y otras anteriores y posteriores. Pequeños secretos de Estado, probablemente creados en su imaginación y que me contaba con la ilusión de un niño que descubre algo nuevo. Y yo asentía sonriendo a ese viejecito correcto del que me dio pena despedirme.


- Si alguna vez pasa por Los Angeles de San Rafael y necesita algo, pregunte por el Sr. Trueba. Todos me conocen ahí, será un placer volverla a ver.


Y por fin llegué a Segovia. Y allí me esperaban todos. Una familia rancia de ideas y protectora al máximo (yaves es testigo de esto último) pero a la que quiero con locura y me encanta volver a ver (a pesar de que me salga sarpullido cada vez que veo la fotito de sus majestades los reyes, y no precisamente los magos, en el salón).

Y el domingo por la noche, en Alcobendas, en un hotel de lujo y la noche sola para pensar y relajarme. Relajarme hasta que a mis vecinos de habitación les dio por montar su pequeña orgía, que no veas los grititos que pegaba la muchacha que hasta con la tele puesta los escuche... Y yo desperdiciando una cama de 2m de ancho y una ducha de hidromasaje. Ay! que cruz!

A la mañana siguiente tocó hacer la entrevista. Primero una dinámica y después una entrevista personal. Y aunque al principio si estaba un poco nerviosa, pasados los primeros 5 minutos me encontraba comodísima. Hablando con tranquilidad (y lucidez, creo). Y no sé si me darán o no el trabajo, pero yo me sentí bien. Madura y capaz. Y me gustó.

Y como broche de oro al viajecito. Me encontré con yaves. La hice esperar media hora (odio llegar tarde. Lo siento, de verdad) pero es que la entrevista se alargó un montón y el metro tarda una barbaridad en cruzar todo Madrid. La vi, y la reconocí en cuanto asomó por las escaleras. Siempre dice que es tímida, pero miente. Es abierta y divertida. Me reí un montón y me hizo sentir muy cómoda. Es mi primera blogger a la que veo cara a cara, y aunque tenía muchas ganas, me daba miedo quedarme cortada. Pero con ella es imposible. Engancha de primeras. Lastima que solo tuvimos una horita larga para estar juntas y como dijo ella, que estemos tan lejos unos de otros. La próxima vez que vaya a Madrid la obligo a que me enseñe más de sus fotos.

Cuando me monté de nuevo en el autobus, de vuelta a casa, me sentía bien. Es curioso. Creo que ha sido una de las veces que más plena me he sentido. Quizás sea por moverme sola, por sentirme capaz. Por dejar de sentirme una paleta. Por sentirme independiente. No sé que habrá sido, pero el caso es que me pasé el viaje sonriendo sin motivo. Y me gusta. Me gusta poder disfrutar todas esas cosas. Sonreir y sentirme bien con tan poquito. Con una historia, con una cara nueva, con un miedo menos.

Me quedé con las ganas de pasear por el retiro y sentarme en un banco a leer mientras de lejos veo a un mimo o escucho la música de una estrella anónima. Eso sí, oí a un chico tocando el oboe en el metro. Me acerqué a dejarle dinero y me sonrió, dandome las gracias con un gesto de cabeza. Me quedé con las ganas de decirle que las gracias se las daba a él, por ponerle banda sonora a unos pasitos de mi vida.

Quizás todo esto no sean más que bobadas y yo sea un poco simple por disfrutar tanto con cosas así. Pero no me importa, soy así y ya está. Y este tipo de cosas solo soy capaz de contarosla a ustedes y a mi EL, que sonreía al escucharme tan contenta. Sé que sonreía a pesar del telefono, porque le cambia la voz cuando se le escapa la sonrisa y mira tierno. Después de año y medio he aprendido a distinguirle estas pequeñas reacciones.

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Y no me despido sin agradecer los dos premios que me llegaron ayer.

Yaves me regaló





Y me hizo mucha ilusión porque la acababa de conocer y tiene merito querer seguir dandome un premio después de conocerme. Antes todavía, pero después... :p


Y ayer mismo me cayó otro (qué día!). María (luna) me regaló




Y aunque yo no soy muy de seguir estas cosas, pero me hace mucha ilusión que la gente se acuerde de mi, pues voy a dar el premio a unos cuantos. No sigo reglas. Cada uno que se pille el regalo que más le guste de los dos, o los dos si quiere. Mis premiados son (tachan tachan tachan)

Mara, el hadita sevillana. Fue la que hizo que me cambiara de servidor y me encanta su ilusión por las cosas y sus ganas de ser niña. Y su pasión con Audrey.

Ángel, porque me encanta la soltura con la que escribe y como consigue que me parezcan entrañables su fotos pornográficas.

La sonrisa, porque cuenta las anecdotas como nadie y porque un día que estaba triste, se me pasó todo después de leer el simulacro de incendios en su empresa.

Kafrune, porque siempre tiene la palabra justa para cada uno de sus comentarios. Y porque siempre he sentido que me trataba como a una niña pequeña y eso me sigue gustando.

Y a Carlota, que no la tengo enlazada aún, pero me encanta su imaginación y el toque mágico que le da a todo. Porque si algún día soy madre me gustaría ser como yo creo que es ella.

Y se me olvidaba. A Nicolás, porque sus historias siempre me conmueven, y porque un día me dijo que contaba cuentos en el retiro.

Y no pongo más que me vuelvo pesada. A ver cual de ustedes tiene huevos de leerse el post del tirón. Me ha salido un post XXL.

Besitos!

martes, 5 de febrero de 2008

Viajes, entrevistas, familia y demás


Toca semana de estrés y viajes. El viernes por la noche cojo el autobus hacia Madrid. Tengo una entrevista de trabajo el lunes en Alcobendas, así que toca viajar.


Es la segunda fase del proceso de selección del BBVA, dinámica más entrevista. Cuando me dijeron que había pasado la primera lo primero que sentí fue pereza. Todo el jaleo que tenía que montar para una entrevista de trabajo que probablemente no pasaría. Luego pensé... Mmm! A lo mejor puedo conocer a apagoelsol y a sonrisa. (Son mis bloggers madrileñas favoritas) Eso me animó un poco. Luego me supo mal no avisar a mi familia y pensé... bueno si quieren bajar por Madrid, que se pasen a verme. Y les llamé, y ahora resulta que no voy a Madrid, que me han liado como siempre y voy para Segovia, paso el fin de semana con ellos y me llevan a Alcobendas. Así que me quedaré sin conocer a las bloggers (que rabia) porque el lunes todo el mundo curra y yo cojo el bus de vuelta a las 4 de la tarde.



Sé que voy a pasar buen fin de semana. Me llevo genial con mis tios y sobre todo mi prima Ana y su novio (tienen mi quinta) y seguro que me planean una marchita para el sabado noche. Además está esa loca bajita que se llama Paula y que tengo unas ganas de volver a ver y correr por todo el pasillo con ella hasta que mi tío diga YA VALE DE MONTAR ESCÁNDALO!!!! Y me eche la bulla por alterar a la pequeña. Y el sabado por la mañana, si me dejan, darme un paseo solita por el centro de Segovia y recordar...



A lo que iba, que me enrollo, sé que voy a pasar buen fin de semana, pero me sigue dando pereza, sobre todo porque me gustaría estar haciendo planes y centrada en mi viaje siguiente (el viernes siguiente estoy en HOLANDA!!) Mi visita a mi EL. Además siempre me pongo nerviosa para las entrevistas y me da rabia disfrazarme de ejecutiva cuando (aunque todos los pijos de mi familia les encante verme con traje) yo con lo que me siento comoda es con mis vaqueros anchos y mis jerseys largos.



Y también me pasa, que aunque me niegue a reconocerlo en voz alta, me siento una paleta moviendome sola por Madrid (o cualquier otra gran ciudad). Soy de un pueblo de 2000 hab y no he salido de aquí para casi nada. La ultima vez que fui a Segovia, de la Estación Sur hasta Principe Pio cogí un taxi en vez del metro. Esta vez me niego. No puede ser que me deje llevar por la inseguridad. Por eso aunque me da pereza, me alegro que me toquen viajes así. Quiero aprender a moverme sola por todos lados. El metro es fácil, ya me he movido por él y sé que es sencillo y que soy capaz de hacerlo, porqué me ataca la inseguridad, entonces? Mi irracionalidad, que anda ahí escondida esperando a pillarme desprevenida.



Después toca volver al curro 3 diitas y preparar el viaje a Holanda (ropa y demás que los billetes ya los tengo) y el viernes al medio día ya estoy allí. Y también tengo que preparar mi examen de Inglés que es el 19 y yo llego el 18 del viaje. Y las oposiciones, y...


Me estoy estresando... mejor vuelvo al curro. :p


PD: Apagoelsol, mandame un correo (si quieres, puedes y lo ves conveniente) con tu dirección de curro (es una tienda, no?) y si me da tiempo, paso a saludarte de camino a la estación de autobus. Creo que es lo máximo que me voy a poder permitir, pero si puedo me quito la curiosidad de verte.

viernes, 1 de febrero de 2008

Porque sí.


Te quiero porque consigues sacar de mí, sin proponertelo, las partes que más me gustan. Porque a tu lado quiero ser decidida, porque consigues que olvide miedos, porque de nuevo me ilusiono por todo. Leo más, escribo más, pinto más, por ti. Porque fomentas mis ganas de moverme, de no quedarme quieta, esperando. Porque haces que sueñe con más facilidad. Porque te gusta que saque la niña pequeña que sigue viviendo en mí. Porque hacía años que no me hacían cosquillas. Porque si me vendas los ojos, no siento miedo. Porque he vuelto a jugar. Porque haces que sea difícil sentirme ridícula. Porque le das la vuelta a todo para que me sienta bien. Porque se me corta la respiración cuando te colocas muy cerca y comienzas a acariciar muy despacio. Porque sentir el peso de tu cuerpo sobre mi es mi carga favorita. Porque nadie me había abrazado con todo el cuerpo, brazos y piernas. Porque oirte suspirar me agranda la sonrisa. Porque si me miras fijo y serio mientras recorres con las yemas de tus dedos mi rostro, siento una presión interior, la sensación de que mis costillas se han quedado pequeñas para dar cabida a mis pulmones y mi corazón. Porque lloro sin estar triste. Porque hasta echarte de menos es dulce. Porque te quiero, y ya está, porque sí.