lunes, 24 de septiembre de 2007

Volver a estudiar.


Llevo toda la semana intentando escribir para contar la novedad pero la cosa es cada vez más complicada. Este blog nunca ha tenido la pretensión, como el de fanático, de ser un blog diario o llegar a las 1000 entradas. Pero es que ahora se vuelve cada vez más dificil poder dedicarle tiempo. Y esto es debido a la novedad.

La novedad es que me he inscrito en una academia para prepararme las oposiciones de secundaria. Como ya os dije hace tiempo, me encanta dar clase. Me encantaría darlas en la universidad, por el ambiente y por las posibilidades que abre de investigación. Y, por supuesto, por el nivel del alumnado a la hora de impartir una materia. Como la universidad es inestable y hacerse un hueco requiere una paciencia infinita, una suerte que te cagas, o un enchufazo (o estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado) pues decidí que daría clase en Secundaria de Formación y Orientación Laboral (el Derecho del Trabajo me apasiona). Y cuando tuviese mi plaza, hacer el doctorado e intentar abrirme paso muy poco a poco en la universidad (si es que se terciaba la oportunidad).


Así que haciendo caso, por fin, a mis llamados vocacionales, en vez de entrar en un convento he decidido prepararme este año las oposiciones. Con el panorama que tengo ahora mismo la cosa está muy pero que muy complicada. Trabajo hasta las 7 de la tarde y cuando llego a casa de lo que menos ganas tengo es de seguir sentada y encerrada. Pero el que algo quiere algo le cuesta y me he decidido a sacar mínimo 2 horas seguidas sin que nada me interrumpa y estudiar unos 4 temas semanales. Además los lunes voy a la academia para que me orienten lo que supone pedir las tardes de los lunes en el curro (he dicho alguna vez que mi jefe es un solete?) y salir de casa a las 8 de la mañana para ir a currar y volver a las 11.30 de la noche de la academia. Con solo media hora para comer y 15 min para un café a las 6.30 de la tarde. El resto de días será menos catastrófico, pero también los voy a tener saturadillos para estar mis 2-3 horas estudiando, cenar y echar mi horita de charla con mi chico. Pero no importa. Si consigo organizarme, no es tan grave.(Mi hermana, la mayor, terminaba de currar a las 9 de la noche y se sacó las de primaria. Pero ella es caso a parte, tiene una fuerza de voluntad increíble y un aguante... Los viernes, quemada de todo el estrés de la semana, enfermaba. Le daban mareos, vomitaba y, a veces, hasta le subía fiebre. Y el sábado volvía a estudiar y por la noche, si no seguía con fiebre, se largaba de marcha... Es mi Diosa.)


Pues nada, todo este rollazo sólo para contaros que probablemente sólo escriba una vez en semana o incluso menos. Y aunque sigo leyendo todos los días mis 8 blogs favoritos, a los que estoy enganchadísima, a partir de ahora comentaré mucho menos. Voy a tener que desintoxicarme del mundo blogger. Espero que los ataques de mono no sean muy fuertes...

Un beso para todos y deseadme suerte, no para aprobar, sino para mantener mi buena voluntad actual.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Es la primera vez.

Es la primera vez que lloro por echarlo de menos. Sólo por echarlo de menos. Es cierto que el día que le toca irse después de estar unos días conmigo me pongo triste, pero nunca llego a desbordarme. La rememoración de los últimos momentos juntos consigue evitar que me hunda demasiado. Eso, y el que no quiera que él me vea triste por la partida. Intento hablar de lo bien que lo hemos pasado y de lo bien que lo pasaremos la siguiente vez. Cualquier cosa con tal de que lo que se lleve de mi sea una sonrisa, un beso largo y el calor de mis abrazos.
Otras veces he llorado por él. No es la primera vez que lloro, así, a secas. Es la primera vez que lloro por la falta que me hace. Otras veces me pongo mal porque siento que se aleja, porque me entra el miedo a que la historia se enfríe, porque me aterra que se harte de mi. Pero anoche no. Anoche no era miedo. Ni rabia. Anoche empecé a pensar en él, con la luz apagada y Fito sonando en el mp3. Empecé a pensar en la falta que me hacía su abrazo. Recordé la vez que hablando a través de internet, él me dijo "ven". Y yo no sabía a que se refería, y cuando le pregunté, sólo me dijo "nada, que me apetecía decirlo. Te echo de menos" Y pensé que yo quería decirle que me abrazara, sólo para oirle decir "no notas mis brazos? Ya te estoy abrazando." Y me eché a llorar. Lágrimas silenciosas al principio y sollozos ahogados después. Mi hermana duerme a mi lado, así que decidí salirme de la habitación para no despertarla (y que no hiciera preguntas). Lloré un rato en el baño, con la luz apagada. Cuando conseguí medio parar el río, con la angustia aún en el pecho, decidí llamarlo. Ya habíamos hablado y eran las 12.35 de un Domingo. Al tercer tono me cogió el telefono.

-¿Te he despertado?
-Que va, sigo trabajando, como siempre. Estoy intentando acabar una cosilla. ¿Estás bien?
-No
Y empezamos a hablar. Empezó a contarme cosas hasta que la angustia me desapareció. A los 20min de estar hablando le dije que ya se me había pasado. Que lo dejaba que terminase que se le hacía muy tarde. "Que importa media hora más que menos, si es lo mismo, mi niña" Y me dijo que me quería mucho. Y él no se puede imaginar lo que lo quiero yo a él.


viernes, 14 de septiembre de 2007

De madrugada.


Estoy aquí, alumbrandome con la luz del móvil y con mi cabeza llena de ideas. Mi cabeza llena de Ana, de su historia, pero sobre todo, de sus imágenes. Y como contraste, también, llena de ti. Necesito contarte lo que he visto, lo que me ha hecho sentir. Me encantaría que la vieses, me encantaría verte de verla. Ver lo que sientes y que me cuentes tus sensaciones.


No sé el porqué de esta necesidad de analizarla, analizarme y analizarte. Juntos. Quizás sea que me gustaría verte por dentro. Y que me veas por dentro. Quizás lo que quiero es viajar a tu subconsciente y al mío. Como el viaje de Ana. Puede que quiera abrir esa puerta dentro de mi cabeza y dentro de la tuya. O puede que lo que ocurra es que ya se haya entreabierto.
(El cuadro es de Ana Medem, es el único que he encontrado)

lunes, 10 de septiembre de 2007

Dulzura?


Al autor de un blog amigo (no sé como llamar a mis habituales) le ha sorprendido que considere dulces sus despertares. Y a sus despertares me refiero a la forma en que se despierta pensando en besar, abrazar y acariciar un cuerpo femenino. Ninguno en concreto o el de la chica con la que sueña ahora. No soy la única que lo considera así, hay otras habituales que han coincidido en que les gusta los deseos con los que se despierta. Y es normal, porque despertar con ese deseo de contacto físico, de sentir la suavidad del otro, es la parte más tierna de la pareja. Tambien puede ser la más salvaje o la más divertida, depende del animo con el que te despiertes, y cuando se mezclan las tres (ternura, salvajismo y diversión) puede convertirse en la mejor mañana de tu vida.

Personalmente me encanta esa sensación, cuando a pesar de la distancia lo siento cerca, y me encuentro medio dormida, rebujada entre las sábanas deseando tenerlo cerca. Y divagar en despertares pasados o imaginar despertares futuros, en los que recorrerle con la mirada y con las manos. Besarle ese trocito de piel suave y calida a mitad de camino entre la base del hombro y el lobulo de la oreja. Esconder mi cara en su cuello mientras el me besa y me acaricia, susurrandome los buenos días al oído. Y ¿porque no? hacer el amor, practicar sexo o follar, como querais llamarlo.

Mi despertar favorito no ha sido un desayuno en la cama, o una flor al lado de la almohada. Mi despertar favorito fue una madrugada que yo me levanté a beber agua y me volví a dormir. Al moverme en la cama, él pensó que yo estaba despierta, y medio dormido, se me abrazó por la espalda y empezó a acariciarme hasta que me arrancó de los brazos de morfeo. Despertarme con la certeza de que era todo para mi, eso sí es un buen despertar. Y si Angel se extraña de que nos parezca dulce, no lo entiendo. No creo ser tan rara.

A ver quien sigue con el día después de traer a mi memoria esos despertares.

Besos.

Sueño.

La pantalla del ordenador comienza a jugar conmigo. Está ahí. Nítida, con sus letrillas y sus imagenes. En un segundo se desdibuja. Parpadeo intentando romper el hechizo de este aparato. Tras abrir los párpados la silueta del ordenador vuelve a tomar su consistencia habitual. Unos segundos más tarde me la vuelve a jugar. Las mañanas que se pone así es imposible trabajar.
Venga. Volvamos a intentarlo. Dos minutos de semitranquilidad y... ¿Ahora desaparece? En su lugar, un agujero negro. Sólo oscuridad. Esta vez cuesta más volver a traerlo a mi vista.

Aquí está. De nuevo las letras y las imagenes. A ver cuanto se quedan sin hacerme ninguna trastada. ¡Qué dificil se hace trabajar con este sueño!

viernes, 7 de septiembre de 2007

Paseando.


Comenzamos a caminar. Desde el principio solos. Y era un paseo bonito, se estaba bien. A veces algún bache en el camino nos hacía tropezar, pero nada grave. Un día, casi sin darnos cuenta, nos encontramos otro par caminando a nuestro lado. Tras los primeros pasos pareció más fácil sobrellevar los tropezones siendo cuatro. Eran tan parecidos a nosotros, pero, a la vez, tan distintos. Y nos dimos cuenta. Eran unos pies a los que acompañar, unos pies hechos para acompañarnos. Unos pies en los que descansar.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Pesadillas.


De pequeña me decían que los sueños no se podían contar si querías que se cumplieran. Por extensión, decíamos que las pesadillas había que contarlas para que no se hicieran realidad. Y eso es lo que me trae aquí. En lo que va de semana he tenido tres pesadillas relacionadas con lo mismo. Podéis tachadme de supersticiosa, pero creer en la magia tiene estas consecuencias, así que me dispongo a contarlas para que se alejen de mi estos malos augurios. Todas tienen relación con ÉL.


La primera pesadilla la tuve el lunes por la noche. Para que entendais ésta tengo que poneros en antecedentes. Él y yo tenemos una amiga común, a la que debemos sino la presentación, si el habernos hecho más amigos. Él pasó su adolescencia colado por sus huesos (según él no fue para tanto, y como dice siempre, de eso hace mucho) y a ella también le ha gustado él bastante. En su día ella lo rechazó pero siguieron siendo buenos amigos. Después ella se echó novio, con el que sigue desde hace 6 años y él se pilló por otras. Pero el problema está que en que ella siempre le ha gustado considerarlo a él como suyo. Siempre le ha llamado su "preten" (su pretendiente, una horterada, lo sé) y nunca ha dejado de pensar que cuando quisiera lo podría volver a tener. Esto ha hecho que yo, enamorada de él desde el principio, siempre compaginase mi amistad con esta chica con unos increibles celos.


Después de que ella supiese que nosotros estabamos juntos, le dio un ataque de celos a ella. Y empezó a molestarse con facilidad y a comportarse como si yo le hubiese quitado algo. No era tan descarada, pero se enfadaba por tonterías. Mis celos con ella fueron un problema al principio pero a él le conté (solo parte, no quise que supiese como se dirigía ella a él) lo que me pasaba y él me tranquilizó muchísimo.


Se me pasaron los celos. Pero el lunes, después de pasar todo el día juntos lejos de casa y los conocidos (fue estupendo) quedamos con ella y con dos amigos de él para que se despidiesen. Pero era muy tarde y yo quería estar un poco en casa, así que le dije que fuera él que yo no me quería acostar de madrugada. Lo dije sincera, pero cuando llegué a casa y me duché, comencé a querer estar allí, no quería darle ese triunfo a ella. Sé que es una estupidez y de hecho me controlé y no los llamé para irme con ellos. Esa noche tuve mi primera pesadilla. Estabamos los tres (creo que había más gente pero no recuerdo bien) y él le prestaba más atención a ella. Y él se mostraba cansado de mi. Hastiado.


Anoche fue la segunda pesadilla. Se volvió a repetir la situación anterior. Quizás las circunstancias fueran distintas pero la esencia la misma. El harto de mi y ella en medio de los dos. Me desperté de ambas pesadillas sobresaltada y triste. Pero se me pasó enseguida. En cuanto me paré a repasar la realidad y vi que no tenía derecho a sentir celos. Cogí a mi brujita de peluche (me la regaló él) y me volví a dormir abrazada a ella.


Sorpresa. En cuanto cerré los ojos, una nueva pesadilla. Esta vez no aparecía la chica. Esta vez simplemente yo no lo encontraba a él. Habíamos quedado y él no llegaba. Y en mi pecho la misma sensación, el alejamiento de él.


Me levanté pensando lo retorcida que puedo ser. Estamos mejor que nunca. Me ha dicho y me ha demostrado que me quiere. Se ha marcado un detallazo regalandome un libro por el que estoy loca desde hace años pero que nunca había conseguido animarme a comprar porque era caro. Además que estas vacaciones casi no hemos salido con ella y las veces que hemos quedado han sido todas iniciativa mía (me pone celosa, vale, pero en realidad es muy buena chica. Sé que soy contradictoria, pero es mi amiga y la quiero. Eso no quita que tengamos un poco de competencia por él). Y ahora, ya sentada delante del ordenador, he hecho un repaso por las dos semanas juntos. Por cada momento, por cada una de sus caricias, de sus susurros y de sus miradas y he llegado a la conclusión de que soy tonta. Tontísima, por sentirme así. Y he pensado que quizás el motivo de las pesadillas no sean los celos sino una forma de exteriorizar la forma en que su alejamiento físico(el martes volvió a irse a su casa, de nuevo 3000Km entre nosotros) me afecta. Supongo que es una forma más de echarlo de menos.


Pues nada, roto el maleficio de las pesadillas no contadas, puedo seguir con mi vida normal. Si hay algún interprete de sueños, que avise, que le doy más detalles para que me psicoanalice.


Besos para mis confidentes.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Desconectada.


Pues eso, que llevo una semana que paso poco por el mundo bloguero. Lo justo para hacer unas visitillas a los habituales y poco más. Y no. Al contrario del resto de blogs cerrados por vacaciones, yo sigo en el curro. Pero bueno, el que sí está de vacaciones es ÉL, y eso significa que mi tiempo libre se lo dedico. E incluso el tiempo que no es libre,cuando puedo,también.

No es que esté haciendo grandes cosas. Hasta ahora salvo alguna cena en algún pueblo cercano, un concierto y alguna feria, no hemos hecho más. Pero salimos todas las noches, y algún día ha caido una tarde de playita.

Los mejores planes han sido una noche que estuvimos viendo Chocolat y poniendonos púos de chocolate de todas clases, la noche del concierto y el sabado por la noche, que le preparé una cena-picnic en las ruinas de una fortaleza árabe que hay a 20 km de mi casa. Esos son los planes que oficialmente llaman más la atención. Pero en realidad, yo me quedo con cualquier noche de las que hemos pasado juntos, dando paseos o sentados en cualquier lugar, dejando que el tiempo cambie de consistencia. Dejando que pasen horas en minutos. Definitivamente ese ha sido mi peor aliado de estos días. Como pueden haber pasado tan rápido los días y dentro de los días las horas. Un buen ejemplo, el domingo noche. Pasé todo el día sin verlo y por la noche me acerqué 10 min por su zona para hacerle una mini-visita, sólo unos minutos y dejarlo que trabajase. Llegué a las 10.45 y nuestros minutos volvieron a tomar su propia consistencia. La primera vez que miramos el reloj eran las 12.35. Ups, me voy a tener que ir... La segunda la 1.45... Ahora sí me voy... Toca despedirse... 2.10. Es así, con él es inevitable pasar del reloj, porque éste me juega malas pasadas.

Así que eso es lo que me ha pasado estos días. Que entre ratitos robados a una cosa y ratitos robados a otras, no he pasado por aquí. Como decía un amigo, "Probablemente me encuentre demasiado ocupado en vivir". Supongo que esta semana ya me tendréis de habitual de nuevo porque esta tarde lo llevo al aeropuerto. No os sorprendais si después de uno o dos post cargados de optimismo por los recuerdos, vengan los post depresivos... Se me va a hacer muy largo este tiempo sin él. Es demasiado fácil acostumbrarse a pasar todos los días viendolo y oyendo sus susurros en mi oido. Pero no hay más remedio. Intentaré ocupar mi tiempo los suficiente para intentar que el reloj corra rápido.

Un saludo a todos.