jueves, 22 de noviembre de 2007

Gotas.


Hace frío, y está cayendo con ganas. Pienso mientras me coloco el abrigo y miro por la ventana las gotas de agua salpicar en la chapa del coche que está aparcado justo delante. A casa hay unos 10 minutos, 5 si voy deprisa, pero me voy a empapar. No tengo aquí ni el coche ni el paraguas. Descarto la idea de pedirle a mi compañero que me lleve. Está en algo parecido a una reunión. Otra idea cruza mi cabeza. Cojo el móvil y marco. En la pantalla aparece el nombre de mi hermana pero antes del primer tono cuelgo. Vuelvo a mirar la lluvia, esta vez de pie, con el abrigo puesto y junto a la puerta abierta.


Es de los primeros días de agua del año. Con el abrigo el frío se me ha pasado. ¿Cuánto hace que no me doy el gustazo de caminar bajo la lluvia?

Comienzo a comportarme como una persona sensata y eso a veces me molesta. Corriendo llegaré en unos 5 minutos, la idea se me acaba de pasar por la cabeza. Salgo con intenciones de correr hacia casa. A cada paso, mi ritmo se ralentiza. Sonrío al darme cuenta. Del trotecillo cutre pasó a caminar precipitado y de ahí a un andar sosegado, tipo paseo. La gente en sus coches o embutidos en abrigos o paraguas me mira curiosa. Y no solo es por mi lento caminar, sino por mi sonrisa.

Respiro hondo disfrutando de la sensación, es casi un suspiro. Me concentro en las sensaciones. Las gotas de agua fresquitas salpicando en el rostro. Dejando un rastro a su paso. Es el sentido del tacto desarrollado. Un ligero golpe, un punto de frialdad sobre la piel y el surco del agua corriendo de la frente hacia la nariz, de la nariz a la boca, de la mejilla a la barbilla. Esa sensación multiplicada por cientos de gotas que hacen el mismo recorrido. El pelo empapado ya, con esa humedad pesada que hace que se pegue más al rostro.

El viento ayuda a acrecentar sensaciones. Una racha un poco más fuerte hace que las gotas jueguen con mi visión. Parpadeo un poco, divertida. El clima me regala unos minutos de juego. La perspectiva posterior hace más agradable el peculiar paseo. Llegar a la casa vacía e ir directa hacia la ducha. Despojarme de las ropas mojadas y hacer que el agua, esta vez muy caliente, calme el frío de mis manos y de mis pies empapados.

5 comentarios:

Angel dijo...

Es una de las mejores sensaciones que uno puede tener. En mi caso el problema que tengo son las gafas, las gotas impiden que pueda ver, y quitármelas no es ninguna solución todo lo contrario jejejejee. Disfruta de los días de lluvia, que por allí, si no me equivoco, pocos días ahi de estos.

Unknown dijo...

Que razón tienes, pensé el otro día en ir sin paragias, pero diluviaba y como estaba trabajando no era plan de llegar empapada.

besos

Unknown dijo...

Paragias=Paraguas

Nicolás dijo...

que buen momento, que bueon que te dejaras llevar... que disfrutaras de esa sensacion libre, sola tú y las gotas de lluvia nada ni nadie puede romper ese momento es como una conjuncion, y solo faltaba que el tiempo se detuviera...

y luego la sensacion del agua caliente por la piel

besos y enhorabuena por saltar a la vida

Anónimo dijo...

Angel: Pues la verdad es que últimamente no llueve mucho. De todos modos mi zona es de las más lluviosas de Andalucía (pero casi sin inundaciones, eh). Aunque he de reconocer que la sensación de bienestar no era tanto por la lluvia como por dejarme llevar.

María (luna): Yo tenía la ventaja de que llegaba directa a casa. Por eso podía permitirme ese lujo.

Nicolás: Pues sí. La sensación de disfrutar de cosas pequeñas me encanta. Hacer grande algo que otros no le dan importancia. Me acabas de recordar un relato de Cortázar. Voy a colgaroslo.

Besazos a todos.