miércoles, 9 de noviembre de 2011

Anoche hablé con él a través de facebook. Y me dormí sonriendo mientras imaginaba que me abrazaba por la espalda. Y tengo más ganas que nunca de caer en la tentación y olvidarme de lo que será y lo que dolerá después. De olvidarme de que no busca una relación y de que la distancia de su casa a la mía se mide en aeropuertos. De vivir el presente aún conociendome. Aún sabiendo que esto me va a bloquear. Me "inhabilitará" por un tiempo para pensar en pegar los trocitos de mi vida que siguen teniendo huecos. Y pienso, ¡qué más da! Llevo un mes con menos energía, en parte, por la decisión de no volver a verlo. Además, sigo pensando, no me voy a enamorar de él. Sé que no es el candidato a convertirse en mi EL. O creo saber, que eso nunca se sabe. Y me acuerdo de la frase de Amelie "usted no tiene los huesos de cristal". Y es verdad. Puedo soportar los golpes de la vida. Este tipo de golpes, al menos. Y en ese momento de convencimiento puro, me sale una sonrisa. La tentación me vence... ...durante unos segundos...