jueves, 21 de febrero de 2008

De vuelta.


Estoy rara. Es lo que menos esperaba estar después del esperadísimo viaje, pero es como me siento. Incluso me sentí un poco así allí también. Creo que me falta ilusión y eso es rarísimo en mí.




El viaje fue muy bien, lo sé. Disfruté muchísimo y hubo momentos en los que hubiese parado el tiempo para siempre. Y eso es lo raro. Que a pesar de que todo fue genial, tuve uno o dos ratillos en los que no me sentía allí. Como si realmente no me importase tanto estar o no estar. Hubo dos momentos en los que me sentí defraudada (ninguno de los dos justificados) y aunque por un lado me puse triste, muy triste en uno de ellos, por otro me sentía más que triste, rara. Y siendo fiel a mi misma, comencé a comerme la moral con todo esto. Y quizás sigo con eso y es lo que hace que me falte un poquito de ilusión. No estoy mal, ni siquiera es un bajón, sólo es que me siento como si me faltara algo. Puede que sea lo lógico después de haber tenido las dos últimas semanas tan movidas y ahora me sienta estancada de nuevo. Quizás sea sólo que me canso de estar esperando por todo, por trabajo, por decisiones, por EL.




Y todo esto no es más que una tontería, porque hubo muchos ratos que me decían, me gritaban, que era EL el único capaz de hacerme sentir así, tranquila, feliz, completa. Como cuando preparamos la cena juntos, a ritmo de Compay Segundo y le enseñé como hacíamos en casa las "patatas rebujás con huevo". O cuando me senté en el sofá con él, en silencio, sólo sintiendonos. O cada madrugada, cuando se pegaba mucho a mi y me abrazaba a pesar de seguir dormido. Y las vueltas por la mañana, remoloneando antes de levantarnos. Las cosquillas. Los empujones para tirarme a la arena en la playa. O cuando volvíamos de noche de nuestra vuelta en bici, como tenía tantas ganas como yo de bajarnos de la bici y comprobar como de espeso era la capa de hielo de uno de los canales. (Estuvimos tirandole todo lo que pillabamos, jeje, como niños pequeños). O las dos horitas largas que estuvimos bailando salsa, bachata y merengue en un pub latino de su ciudad. Y verle disfrutar cada vez que intentaba hacerme algún pasito de los que se acordaba y nos salía bien (no eran muchas veces las que lo conseguíamos). O el masaje con sabor a chocolate.




No sé, no me entiendo. A pesar de todo esto y mucho más, solo estoy contenta a ratitos. Como ahora, que sonreía como una boba mientras me acordaba de esos ratillos. Quizás sea lo que dice Yaves, que la felicidad es una terrorista, y en cuanto quieres ver si te acompaña, se escapa corriendo la hijaputa. Escurridiza la tía, eh?




8 comentarios:

kafrune dijo...

Niña:
A pesar de que hablas de cosas que añoras, te imagino escribiendo esto con una sonrisa, a veces la frelicidad consta de pequeños momentos, de pequeñas actitudes que duran una fracccion de tiempo, pero que entibian el alma de por vida.
Yo soy una persona que vive de evocacion en evocacion, pero las tristezas de algunas ausencias son provocadas por el recuerdo de gratos momentos, y esos niña no los cambio por mas que de a ratos me roben una lagrima.
Besos y que estes bien

Anónimo dijo...

Se cómo te sientes, son épocas en las que te sientes desganada con todo, paciencia, se te pasará..y a la felicidad ya la conocemos, es una esquiva, mejor no preguntarnos si la tenemos para qno se nos escape.

bessos

Anónimo dijo...

Kafrune: Pues sí, yo puedo pasar los ratos de echar de menos si tengo buenos momentos que recordar. Pero es que no es eso. Es apatía. Y eso me asusta. No es lo habitual en mi.

yaves: Sí, creo que es eso. Desgana. Pero lo que no entiendo es que la provoca. Y necesito saberlo. Yo siempre necesito saber.

Besillos.

Angel dijo...

Probablemente sea porque estuviste poco tiempo, quizas pensabas mas en que pronto ibas a volver y eso no te dejo disfrutar plenamente y te sentistes algo triste. Te debiste sentir rara, al estar triste y no entenderlo por que estabas donde querías estar. Otro problema es que las cosas no evolucionen. Quizas haga falta un empujoncito. La desgana como dice yaves a veces lo provoca que las cosas sigan siempre igual, y al final eso cansa de una manera u otra.
Por cierto me alegro de tu vuelta del viaje. Bienvenida!!!!!!!!!!

Mara dijo...

yo creo que a todos nos ha pasado eso. Nos sentimos raros, vacíos, tristes y, por contra, no tenemos ningún montivo "real" para estar así. No sé, será porque somos humanos y, por tanto, egoístas, y nuestras expectativas no se cumplen todo el tiempo. Porque esperamos inúltilmente más de esa persona que, aunque nos lo da todo, también es humano... No sé pequeña, a mi tb me cansa esperar. Será eso? que según estabas allí te dabas cuenta de que ahora tocaba esperar otra vez? No sé. No terminamos de disfrutar de una cosa cuando ya estamos pensando en la siguiente pega...
En fin, tú quédate con lo bueno.
Un beso muy grande bonita!

Patricia dijo...

Lo que nos pasa cuando nos sentimos así es (creo) que desearíamos parar el tiempo en esos momentos felices... pero como la felicidad dura un momento y el tiempo es imparable, no podemos. Y entonces te sientes como si te faltara ilusión, pero lo que en realidad de falta son esos ratitos, que son insustituibles... No te preocupes, pequeña gran mujer, esos momentos se van, pero vienen otros que también te harán feliz. Por eso tu sentimiento de hoy es temporal. Mañana te sentirás mejor.. quizá ya en este instante te sentirás mejor ;)

Un besilloooo!

Carlota dijo...

Quédate con todo eso bueno y piensa que vendran más momentos así, no dejes que la tristeza por su finitud te embargue. Animo, guapa. Me alegro que lo pasaras tan bien.

Anónimo dijo...

Angel: No sé. Supongo que en parte también puede ser eso, el pensar lo poquito que iba a durar el viaje. Y lo del estancamiento de la situación. Soy yo la que tengo que tomar la decisión de irme, el solo está esperando que yo me sienta preparada. No sé, no sé.

Mara: Eso sé que influye. Deseos no cumplidos. Cosas que esperas y no tienes. Pero no lo sé. No es nada nuevo, lo que no tengo es lo que sé que no voy a tener. Los detalles que me faltan casi desde el principio. De hecho, por mi necesidad de atención, está más pendiente ultimamente. No sé nena, no sé.

La sonrisa: Pues sí, ya me siento mejor. Sigo un poco apatica a ratillos, pero ya se me va pasando.

Carlota: Estoy demasiado acostumbrada a la finitud. Llevo año y medio así, con escapadas de fin de semana cada mes y medio o dos meses y un poquito más de suerte en Navidad y Verano. Que se le va a hacer!!

Besos para todos.