sábado, 24 de enero de 2009

Psicoanalizandome. Otra vez.

Estoy desequilibrada. Y no me refiero a que esté loca, que eso siempre lo he estado un poco y no es una novedad. Me refiero a que estoy "vitalmente" desequilibrada. No tengo ni puta idea de psicología y no sé que nombre ponerle así que mejor me explico. Siempre me ha gustado pensar que soy una persona activa y con inquietudes. Es decir, me gusta cuando tengo muchas cosas que hacer, aunque cuando las tengo siempre voy dejandolo todo para el último momento y sueño con una tarde de sofá y tele. Así que se puede decir que soy floja pero por orgullo me convierto en activa. Una que es contradictoria. El caso es que desde que acabé con las oposiciones y dejé de tener trabajo me he vuelto la persona más pasiva del mundo. Al principio necesitaba descanso, después estaba perdida y así me he ido dejando guiar por la inercia y me he ido asentando en esta inactividad que me está amargando (literalmente).

Hoy he salido a andar con mi padre. Estaba lloviendo un poco, chispeando que decimos por aquí. Cuando ando no hablo, solo pienso. Mi mente divaga entre lo que me rodea (paisaje, sensaciones...) y lo que me preocupa, las cosas del día, del mes, de mi vida. Y supongo que estaría haciendo repaso de mi vida, de mis días de estar contenta conmigo y con lo que hacía, y me di cuenta de una cosa. Siempre he querido sacar tiempo para muchas cosas. Para muchísimas cosas que se suponen que me gustaban pero no lo conseguía. Para pintar, para escribir, para estudiar, hasta para hacer deporte. Y ahora, ahora no hago más que quejarme de que no tengo trabajo y de que estoy harta de pasar el día en casa, entre tareas y la nada más profunda (que es en lo que se convierten mis tardes frente al televisor). Pero, ¿porqué coño no estoy haciendo todas esas cosas que siempre quiero? ¿Porqué carajo no disfruto de la ventaja que es tener todo el tiempo libre del mundo para mi?

Es verdad que sí estoy pintando algunas tardes y que intento (al menos planeo) ponerme a estudiar aunque casi siempre se me pasa el tiempo sin que realmente haga mucho. Y el problema puede ser algo de lo que me averguenzo sobremanera, y qué solo aquí me atrevería a reconocer. Me he hecho adicta a la tele. Paso horas frente a ella. Incluso cuando me pongo a pintar o a escribir (hasta hace unas lineas, concretamente) estaba en el salón con la television encendida. Y eso me amuerma. Me vuelve pasiva. Y, encima, me da dolor de cabeza, que ultimamente no se me quita. Así que he apagado la tele y he decidido ponerme un horario y hacer las cosas fuera del salón. En el cuarto de estudio en el que siempre he tenido mi rinconcito para poner música y evadirme.

A ver si de una puta vez consigo cambiar mis ritmos y aprovecho mis meses sabaticos.

Besos para todos

4 comentarios:

Becaria dijo...

Pues haces muy bien en marcarte un horario y unas pautas... y aprovecha todo lo que puedas hacer ahora... que luego vienen otras responsabilidades y ni te acuerdas de toooodo lo que querías hacer!!!!

La tele... ainssss cada día que pasa estoy más contenta de no verla....

Besitos!!!

Anónimo dijo...

Es muy buena solución, además que la tele es un rollo, soo un murmullo de fondo, mejor tener musiquita que inspiré..yo lo prefiero para pintar.

bessetes

Angel dijo...

Aprovechate de este tiempo sabático, y bueno eso pasa cuanto menos haces menos ganas tienes de hacer algo... Y de la tele ya, mejor no hablemos ufff...

Alex dijo...

La inercia es muy mala. A mi también, en algunas ocasiones, se empeña en organizarme la vida. Intento no dejarle que lo haga, pero a veces me gana.

Probablemente necesites unas dosis de adrenalina extra. Te sugiero que hagas algo emocionante, que te haga sentir viva y capaz de todo. Es el mejor revulsivo para dejar atrás a la apatía. Yo trato, de vez en cuando, de hacer algo que me acelere el pulso. Así, día a día, puedo tener la tele horas y horas encendida, sin apenas volver la cabeza para mirarla.

Besos y abrazos, de otro desequilibrado equilibrista de la cotidianidad.