
Como siempre, voy a hacer caso a una petición de Mara y voy a contar donde me he perdido para tener que encontrarme.
En septiembre de 2007 tomé una decisión que me costó asumir. Decidí prepararme las oposiciones de Secundaria, especialidad, Formación y Orientación Laboral. Siempre he querido dar clase, es lo que más me ha motivado. Bueno, dar clase y escribir, pero para lo segundo no tengo aptitudes y para lo primero sí. Por esas fechas estaba trabajando pero pensaba que en un par de meses se acabaría mi contrato. Además tenía (y tengo) un EL viviendo a 3000 Km y muchos sueños en la maleta. Tenía que decidir que hacer. Vivir alguno de esos sueños, buscando "aventura" o mejor dicho experiencias siguiendolo a EL, buscar esas experiencias individualmente, irme fuera de España, quedarme dentro buscando una prueba para mis aptitudes o comenzar de una vez el camino que sabía que tarde o temprano comenzaría. Decidí la última opción, mitad por convicción, mitad por cobardía o comodidad. Esa opción era estudiar para las oposiciones.
Al principio me costó. Me asustaba lo que yo consideraba cerrar puertas, y a la vez sabía que era lo que quería para mi futuro. Y sobre todo, me aterraba que el paso que daba, que dí, supusiera alejarme de EL. Me encerraba en Andalucía.
Al final me acabé convenciendo. Es lo que siempre he querido, y comencé a ver las puertas que me abría ser funcionaria con estabilidad y mucho tiempo libre. Recordé ese doctorado que está esperando que tenga dinero y tiempo para costearmelo y busqué las opciones de movilidad que se me permitían. Me gustó la idea. Y volví a dirigir mis sueños hacia un destino concreto.
Pasé meses culpandome por no dedicarle más tiempo a las oposiciones, a la vez que mantuve mis clases de Inglés para que no se siguieran cerrando puertas. Y por supuesto, seguí trabajando. Me convencía cada día que este año solo iba a probar suerte en el examen. Sabía que era muy difícil y que no disponía del tiempo necesario. Creí estar convencida. Un año de prueba y dentro de dos las oposiciones son mías. Eso me decía cada vez.
Abril, Mayo y Junio los dediqué por completo a las oposiciones. Pasaba todo el tiempo que tenía encerrada intentando aprovechar al máximo. Tenía una meta concreta. Y llegaron los examenes y llegó el momento de ver las notas. Y suspendí. Y me dolió no dar la talla. Mucho. Pero es algo con lo que sé lidiar. Después de dos o tres días de confusión llegó el otro problema, el otro sentimiento.
Y ahora? ¿Que hacía? Mi futuro volvía a ser una hoja en blanco. Ese es mi problema. Necesito una meta concreta y encontrar el camino como alcanzarla. Algo concreto entorno a lo que organizar mi vida. Me he sentido perdida. Ahora se ha pasado el miedo del primer momento, pero sigo sin saber como seguir avanzando. Necesito volver a ilusionarme. Esa es la única forma de encontrarme que conozco.